“El país de hoy no
se diferencia al del pasado. Relativamente no hay mucha diferencia, sólo han
cambiado los personajes detrás de una gran palabra: Democracia. Hay
conocimiento, lo que no hay es aplicación de ese conocimiento; no se está
preparando para vivir a plenitud con honestidad. Yo no estoy satisfecho, como
no lo está el resto de los panameños.”
Félix A. Dormoi B.
Hace mucho tiempo leí que la historia humana es una especie
de secuencia cíclica de tres tipos de poderes: teocrático, autocrático y democrático.
En la teocracia los representantes de Dios ejercen el poder en su nombre y la
ciencia no tiene mayor cabida; en una autocracia una minoría, en nombre de su
causa justa, cualquiera que esa sea, que incluso puede ser la misma democracia,
ejerce el poder y la ciencia sólo es tomada en cuenta mientras sirva para
sostener el poder de los dictadores; en una democracia los ciudadanos ejercen
el poder en nombre de su propia soberanía y el uso del método científico
debería ser obligatorio al momento de tomar decisiones.
Pienso que estamos adentrándonos en una nueva era
teocrática. Y no me refiero sólo al crecimiento del Islam. El mundo cada día es
más religioso. Las religiones tradicionales, aunque parecen estar en pleno
retroceso, en realidad se están radicalizando. Y los baches dejados por ellas
los están llenando nuevas formas de pensamiento mágico. Obviamente, eso
significa menos respeto a las instituciones democráticas, menos tolerancia a
las opiniones disidentes. ¿Será que ya en Occidente, en secreto, se está
reuniendo la leña para las hogueras?
Quizás me repliques diciendo que en Europa y en el
resto del primer mundo el cristianismo está en franca retirada. ¿Sí? ¿Recuerdas
que el hoy San Juan Pablo II fue pieza esencial en la derrota del bloque
socialista en la Guerra Fría? ¿Que Benedicto XVI definió a Europa como
cristiana y que ningún jefe de estado europeo lo contradijo? ¿Te atreverías a
negar que el actual Papa Francisco sea una fuerte corriente de opinión mundial?
Te recuerdo que en nombre de Dios George W. Bush le declaró la guerra a Afganistán
y que Mel Gibson, en el estreno de su película La Pasión de Cristo, declaró ser
católico fundamentalista.
Ojalá y la fuerza de la negación no te cierre los ojos y así puedas
ver lo que pasa en el planeta. Y el planeta incluye tu pequeño entorno. En el
colegio secundario donde laboro, me percato como los estudiantes cristianos me
miran con condescendencia al momento de explicar temas como la evolución y la
biotecnología genética. A veces tengo la sensación que contestan mis preguntas con
lo que suponen yo quiero escuchar. ¡Y eso es terrible! Una vez metí la pata,
pero hasta el fondo; una chica dice en el salón que los homosexuales no
entrarán al cielo, le digo que si la Biblia maldice a los homosexuales, también
la obliga a ella a someterse a los varones; desde ese día es mucho más dócil a
la voluntad de su novio.
Temo que el pensamiento mágico no se agota en las religiones
tradicionales. Temo que está infiltrado en otras actividades que deberían tener
otros fundamentos. ¿Han escuchado a un vendedor de esos productos nutricionales
que maravillosamente tienen efectos positivos en la salud? ¿Lo han escuchado
discutir con otro vendedor de otra marca de tales productos? ¿O a un defensor
de la omnipresencia y omnipotencia de las fuerzas mercantiles renegar de la
evidencia que señala la manipulación que realizan las corporaciones sobre la
economía mundial? ¿De como guarda silencio cuando se mencionan los sobornos,
chantajes y actos violentos consumados por las potencias económicas y militares
del mundo sobre los países más débiles?
Conocer algo es relacionarse con ese algo. En la ciencia tal relación
está cimentada en el estudio de los hechos verificables y la magia, por el
contrario, se asienta en las creencias. Creer en la existencia de Dios, es una
creencia. Creer en la inexistencia de Dios, es una creencia. Creer en un
comprimido con efectos asombrosos, es una creencia. Creer en la omnisciencia
del mercado, es una creencia. ¡Y las creencias no necesitan ni pruebas ni
evidencia, les basta el hechizo que ocurre en la mente del creyente!
¿Quieres hacer un experimento? Poco antes de un juego de la Selección
Nacional de Fútbol haz una encuesta sobre cuales van a ser los resultados del partido.
Y escucha las respuestas. He escuchado cosas como: ¡Hay que creer! ¡El que no
cree no es panameño! ¿Por qué tales argumentos? ¡Por preferir pensar mágica y
no científicamente!
Si esto sigue así, si seguimos rumbo a la teocracia, al mundo de la
verdad única, prácticas despreciables como el racismo, la xenofobia, el
machismo y otras porquerías parecidas destruirán la civilización tal y como la
conocemos hoy. Estos vicios en más de una ocasión histórica se han disfrazado
de defensores de la fe verdadera, para así impunemente agredir a sus víctimas,
para difundir el odio con toda libertad, para regresarnos a la barbarie.
Sea en nombre de Dios o del mercado los equivocados, según los fanáticos,
serán extinguidos. ¿Y quiénes son los equivocados? Los que piensen diferentes.
En una democracia la diversidad de pensamiento es esencial, pues mientras más respuestas
se presenten a la hora de resolver un problema, más posibilidades habrá de que
el consenso efectivamente solucione el inconveniente. En una teocracia el
enemigo no es un autócrata, es un demócrata.
En el estado democrático la ciencia debe ser la principal herramienta
usada en la administración de la cosa pública. ¿Por qué? Porque si en la
democracia conviven múltiples visiones de como ha de ser la sociedad, se hace
necesario un método que nos conecte lo mejor posible a la cambiante realidad,
que nos permita discernir cual es la acción que más nos conviene en un momento
dado, cual la mejor estrategia.
Desconocer las evidencias recogidas por las ciencias siempre tendrá
graves consecuencias para las democracias. ¿Por qué hay crisis ambiental? Por
renegar de los estudios biológicos que nos enseñan como funciona un ecosistema.
¿Por qué cada día aumenta el número de neuróticos en las calles? Por renegar de
los estudios psicológicos que nos dicen que nacemos seres humanos, pero que
tenemos que hacer el esfuerzo necesario para crecer y convertirnos en personas
humanas. ¿Por qué hay crisis social? Por renegar de lo que ya han probado ha
saciedad las ciencias políticas: si no eres parte de la solución, eres parte
del problema. Las autocracias se pueden dar el lujo de repudiar los estudios
científicos, total en ellas sólo importa el bienestar de los tiranos. A las
teocracias no les interesa el tema, total, al final Dios velará por el
bienestar de la sociedad y si no lo hace por toda la población, lo hará por lo
menos por sus vicarios.
¿Por qué la democracia debe tener su sostén en la
ciencia? La ciencia estudia
a la realidad, aquello que está fuera de nuestra mente y que para no ser
traicionados por ella, nuestra mente, a la hora de interpretarla a ella, la
realidad, debemos realizar las mejores observaciones posibles, preguntarnos
sobre lo observado, proponer posibles respuestas, comprobarlas, sacar conclusiones.
Un régimen democrático para ser sano debe basar sus planes de gobierno en
dichas conclusiones.
¿Por qué la democracia históricamente termina siendo
sólo un lindo discurso? Porque sus planes de gobierno olvidan el método
científico y se fundamentan en las opiniones, deseos e intereses de sus elites
dirigentes. Aunque sean buenas sus intenciones, esos individuos terminan por
enajenarse y usando la fuerza para imponer sus opiniones. Eso es lo que hacen
los dictadores, ¿no? Y un buen amigo de un teócrata es un autócrata. ¿Las
elites dirigentes de los gobiernos llamados democráticos son responsables de
esta vuelta a la teocracia?
Hace muchos años, durante la construcción de la
hidroeléctrica del río Bayano, edificaron unas casas de concreto para los
indígenas desplazados por la inundación causada por la represa; las casas nunca
fueron habitadas, al final fueron demolidas. ¿Por qué ocurrió ese desperdicio
de recursos? Porque los indígenas duermen en hamacas y las casas de cemento no
tenían donde colgarlas. ¿Quién falló? ¿No fue aquel que partió de su visión del
cómo deberían vivir los indígenas y no de cómo realmente viven?
El desarrollo de la ciencia conlleva el desarrollo
tecnológico. Y por eso mismo en las teocracias ortodoxas la tecnología es
abandonada. ¿Qué en estos días el uso de la tecnología es lo cotidiano y eso
contradice la entronización del pensamiento mágico? Pero. ¿Para qué se usa
cotidianamente la tecnología? ¿Para pensar? ¿Para idiotizarse? ¿La idiotez no
es una forma de abandono del mejor uso
posible del progreso tecnológico? ¿Acaso los fanáticos se están montando sobre
los hombros de los idiotas para adueñarse del mundo?
Imaginemos que vas a una fiesta y te ofrecen una
bebida alcohólica y la rechazas. Quien hace el ofrecimiento te pregunta si estás
enfermo y tú contestas que no. Luego de escucharte, y para dejar de mirarte
como bicho raro, tu interlocutor deduce que te convertiste en siervo del Señor,
sin preguntarte sí en verdad te convertiste en siervo del Señor. ¿Por qué ese antojo?
Porque el paradigma que afirma que la decencia es hábito exclusivo de los
cristianos llegó para quedarse entre nosotros sin ser cuestionado. Y hay más.
Se dice que la educación sexual de los niños es competencia exclusiva de los
padres de familia, sin embargo, esos mismos padres de familia exigen que en la
escuela se enseñe religión. ¿Eso no es manipular al supuesto estado laico panameño?
¿Serán estas las condiciones necesarias para que un grupo de fanáticos instaure
aquí en el Caribe, una teocracia estilo taliban, pero de confesión cristiana?
Si esto sigue así, cualquier día se pedirá
suspender la enseñanza de la evolución biológica en las escuelas y cuidado
dicha petición la realicen profesores de biología. Si esto sigue así, cualquier
día nos despediremos de las instituciones democráticas y sabremos lo que es
vivir bajo el régimen de los talibanes del Caribe. Si esta corriente de
pensamiento mágico sigue creciendo y ganado poder, cualquier día amanecemos en
una era de oscuridad iluminada por las hogueras listas a incinerar a los
herejes.