domingo, 8 de noviembre de 2015

NEURÓTICOS Y REDENTORES

"Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas."
Pablo Neruda
Hay una definición de neurosis que me funciona muy bien: neurótico es aquel individuo obsesionado con una serie de pensamientos que le bloquean la objetiva percepción de la realidad y esto le provoca un terremoto emocional.
Entre los muchos tipos de pensamiento que se ajustan a esta definición, me gustaría comentar sobre uno en particular, el relacionado con el supuesto cumplimiento del deber. Estos pensamientos a veces conducen al individuo a caer en la trampa del redentorismo: Tengo qué… Estoy obligado a…Debo hacerlo…
Me he topado con algunos obsesionados con el deber, algunos tienen profesiones donde la irresponsabilidad simplemente es un pecado mortal; sin embargo, otros solamente se pueden calificar como casos patológicos. En los primeros el cumplimiento de su cometido tiene por fruto la consecución de objetivos específicos, pero en los segundos lo único alcanzado es el malestar.
Una cosa es el educador que se exige al prepararse para dictar sus clases y otra muy diferente es aquel que considera su deber defender las deportaciones de colombianos llevadas adelante por Maduro, el presidente venezolano. El primero logra influir positivamente en sus alumnos, el segundo sólo logra derramar inútil bilis.
Y es que los obsesionados del segundo tipo, en el fondo, están convencidos de su papel conspicuo e indispensable en la consumación de la causa, su causa, que, por cierto, es la más sublime forma de salvar al mundo y a la humanidad. Lo triste del asunto es que todo no pasa de ser un permanente ataque neurótico. Cero logros, miles de malestares.