domingo, 2 de diciembre de 2018

LA CUERDA Y LA CAJA


“Buscar lo que es verdad no es buscar lo que se desea.”
Albert Camus
La realidad existe independiente de mi persona, pero lo que puedo entender de ella es una interpretación realizada por mi subjetividad. En otras palabras, la realidad que puedo comprender es la relación simbiótica entre el mundo exterior y mi mundo interior.
Tal relación se me parece a la relación que hay entre la cuerda de la guitarra y su caja de resonancia, donde el sonido de la cuerda, el mundo externo, es potenciado por la caja de resonancia, mi mundo interior. Juntas, cuerda y caja, son la guitarra. Juntos, mundo exterior y mi mundo interior, son lo que puedo percibir de la realidad.
Sin embargo, esa relación que he mencionado no siempre es totalmente fluida, por lo menos así es en mi caso personal. No siempre tengo las herramientas ni para observar la realidad tal como es, ni para interpretarla de manera inteligente. Muchas veces mi inconsciencia y arrogancia me impiden poder hacerlo de la mejor manera. La falta de herramientas la resuelvo leyendo e investigando. La inconsciencia y la arrogancia ya necesitan un trabajo más intenso.
Ser inconciente es ser ignorante de lo que ocurre, tanto en el mundo exterior como en el interior. Ser arrogante es renegar de la propia condición de ignorante. Pienso que con la actitud conveniente ambas condiciones tienen solución. Por lo menos, eso estoy intentando.
Estoy haciendo los siguientes ejercicios: busco en mis prójimos mi propia humanidad y en mí la humanidad de los otros. Pero el asunto no me ha sido fácil, he descubierto que he sido educado para no tener buenas relaciones diplomáticas con la realidad, que he sido instruido para dejarme arrastrar por los espejismos. Esto me ha obligado ha deseducarme. Me tuve que matricular en una anti escuela. Gracias a mi desinstrucción, soy mejor amigo de la realidad.

domingo, 25 de noviembre de 2018

LECTURAS Y POLÍTICA

"El yo humano solo puede actualizarse y ser entendido en el contexto condicionante y posibilitador del nosotros (la solidaridad es indispensable para el desarrollo de la individualidad); la consciencia/autoconsciencia solo puede surgir en la interacción; fuera de la interacción no hay sujeto humano." 
Roberto Ayala Saavedra
¿Qué interés puede tener un sindicato en organizar un círculo de lectura? ¿Acaso su función no es velar por los intereses de sus agremiados? En caso tal, ¿no debería el sindicato tener un círculo de lectura de la legislación laboral? ¿Sindicato y poesía? ¿Para qué?
La Unión Nacional de Artistas de Panamá (UNAP) entre sus actividades tiene un círculo de lectura que, en sus sesiones, incluye un conversatorio con el autor del libro leído. Ya se han reunido con escritores de la talla de Álex Mariscal y Héctor Collado. Una novela y un poemario.
Un sindicato tiene la función de defender los intereses de los trabajadores, para ello debe negociar con los empresarios y gobiernos; también tiene la obligación de educar a sus afiliados. Y un círculo de lectura educa. No únicamente en el tema plasmado en el libro leído, sino en el mismo funcionamiento del cerebro. Hay que transformar los códigos escritos (letras y palabras) en pensamientos e, incluso, sentimientos. Este ejercicio permite que la mente este entrenada en el arte de descifrar los procesos en los que se ve envuelta. Le es más fácil sacar sus propias conclusiones.
Por si fuera poco, la metodología al momento de discutir la lectura educa en la práctica de la democracia. En el círculo todos los asistentes tienen la libertad de participar con opiniones sustentadas en el texto leído. Ninguna opinión que respete ese principio está equivocada.
Conclusión, un sindicato sí debe organizar círculos de lectura. Es su obligación.

domingo, 18 de noviembre de 2018

VERSOS Y POLÍTICA

“He aquí la verdadera política: ese momento en el que una reivindicación específica no es simplemente un elemento en la negociación de intereses sino que apunta a algo más y empieza a funcionar como condensación metafórica de la reestructuración de todo el espacio social.”
Slavoj Zizek
¿Por qué insistir en formar grupos literarios formados únicamente por mujeres? ¿Acaso la literatura no es un cuerpo homogéneo que no hace distinciones de género? ¿Habrá alguna otra forma de lograr la integración de las mujeres al corpus de la literatura panameña sin tener que formar grupos de mujeres literarias separadas de sus contrapartes masculinas?
Bueno, la insistencia es necesaria. La sociedad panameña sí hace distinciones de género: mientras las mujeres sean las que den a luz serán discriminadas laboralmente y mientras los hombres seamos educados en el machismo, el feminicidio será una cruel realidad. El mundillo literario panameño no escapa a estas realidades de la sociedad panameña. La literatura no es un cuerpo homogéneo y ninguna literatura puede serlo. El canon dominante es el reflejo de la ideología dominante. En la práctica, la literatura universal es mayoritariamente europea. ¿O no? Si la mayoría de quienes escriben son hombres, la literatura tendrá la visión masculina, la femenina no tiene quien la defienda. Por eso son necesarios los grupos de mujeres literatas, para que el punto de vista femenino sea defendido.
Integración puede convertirse en una mala palabra cuando integrarse significa someterse. Si una mujer tiene que escribir desde el punto de vista masculino para ser aceptada por el canon dominante, ¿no se convierte en un escritor cuya una particularidad es menstruar?
Y precisamente, para no ser sometidas, aún en Panamá son obligatorios los grupos literarios formados únicamente por mujeres.

P. D. : DÍA: 25 DE NOVIEMBRE | LUGAR: TEATRO GLADYS VIDAL, EDIFICIO HATILLO, MUNICIPIO DE PANAMÁ | El colectivo Feminas, de mujeres artistas y feministas, principalmente teatristas, van a realizar un Festival de arte y cultura que busca visibilizar por medio de las artes un problema social cada vez más frecuente: la violencia hacia la mujer. Las mujeres que han muerto necesitan justicia y las que son maltratadas, requieren orientación y atención. Recuerden, el próximo domingo.

domingo, 11 de noviembre de 2018

REFLEXIONES EN TORNO A MI PAPEL COMO JURADO EN EL MIRÓ


“Nuestras vidas se definen por las oportunidades, incluso las que perdemos”.
F. Scott Fitzgerald
¿Cuáles fueron mis motivos para aceptar ser jurado del Concurso Nacional de Literatura Ricardo Miró 2018, sección poesía? Debo confesar que la primera razón que tuve para aceptar tal responsabilidad fue el pago por el servicio dado. Cuando me fui adentrando en la lectura de los 74 libros concursantes, descubrí que ser jurado de este prestigioso premio era, es, una gran oportunidad: la de votar a favor del concepto que tengo y practico de la poesía. Concepto que, por cierto, es fruto de leer y escuchar a quienes conocen el tema.
¿Cómo llegué a mi voto dado a la obra ganadora? Al recibir las obras participantes me puse un calendario y horario de lecturas que me permitiera leer los poemarios las veces que fuese necesario. Al final de la primera ronda de lectura, 29 libros despertaron mi deseo de volverlos a leer. Los 45 libros restantes no lograron conmoverme. No me vi en ellos. Volví a leer los 29 y hubo 5 de ellos que tenían una propuesta estética (y ética) que los distinguía del resto. Los otros 24 se me parecieron muy similares entre sí. Volví a leer los 5 mencionados y no pude ni eliminar ni inclinarme por alguno de ellos. Llegada la mañana del 15 de octubre, día de las deliberaciones del fallo final, descubro gratamente que los otros dos jurados eran los poetas y amigos Otoniel Guevara de El Salvador y Luís Méndez Salinas de Guatemala. Nos tomó unos cuantos minutos ponernos de acuerdo en que la discusión giraría en torno a 4 libros y 4 horas en ponernos de acuerdo en el poemario ganador: La edad de la rosa de Ela Urriola.
¿Qué concepto de poesía defendí con mi voto? En mi opinión, poesía es construir un puente. ¿Hacia dónde? Hacia el otro. El poeta panameño Héctor Collado dice que la poesía trata, siempre, del otro. El egotismo no es poesía, es una enfermedad aburrida. Y lo es más en una sociedad afanada en atomizarnos al destruir el tejido social que nos mantiene unidos.
¿Cómo lograr que el lector se descubra en los versos que lee? Esa es la pregunta a contestar. De acuerdo al poeta cubano Roberto Manzano, el oficio poético consiste, precisamente, en buscar dentro de quien escribe la humanidad de quien va a leer los poemas escritos. No se trata de escribir pensando en complacer al futuro lector, se trata de empatía. Nuevamente menciono a Héctor, quien añade que el gran poema es producto de la observación del mundo, la imaginación, la sensibilidad y la cultura fruto de la lectura. La poeta costarricense Leda García afirma que hay poemas primitivos y poemas rotundos. Entiéndase primitivo como inacabado y rotundo como sin fisuras. Regresando a Roberto, él afirma que el gran poema pone en orden las emociones y crea un lazo entre bardo y lector. O como dice el poeta guatemalteco Marvin García, la poesía es la amistad.
El vate, a diferencia del escritor de versos, no sólo quiere expresar lo que piensa y siente, busca escribir poemas con significados verdaderamente trascendentales. Ela Urriola escribió sobre mujeres icónicas de la cultura universal y esa fue su excusa para hablarme de lujuria, asfixia y luto. Ela hizo una exhaustiva investigación y le cantó al dolor de mujeres esenciales de siglos pasados, permitiéndole a hombres del siglo 21 identificar el propio.
Realmente, esta experiencia fue enriquecedora. Crecí con ella. Menciono de nuevo que la deliberación demoró 4 horas, lo cual, junto al resto del proceso, me dio una oportunidad única, la de plantearme el siguiente dilema: ¿Se puede ser poeta sin ser rotundo?

domingo, 16 de septiembre de 2018

DE VOCACIÓN REBELDE


“El hombre rebelde es el hombre situado antes o después de lo sagrado, y dedicado a reivindicar un orden humano en el que todas las respuestas sean humanas, es decir, razonablemente formuladas.”
Albert Camus            
A esta altura de mi vida, llamarme ateo, católico o agnóstico no tiene mayor importancia; tampoco definirme democrático, fascista o comunista. Y aunque el título de humanista, en estos tiempos de rampante bestialismo, me es muy querido, no hago mucha cosa para que me identifiquen como tal. No me interesa etiquetarme. Y si alguien siente la obligación de etiquetarme, le debo advertir que está perdiendo el tiempo. ¿Por qué? Porque a esta altura de mi vida me interesa vivir sumergido en mi realidad y mi realidad, que constantemente cambia, no puede ser etiquetada sin mi complicidad. Y ya lo dije, no me interesa etiquetarme.
Me interesa construir mis valores; los míos, no los de la humanidad. Mis valores de hoy, no los de la eternidad, ni siquiera los de toda mi vida. Los de hoy.
Sin ayudas mágicas, ni instrucciones magisteriales, ni tradiciones de cumplimiento obligatorio, un simple mortal como yo aspira a tener una vida significativa. Que los demás la aplaudan, ¡maravilloso! Que la reprochen, ¡maravilloso! ¿Cómo así? Pues que a esta altura de mi vida he aprendido que los aplausos se acaban y también los reproches.
A esta altura de mi vida he comprendido que, precisamente, madurar consiste en aceptar que las etiquetas que los otros insisten en poner sobre mi persona les pertenecen a ellos y no son mías. He entendido que aquellos que opinan sobre mi persona, en realidad, más veces de lo que están dispuestos a admitir, no están opinando sobre mi persona, sino sobre ellos mismos. Asumir este último punto me convirtió en rebelde, en liberto, en amigo.

domingo, 2 de septiembre de 2018

REFLEXIONES SOBRE UNA FOTO


“El absurdo surge de la confrontación entre la búsqueda del ser humano y el silencio irracional del mundo.”
Albert Camus
Hace unos días publiqué en redes sociales una foto donde aparezco con una soga al cuello. Casualmente, es la que ilustra este artículo. Obviamente, su narrativa sobre el suicidio despertó múltiples y diversos comentarios. He querido agruparlos y reflexionar sobre ellos.
El primer grupo que mencionaré es el de los comentarios mágicos, aquellos que parecen creer que el suicidio es un espíritu que se convoca mencionando tres veces su nombre. Pues no, el suicidio no es un ente maligno que camina por las calles buscando almas incautas; no, el suicidio es una decisión que lo único que necesita para concretarse es la convicción del suicida de habitar una celda sin ventanas que le lleven un rayo de luz a su ánimo oscurecido, y donde sólo le queda una puerta que puede abrir: la de quitarse la vida. Puede tardarse unos años para llegar a ese encierro, pero también puede sucederle en un instante. Me parece que callar el tema no evita tal encerrona, por el contrario, tiene el efecto de favorecerla.
El segundo grupo de comentarios fue el realizado por los ofendidos; aquellos a quienes no les cuadraron el desparpajo de la foto. Palabras más o palabras menos me acusaron de faltar a mi deber de servir de ejemplo. Lo primero que vino a mi mente, luego de leer estos comentarios, fue esta pregunta: ¿reaccionarían igual frente a un diabético que constantemente rompe la dieta que lo mantiene con vida? Y con respecto a ser ejemplo, yo David Classen Róbinson Orobio, el único ejemplo que puedo dar es como ser David Classen Róbinson Orobio, y eso incluye ser un libre pensador dispuesto a compartir el fruto de sus reflexiones. Y reflexiono sobre cualquier tema que me llame la atención. ¡Cualquiera!
El tercer grupo de comentarios es el que hizo la buena gente que aprovecha cualquier oportunidad para ser buena gente. Sus palabras de aprecio son tesoros valiosos que guardo muy bien en mi corazón. Se los agradezco.
El cuarto y último grupo fue el de aquellos que se fueron por la ruta del buen humor. Hasta me ofrecieron ayuda para ahorcarme. Tomaron el asunto a chiste, ¿y por qué no hacerlo? La risa exorciza a cualquier demonio, le quema la cola y lo hace huir.
Termino así: me parece que fue positivo que la foto provocara reacciones, cualesquiera que fueran; significa que no somos indiferentes al tema. Una última pregunta, si el suicidio de un individuo nos conmueve, ¿por qué parece que el suicidio de nuestra sociedad no nos perturba?

martes, 14 de agosto de 2018

14 FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA DE QUETZALTENANGO

“La poesía es pan para comer.”
Alberto López Serrano
Inventario. Madrugar, taxi, viaje de ida. Reencuentro, encuentro, los viejos amigos, los nuevos. Poetas y trashumantes en versos. Logística y logísticos, escoltas y escoltados. Equipo de apoyo. Inauguración. Recitales. Traslados. Más recitales. Reuniones de trabajo, reuniones de festejos. Jóvenes descubriendo el agua tibia, viejos quemándose con ella. Sonrisas danzantes en islas de xeca mojadas y ubérrimas.
Reseña. Homenaje al Grupo Nuevos Signos. 1968-2018. Julio Fausto, Luís Alfredo, Antonio, Francisco, Delia, Roberto y José Luís. Poesía versus violencia. Todavía hay violencia, también poesía. Ningún poeta se ha rendido. Los versos siguen en marcha y a la carga.
Reflexión. ¿Y por qué un festival de poesía dedicado a los emigrantes desaparecidos? ¿Y por qué no? ¿Por qué no? Pensemos. Sintamos. ¿Quiénes son los desaparecidos? Antes fueron los desplazados por esa perra rabiosa, la que arrasó la tierra, la guerra. Hoy son los mordidos por la hiena sarnosa, la que aleja los frijoles de la mesa, la que condena a la infancia a la ignorancia y a las madres a la enfermedad. Crocuta crocuta, pobreza de los pobres. Huyendo de la miseria, se toparon con el vacío de, ¿de qué? ¿Qué les ocurrió? Ese es el dolor. Nadie lo sabe.
El oficio poético consiste en que el lector descubra su propia humanidad en los versos paridos por el poeta. Un festival debería imitar esa virtud. ¿Acaso el padre de Claudia patricia no merece escuchar un verso como: “ese rocío de la aurora, hoy es plasma que mancha la tierra”?
Tuve una conversa con el Tata Juanito. Le entendí que la espiritualidad Maya trata sobre equilibrio. Armonía y discordia. Si desaparecen los emigrantes, los poetas, ¿no deben aparecer?
Finalizó el festival, al día siguiente madrugué, tomé un taxi, un avión y regresé a casa.

domingo, 15 de julio de 2018

UNA CONVERSA SOBRE LA FELICIDAD

“Toda generosidad hacia el futuro reside en darlo todo al presente.”
Albert Camus
Hace unas semanas, tuve la dicha de tener una conversa muy interesante con mi amiga Priscilla. Me contó de cómo en la vida le ha tocado ganar, perder y recuperarse de las pérdidas. Conversamos sobre el cómo aprendió a recuperarse de las pérdidas y de cómo eso le ha permitido alcanzar cierta dicha. Felicidad.
Hablamos sobre las expectativas, las irreales por ilógicas, las que nos amargan la vida. Esperar algo que está más allá de toda posibilidad de realizarse es hacer cola frente al despacho de la infelicidad; pese a lo que los autores de auto ayuda digan, ese tipo de expectativas sí existen. Por ejemplo: no milito en ningún partido político, ni en ningún otro tipo de organización social, ni siquiera conozco a todos mis vecinos, y no pretendo cambiar de actitud, pero espero ser el próximo presidente de la república. ¿Exagerado el ejemplo? ¿Seguro?
Por eso seguimos, Priscilla y yo, hablando sobre la aceptación. El primer paso para cambiar una realidad es aceptar la existencia de esa realidad. Es mortal atascarse en un lastimero ¿por qué a mí? Más provechoso es preguntarse: ¿qué puedo aprender de todo esto? Y por último, hablamos de ubicarse, ¿dónde? En la realidad circundante. ¿Tengo alguna responsabilidad con lo que ocurre? ¿Quién la tiene?
Muchos espejismos nos impiden ver nuestra realidad tal cual es, y como no la vemos tal cual es, estamos incapacitados para aceptarla tal como es, y como no la aceptamos, es imposible para nosotros cambiarla. Y aún así, cumplidos todos estos pasos, no necesariamente tendremos la capacidad de transformar a la realidad. Recursos, oportunidades, fuerza de voluntad y un extenso etcétera potenciaran o anularán dicha capacidad. Parece que no voy a ser el próximo presidente.

domingo, 17 de junio de 2018

LO QUE DESCUBRO DE MI PADRE EN MÍ

“Algún día, en cualquier parte, en cualquier lugar, indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas”.
Pablo Neruda
Hoy día del padre me toca confesar, tarde por cierto, todo lo que he descubierto de Calox, mi padre, en mi actual personalidad. Para empezar, recuerdo que él se sentaba en una esquina del balcón de la casa a leer. Por la fuerza de la imitación comencé a leer los libros escolares, principalmente los de cuento. Años más tarde, cuando ya era un adulto, supe que lo que Calox leía era el programa de carrera de caballos. Pero yo ya estaba enganchado con la lectura.
Calox bailaba, cocinaba bailando, le gritaba a los perros bailando, caminaba al baño bailando y me imagino que seguía bailando bajo la ducha. Nunca me dio una lección, pero de tanto verlo bailar camino al baño bailando y sigo bailando bajo la ducha.
Nuestra relación durante décadas fue de lo peor. Por lo general, nuestras discusiones terminaban con este reclamo suyo: tú has pasado por la universidad, pero la universidad no pasó por ti. Hoy, viejo y pellejo, entiendo y comprendo. Y asumo. Los estudios, la cultura, los discursos son nada si no se encarnan en la vida, no la abstracta, sino la concreta, la diaria y cotidiana. La erudición es nada sin las mágicas palabras: por favor y gracias. Lo mínimo.
Guardó silencio sobre su enfermedad. Calló hasta que la tos hizo imposible ocultar su condición. Su mortal condición. Estuvo 28 días hospitalizado, o más bien, de vacaciones. Aprovechó para pedir la comida que le apetecía, para que las enfermeras lo mimasen con baños de esponja y agua tibia. Para decirnos, a mis hermanas y a mí, que si existía la tecnología y que si Dios quería se salvaba y que si no…y se encogía de hombros. Murió en casa. Sin lamentarse de nada. Enseñándonos, a mis hermanas y a mí, lo inútil del temor a la muerte. ¡Feliz día, Calox!

domingo, 27 de mayo de 2018

CREER, ESPERAR Y DECIDIR


“Si uno no cree en nada, y nada hace sentido, si no podemos encontrar ningún valor, todo está permitido y nada es importante. Uno es libre de atizar el fuego crematorio o dar la vida al cuidado de los leprosos.”
Albert Camus
Si todo está permitido, el bien y el mal son igual de lícitos. ¿No hay diferencia? Sí la hay, pero, ¿en dónde son diferentes? Porque esa es la pregunta. ¿Qué es el bien? ¿Qué el mal? Son  preguntas que no pueden tener una sola respuesta. La humanidad, gracias a la diversidad cultural, no es un bloque homogéneo, más bien es un conjunto de terrenos aluviales. Nuestras actuales sociedades son el producto de miles de año de sedimentos de experiencias y saberes.
¿En dónde son diferentes? El bien y el mal surgen de la misma matriz: nuestras expectativas, de lo que esperamos del mundo, de los otros y de nosotros mismos. Allí difieren. Aquello que cumpla con ellas es lo bueno; lo que no, es malo. Lo demás es discurso.
Las culturas se diferencian por sus esperanzas. Por ellas actúan de esta o aquella forma. Entonces, siendo así las cosas, ¿puede haber un concepto del bien y otro del mal, absolutos y universales? Para los machistas, una mujer económica y emocionalmente independiente es la misma encarnación del demonio; esas mismas cualidades son el ideal vital de miles de mujeres.
Las esperanzas de una sociedad, esas que determinan lo bueno y malo en ella, pueden poseer matices que pintan de diversos grises a un mismo precepto. En Occidente se exige el cumplimiento obligatorio del mandamiento judeocristiano de no matarás, sin embargo, en esta misma civilización hay opiniones encontradas sobre la pena de muerte y la guerra.
Las expectativas, lo que se cree ocurrirá y será, tampoco son absolutas a lo largo del tiempo. Lo que hoy es, mañana no lo será. Entonces, ¿qué hacer? Decidir, sólo decidir.

domingo, 6 de mayo de 2018

¿QUIÉN ES LA VERDADERA ESTRELLA?

“Los pintores necesitan maestría para pintar, el público no la necesita para apreciar su obra.”
Aldo Hinojosa
¿Qué pasaría si en este momento todos los poetas, cuentistas, novelistas, dramaturgos, ensayistas y demás escritores dejasen de escribir? Ni una sola publicación nueva en libros, revistas, periódicos, desplegados; ni siquiera en el ciberespacio. ¿Qué pasaría?
La verdad es que la literatura no desaparecería. Hay suficientes textos impresos en papel o guardados digitalmente para que el hábito de la lectura logre sobrevivir por muchas décadas. Probablemente las librerías comiencen a vender libros usados y volvería a ser popular el trueque de libros. Tal vez, tal vez regrese el protagonismo de las bibliotecas. No me parece que el uso del Internet se vea afectado.
Ahora, en caso contrario, ¿qué pasaría si a partir de este instante todo aquel que no sea escritor deje de leer? Ninguna lectura, ni siquiera en el ciberespacio. ¿Qué pasaría? ¿Aún habría literatura? Temo que no. Toda publicación sería una inversión inútil, ya que no tendría al clásico destinatario: el lector. Pero, un momento, ¿eso ya no está ocurriendo?
Cuando los escritores escriben para complacer a otros escritores, sin comprometerse con ser testigos de su tiempo, con tocar la vida de sus lectores, ¿no terminan usando un dialecto que excluye a quien no pertenezca a su secta? Y esa exclusión, al fin y al cabo, ¿no elimina de la ecuación a los lectores al convertir a la literatura en un fenómeno endogámico?
Los escritores, cuando sólo se comprometen con su ombligo y nunca con decir algo significativo a sus lectores, viven llorando el abandono al que los somete el estado. Sin embargo, cuando los escritores son referentes de los acontecimientos de sus respectivas sociedades, es imposible que los lectores puedan marginarlo, menos en estos tiempos cibernéticos. 

domingo, 18 de febrero de 2018

DE LA VERDAD Y LOS GRISES


“Nadie es superior, nadie es inferior, pero tampoco nadie es igual. La gente simplemente es única, incomparable. Tú eres tú, yo soy yo. Yo tengo que contribuir a mi vida potencial; tú tienes que contribuir a tu vida potencial. Yo tengo que descubrir mi propio ser; tú tienes que descubrir tu propio ser.”
Osho                                                                     
-Todo puede ser de otra manera, todo puede tener variables. Una situación nunca es totalmente igual a otra dada en condiciones iguales, porque dado que todo cambia, las supuestas iguales condiciones ya no lo son. Así que la nueva situación es, a lo sumo, una nueva versión de la antigua situación en nuevas condiciones.
-Así mismo es.      
-Por tal razón, no podemos ser muy categóricos al esbozar nuestras opiniones. Una opinión categórica, solamente es eso: una opinión. Una opinión con ínfulas de ejercer poder.
-¿Por qué dice eso maestra?
-Un opinante categórico busca imponerse sobre otros opinantes, siempre; y si llega a toparse con otro categórico igual a él, el universo entero se reduce a dos opiniones categóricas. Desaparecen los grises, todo es o blanco o negro. A la larga, con el  asesinato del diálogo, la verdad termina siendo víctima de la obcecación y la arrogancia.
-Mmmm…pero ¿no hay que defender siempre a la verdad?
-Si algo  ha demostrado el desarrollo tecnológico es que los paradigmas de hoy quedarán obsoletos en poco tiempo. La tecnología lo transforma todo, sobre todo, la forma en que nos relacionamos. Ya van muchos siglos de individuos, instituciones y de estados bien intencionados que, en nombre de la verdad, han realizado atrocidades, las más grandes barbaries. Y lo más curioso, ¿sabes qué es?
-¿Qué?
-Su verdad, después del obligado cambio que sufre su realidad, termina siendo su equivocación y muchos bien intencionados no están dispuestos a reconocerla, así que esos bien intencionados terminan mintiendo y persiguiendo a quienes les comprueban su equívoco.
-Bueno, la verdad es que la historia está llena de casos de ese tipo.
-La tecnología siempre ha afectado positiva y negativamente a la sociedad. Hoy en día toda la información planetaria está en el ciberespacio, pero seguimos pensando que educar es memorizar; la educación ya no puede fundamentarse en la memoria; ¿qué no está en Internet?
-Todo.
-¿Todo? No todo. La capacidad de preguntar inteligentemente no se encuentra en Internet. ¡Y preguntar nos encamina al diálogo y no a la verdad absoluta! ¿O no es así?
-Si estoy dispuesto a contestar sus preguntas y usted las mías, el diálogo es inevitable.
-Así es, pero hay una condición previa.
-¿Cuál?
-Si acepto que mi verdad no es la única verdad que existe, si acepto que eso no significa que estoy equivocada, es decir, si acepto la posibilidad de que varias verdades pueden coexistir a la vez, aunque parezcan contradecirse; si acepto esa condición, podré encontrar los grises que mi verdad tiene en común con las verdades de los prójimos y juntos, dialogando, podremos construir una nueva verdad. ¿O no es así?
-¿La verdad se construye?
-Sí.
-Maestra, ese sí sonó muy categórico.
-¡Sí!

domingo, 28 de enero de 2018

¿INDEPENDIENTES?

“La ideología dominante es la ideología de la clase dominante.”
Carlos Marx
Desde 1979 comencé escuchar el término independiente como calificativo de ciertos movimientos estudiantiles y gremiales. Para esas fechas tales grupos eran opositores de la dictadura militar. Le disputaban los espacios políticos a las organizaciones civiles pro cuarteles. Luego la historia demostraría que los supuestos independientes, desde su nacimiento, eran subalternos de los adversarios de los coroneles. Fueron su cabeza de playa.
Pasada la funesta Invasión de Panamá (1989), los autodenominados independientes fueron los fustigadores de las eternas dirigencias políticas y sociales nacidas durante el llamado Proceso Revolucionario y sobrevivientes de la catástrofe dicembrina. Nuevamente la historia demostró de quienes eran aliados. De los mismos de una década atrás.
En la segunda década del siglo 21, la que está próxima a finalizar, los independientes son aquellos que dicen no responder a la clase política panameña. Los partidos políticos, tantos los nacidos a la sombra de las botas milicas, como los nacidos para defender directamente los intereses de quienes fueron desplazados del poder gubernamental por los milicos, han caído en el más grave de los desprestigios. Sin embargo, dichos independientes son financiados por grandes empresarios, los mismos que patrocinan a la purulenta clase política.
En tiempos de la dictadura militar el poder aparente residía en el Palacio de las Garzas, el poder real en el Cuartel Central y el poder profundo en el Pentágono. Hoy día el orden podría ser este: clase política, empresariado nacional y corporaciones transnacionales. Si esto es así: ¿Puede una persona natural o jurídica financiada por los capitalistas de un país para defender los intereses de los capitalistas de ese país autodenominarse independiente?

martes, 9 de enero de 2018

PAÍS CONSERVACIONISTA QUE NO CONSERVADO

“Mientras un pueblo crea los cuentos de la clase dominante no hará falta reprimirlo para imponer el orden.”
Olmedo Beluche
La Gesta Heroica del 9 de enero de 1964 estremeció los cimientos de los poderes coloniales y económicos instalados para la fecha en Panamá, tanto, que a partir de dichos acontecimientos se dedicaron a destruir la matriz que dio origen a la espontánea y patriótica respuesta del pueblo panameño a la ocupación militar de territorio panameño. 
En 1978 mis clases de Historia de las Relaciones de Panamá con Estados Unidos de América las recibí del profesor Becerra, un maestro comprometido con la recuperación del canal de Panamá. Ese año  los docentes se fueron a huelga por mejoras salariales. Al final del paro, el profesor Becerra se transformó en un crítico agudo de los militares. Ese mismo año Arnulfo Arias Madrid, el presidente derrocado el 11 de octubre de 1968, regresó del exilio y fundó el Frente Nacional de Oposición (FRENO). Al año siguiente fue la gran huelga docente que derogó la Reforma Educativa acusada de comunista. El espacio político creado por el FRENO y por el movimiento docente lo heredó, finalmente, el gobierno panameño que tomó posesión en una base militar gringa, la noche que caían las bombas en El Chorrillo.
En los años ochentas el anti-comunismo usurpó la hegemonía nacional. Las causas populares dejaron de ser populares. Nunca perdieron su valor ético, pero sí su estética. La represión estuvo a cargo de las Fuerzas de Defensa, la reforma del pensamiento fue obra de los medios de comunicación social, los clubes cívicos y la iglesia católica.  
En las elecciones de 1994, el PRD regresó al poder político inaugurando el sistema bipartidista del reparto del poder. El nuevo presidente, el doctor Ernesto Pérez Balladares, concretó las medidas neoliberales que inició 10 años antes el doctor Nicolás Ardito Barletta.
En lo que va del siglo 21 las iglesias evangélicas se han fortalecido, tanto así, que casi se considera imposible ser decente sin pertenecer a una de ellas. Un hombre asiste a una fiesta, le ofrecen una cerveza, la rechaza, le preguntan si está enfermo, él contesta que no, le preguntan si se convirtió a cristiano, él contesta que no,  que simplemente no le apetece beber, le acusan de engreído y de creerse superior al resto de los fiesteros. Así estamos.
El actual presidente de la república, ingeniero Juan Carlos Varela, favorece abiertamente a la Iglesia Católica. Aún así, pese a la religiosidad imperante en el país, estamos ahogados por la corrupción. ¿Qué ha ocurrido en estos últimos cuarenta años? ¿Qué le pasó a nuestro país?
Pues que los poderes coloniales y económicos convirtieron a Panamá en un bastión del miedo a los cambios sociales. Si algo explica que nada varíe en un país con tantas protestas, es el temor a las transformaciones. Decimos defender nuestra comodidad, pero esa comodidad es sólo un mito. Un mito creado con la mala intensión de anular lo que germinó el 9 de enero de 1964. Además, en realidad, defendemos la comodidad de los creadores del mito.
Creemos que por tener la libertad de comprar un teléfono inteligente, sacrificando una de las comidas diarias, ya somos parte de los privilegiados, los creadores del mito. Esta creencia es la puerta por donde entra la corrupción: sino no puedo con trabajo honesto, me voy por la ruta torcida. También explica el clientelismo: me siento a esperar que alguien me resuelva mi penosa situación, pero ya me compré el celular.
Comodidad incómoda. Somos una mayoría de desfavorecidos cuyo desfavorecimiento enriquece a una minoría favorecida. Somos víctimas del capitalismo. El enemigo de la Gesta de enero. Los dueños del sistema económico se aseguraron que nunca más el pueblo panameño pondría en peligro sus intereses.
¿Qué hacer? No soy ni sociólogo ni politólogo. Soy biólogo, pero me parece que las ciencias naturales bien pudieran servir para encontrar respuestas a los aprietos que nos exprimen.  
Tal vez ya es tiempo que los panameños asumamos las actitudes y prácticas esenciales en las investigaciones científicas. El pensamiento mágico ya nos ha hecho mucho daño.
Para empezar, dudemos, no sólo de las opiniones ajenas, sino también de las propias. Es imposible ser experto en todos los temas y es inconveniente imponer nuestras ideas a los otros. Cuando aparece un problema, somos tantos los opinantes que las abundantes propuestas no se pueden jerarquizar y, por lo tanto, a la hora de solucionar el dilema, es imposible priorizar cual es la más acertada. Basta ver el número de puntos que contienen los pliegos de peticiones de las marchas y huelgas. Son tantos que terminan brindando al ente contra el cual se realiza la medida de fuerza la oportunidad de responder de mala fe: de buscar cual es la petición más impopular y divulgarla por los medios de comunicación y satanizar el movimiento, de ceder en el menos importante de los puntos y evitar debatir los puntos medulares del asunto.
Dudar de lo que estoy diciendo me resguarda de repetir los discursos oficiales.
Una fuerza se diluye al ser aplicada sobre una gran superficie y parece aumentar si se concentra en una pequeña. En esta propiedad radica el éxito de los clavos, tornillos y taladros. ¿Recuerdan los pliegos con muchas peticiones? Pues con cada punto extra se diluye la fuerza del movimiento. Todo es importante, pero no todo tiene la misma importancia.
Priorizar los problemas permite resolverlos en orden.   
Imaginemos un camión en movimiento. Éste se detendrá si sobre él actúa una fuerza igual a la que lo mueve, retrocederá si la nueva fuerza es mayor a la que lo mueve y se desviará si la nueva fuerza se aplica en un punto diferente al frontal. Una fuerza menor a la que mueve al camión que choque de frente con él será arrollada. Esto se aplica a cualquier conflicto humano.
Supongamos que el camión es el estado. ¿Será necesario un balance de fuerzas antes de confrontarlo? Esta pregunta es mera retórica. ¿Qué se necesita para hacer tal balance? Pues tener una buena relación con la realidad.
La inercia es la responsable de que los cuerpos se mantengan o en movimiento o en reposo. En Panamá, la ciudadanía en reposo no va a ponerse en movimiento al menos que una fuerza lo ponga en movimiento. Y esa fuerza se llama liderazgo.
Un líder tiene poder de convencimiento. En Panamá no abundan los líderes, abundan los caciques. Un cacique jamás se hace esta pregunta: ¿Por qué la gente ha de asistir a una actividad a la cual yo convoco? El cacique convoca y si las personas no responden, las culpa de apáticas. El líder si se la hace y a partir de la respuesta obtenida planea como lograr hacerse acompañar.
La misión de los líderes es alcanzar la masa crítica que haga posible la transformación.
En química masa crítica es la cantidad de materia que se necesita para que ocurra una reacción. Como dice Isabel, sin suficientes participantes no es posible ningún cambio.
¿Qué sucede en Panamá? En Panamá se convoca a una marcha anti algo que resulta la madre de todas las marchas; asisten 100,000 marchantes y se logra firmar un acuerdo con el gobierno. Al terminar la marcha, los que caminaron, asoleados y roncos por gritar consignas, se marchan orgullosos a sus hogares. Tienen razón de sentirse orgullosos. A las pocas semanas el gobierno incumple los acuerdos, se vuelve a convocar a otra movilización, asiste menos gente, esta vez el gobierno no cede ni un ápice; esto se repite un par de veces hasta que la causa de la marcha madre de todas las marchas se olvida. ¿Qué ocurrió?
Pues que los marchantes se retiraron a sus hogares y no a organizaciones que vigilaran el fiel cumplimiento del acuerdo firmado. Esta labor quedó en manos de la dirigencia que, aunque sea la más honesta del planeta, está compuesta por unos cuantos individuos y no por 100,000.
La misión del líder es lograr que aquellos a quienes logró movilizar se mantengan en movimiento. A la larga eso implica formar nuevos líderes y nuevas organizaciones.
En un ser vivo, los órganos realizan su trabajo porque la información del ADN les dice que hacer. Los líderes son el cerebro de la sociedad. Los procesos educativos son el ADN.
La educación es el ADN de una sociedad. Una vez un muchacho le preguntó a mi buen amigo Virgilio: Maestro, ¿cómo hacemos la revolución en Panamá? Y él le contestó, ¿así que quieres hacer la revolución? Pues vete a un pueblito o barrio marginal y dedica los próximos 20 años a educar a sus habitantes. No hay atajos. Lo que tardó 500 años o más en formarse no se puede arreglar en 5 años o menos.
La educación es el ADN, sin ella no es posible transformar a Panamá. Ella es necesaria para ir de la aldehuela que detestamos a la patria que soñamos. Sin educarnos los unos a los otros no nos daremos cuenta que en realidad nuestra comodidad es una gran incomodidad.
No podremos aprender a dialogar y seguiremos con la boca llena de palabras geniales y con los oídos sordos; sin diálogo no es posible formar equipos de trabajo democráticos. Por no aprender a dialogar, ya no nos robaron la palabra democracia.

Una vez me preguntaron: ¿hasta cuándo nos educaremos? Pues hasta que cambiemos para poder cambiarlo todo. Hasta que volvamos a tener el coraje de los mártires de enero.