domingo, 26 de diciembre de 2010

LOS PEROS

“Fue así que enloquecí. Y en mi locura he hallado la libertad y seguridad; la libertad de la soledad y la seguridad de no ser comprendido, pues quienes nos comprenden nos esclavizan.”
Khalil Gibrán


Hace muchos años escuché las razones por las cuales Casius Clay cambió su nombre a Muhamad Alí: porque el primero era el nombre que el amo blanco dio a su esclavo negro. Pero, ¿no fueron los musulmanes árabes los que capturaban a los bantues africanos y los vendían a los portugueses?


Leí hace un par de meses que, gracias al uso del celular y del Internet, ya nunca más se podrían escribir obras clásicas como Romeo y Julieta; se afirmaba que eso ocurriría porque no habría drama si Julieta pudiera informar a Romeo de sus planes. Pero, ¿acaso la gente debido a la informática ha dejado de mentir y ha aprendido a decir a tiempo la verdad?


Hace unas semanas vi una película lerda, tonta, sin historia verosímil, angustiosa por necia; sin embargo, ese esperpento es ganador de varios premios en festivales internacionales, como que a las élites culturales sólo les interesa la opinión de, ¿adivinas?, sí, adivinaste, sólo les importa la opinión de las élites culturales. ¿Por qué entonces en cada esquina de este planeta, esas minorías culturosas se quejan de que las mayorías no los voltean a ver?


¿Será que todos estos peros nos muestran que la civilizada sociedad que nos toca vivir a veces raya, simplemente, en el absurdo? ¿Qué en ella la coherencia es una práctica bien escasa? ¿O será que lo inconsecuente es lo normal en este mundo?


Somos seres que vivimos hilvanando discursos. Con nuestras palabras justificamos nuestros quehaceres en el mundo. Eso no sería ningún problema si respetáramos el orden lógico de las cosas: primero el discurso y luego la acción. Pero cuando primero actuamos y luego inventamos las excusas de nuestro actuar caemos en la contradicción. Como que de verdad los peros son un verdadero pero.

domingo, 19 de diciembre de 2010

LA DEMOCRACIA, LA BELLEZA Y EL CRITICAR

“Mi papel consiste en enseñar a la gente que son mucho más libres de lo que se sienten…Cambiar algo en el espíritu de la gente: ése es el papel del intelectual.”
Michel Foucault


Hay que democratizar a la belleza. Crear una política de la cultura, o más bien una cultura política, donde el ciudadano común y silvestre participe en todas aquellas actividades artísticas que, precisamente, por muchos siglos se le han negado.


¿Y quién hace ese milagro? Dificulto que un gobierno preocupado por implementar la ley Homero Simpson: te convierto en idiota para que ni te des cuenta de que te estoy arruinando la vida, tenga en sus planes llevarle arte al grueso de la población. ¿Entonces quién? Quizás tendrán que ser los mismos artistas, tal vez deberán encabezar movimientos mayúsculos de aficionados al arte. Pero ¿los artistas no tienen fama de tener sus egos inflados?


De repente, hay que cambiar el modo de pensar; no es llevarle arte a la gente, es convertir a la gente en productores de cultura y que abandonen el papel de ser meros consumidores. Puede ser que los jóvenes así ocupados, no tengan tiempo de realizar actos violentos.


¿Y qué? ¿Nos olvidamos de exigirle al gobierno? ¡Qué no! Pero no podemos olvidar que la democracia es más que votar por un gobierno para luego estar pidiéndole favores. Es inventarse como participar en la sociedad; así, como meros civiles; porque si nos ponemos a esperar las respuestas de los políticos, mejor nos sentamos bien cómodos, porque la espera va a ser larga.


Todos los seres humanos somos capaces de crear cultura. Y lo hacemos todos los días. Por ejemplo, nuestras cocinas son centros culturales, ¿o es que un jamaicano usa las mismas especias que un chino? ¿Qué estoy soñando? Pues será mejor que comencemos a preocuparnos por cuidar lo bello de este planeta, porque sino un buen día vamos a despertar en el infierno.

“La cultura, como la historia, es un fenómeno en evolución, ligada a la realidad económica y social del medio.”


Amílcar Cabral


Las mujeres y los hombres dedicados a hacer arte, ¿tienen alguna responsabilidad con las sociedades donde les toca vivir? Y si la tienen, ¿en qué consiste? Pienso que un artista puede tener uno de los siguientes cuatro comportamientos ante la comunidad.


El primero es el de enamorarse de su propia obra y vivir en función de ese enamoramiento. Su compromiso se reduce a resolver el problema estético que implica crear una obra de arte. El compromiso de este artista llega hasta la creación de su obra. Quizás le interese la opinión de otros artistas y de los críticos especializados.


El segundo comportamiento es el de halagar a los poderosos de turno. Este artista, luego de crear su obra, se preocupa por darla a conocer entre la gente con dinero y poder político. También tenemos a los contestatarios, que viven en permanente conflicto con la sociedad.


Por último, tenemos a los artistas interesados en crear estructuras sociales que favorezcan, no sólo el poder apreciar el arte, su arte, sino la sana convivencia del público con el artista. Estos creadores comprenden que el acceso a la cultura no es un problema artístico, es político.


En nuestras sociedades, las supuestas sociedades en desarrollo, hacer arte con la intención de usar la obra como excusa para pensar y dialogar, es una labor revolucionaria. Es comenzar a romper con los procesos subdesarrollantes, con la dependencia cultural y, ¿por qué no?, con la política de enajenación y violencia que nos toca sufrir cada día.


Una obra de arte es una nueva visión del mundo donde se vive, y si esa visión se somete a la discusión, al final el mundo donde vivimos es el sometido al debate. ¿No es eso la democracia?


“Es la poesía la que hace política, no la política la que hace poesía”.


Luís Cardoza y Aragón


¿Qué es un intelectual? Es un ser humano, sea hombre o mujer, preocupado por buscar el entendimiento del mundo. Ese uso de la mente va desde el pensamiento más abstracto (La paradoja de Schrödinger), a reflexiones concretas sobre la violencia juvenil en el istmo centroamericano.


Pienso que la función del intelectual es valorar el mundo y transmitir tal valoración a la población. Los pensadores no nos indican que pensar, nos señalan que el acto de pensar es necesario. A más actividad crítica entre los intelectuales, más pensamiento crítico en la sociedad. El pensamiento crítico es fundamental para el desarrollo de la buena convivencia de los pueblos. Y no hay crítica constructiva o destructiva; la crítica o está bien hecha o mal elaborada.


Pero ocurre que nuestro medio está repleto de seudo-pensadores perezosos que repiten las opiniones ajenas, y encima lo hacen con un discurso pedante, que sólo sirve para defender a la idiotez y a la necedad y, finalmente, termina promoviendo la miseria humana.


¿Por qué ocurre esto? Eso le ocurre a todo individuo que deje de observar el mundo y se dedique únicamente a verse el ombligo. Observar el mundo, no excluye el observarse uno mismo; al fin y al cabo uno es parte del mundo. Sin embargo, el trabajo intelectual necesita tener cerca a la honestidad y alejarse de los narcisismos.


En Panamá hubo un escritor llamado Joaquín beleño, que escribió una magnifica trilogía de novelas: Gamboa Road Gang, Curundú Line y Luna Verde. Estas obras literarias, me imagino, nacieron aupadas por el dolor del autor de saberse ciudadano de un país ocupado por tropas y leyes extranjeras. Observar ese malestar, en este caso, fue observar a Panamá. Estas novelas fueron una crítica que hizo pensar en la patria a todos aquellos que las leímos. ¿No es eso la democracia?

domingo, 12 de diciembre de 2010

DIÁLOGOS CON ÁNGEL

Willo Cucufate-Salvadoreño y también panameño

“El dinero y el crédito, herramientas fabulosas para el intercambio indirecto, han sido confundidos con riqueza por los políticos y sus aliados. Por eso multiplican el dinero y el crédito sin respaldo.”

Lo escucho tan atento como en mi antigüedad lo estuve en mis clases de fisiología. La economía y la ecología no son tan distantes como parece. Los dos conceptos llevan el prefijo eco, que tanto en griego como en latín, significa morada, lugar donde se vive. Presiento que me va a decir algo importante, algo muy importante.

El sufijo nomía significa control o dominio, por ejemplo astronomía sería control o dominio de los astros, autonomía es entonces dominio o control de uno mismo. Economía significaría en este caso, control o dominio del lugar donde se vive, de la casa, del hogar.

Y claro que me está diciendo algo importante, algo que tiene que ver con el dolor nuestro de cada día.

Para los griegos, la riqueza eran los bienes que tenían en su hogar o su propiedad, por extensión entonces economía significa dominio, control o administración de esos bienes. En el mismo sentido, el sufijo logía significa estudio o conocimiento, así geología es el estudio o conocimiento de la tierra, tu biología significa entonces el conocimiento o estudio de la vida, por lo tanto ecología, sería el conocimiento o estudio del lugar donde se vive, del medio ambiente, del hábitat.

Mi buen y sabio amigo Ángel, desde su recóndita Atalaya, me está diciendo algo muy, pero muy importante. Eso de nuestro dolor de cada día no es gratuito. Hemos dejado de producir felicidad y nos hemos dedicado a generar tempestades. La irresponsabilidad crece entre nosotros. Y todo esto ¿por qué? Porque hemos perdido el norte, la dirección correcta. Hemos dejado de cosechar los frutos del árbol, para tirarlo abajo y roer sus restos. ¿Hay algo más absurdo?


“En la vida igual que en la economía no es posible conseguir algo a cambio de nada.”

Olmedo Miró

Ángel me habla, aunque desde lejos, muy didácticamente; parece un maestro de primaria. Acomoda las palabras de tal manera que el mensaje queda claro. Se preocupa por comunicar. Como lo conozco muy bien, sé que ese es su afán.


¿Pero, para qué deseamos estudiar o conocer algo?... pues para controlarlo o administrarlo.

Vivimos en los tiempos del diálogo, por lo menos eso es lo que se dice. Todo el mundo está siempre dispuesto a dialogar. Pero resulta ser que en realidad sólo quieren hablar, aunque no tengan nada bueno que decir. No les interesa iluminar, sólo cotorrear y cotorrear.

De tal manera, subsumiendo ambos conceptos, tendríamos que la Economía no es otra cosa que la administración del medio ambiente, que es el lugar donde vivimos, nuestro hogar, nuestro planeta para controlarlo y conservarlo como nuestra mayor riqueza, así la ecología sería la economía del medio ambiente.

Los cotorros se la han pasado diciéndonos que el desarrollo implica sacrificar a la naturaleza. Que el petróleo manchando las playas es un mal necesario, que ese es el precio a pagar para conducir autos. Para quedar atrapados en los eternos tranques de nuestras ciudades. Que el humo que se levanta en la llanura arrasada, llanura que no hace mucho era una selva, es la bandera del desarrollo. Y se les olvida mencionar que es el desarrollo de la escasez del agua.

Ahora, estarás de acuerdo conmigo, que el sistema capitalista, destructor de nuestro hogar, es en esencia antiecológico, por eso es insalvable, y peor, nos puede destruir a todos.

Es importante callar y escuchar a la naturaleza. Si ella entra en crisis no habrá suficientes dólares o euros para salvarnos. Creo que ya llegó el tiempo de escribir economía con eco de ecología.

domingo, 5 de diciembre de 2010

DE LA ÉTICA

“No se trata de sufrir cuando se escribe, sino de liberarse escribiendo.”
Mario Roberto Morales


Tengo el gusto y también el disgusto de conocer a algunos poetas. Sí, dije gusto y disgusto. Es que, al fin y al cabo, los poetas son seres humanos y no monedas de oro. A pesar de que algunos se creen dioses, todos son susceptibles de cometer aciertos y desaciertos, como cualquier Homo sapiens sapiens común y corriente.


No por gusto el poeta Saúl Ibargoyen tiene un verso donde declara que los poetas también orinan. Bueno, esa no es la palabra que usa, pero no quiero poner en problemas al señor corrector del periódico. Los pequeños dioses sólo en el Olimpo y ya la modernidad desalojó a sus inquilinos.


A algunos les atormenta y les reconforta escribir. A la vez. Los llamo las paradojas andantes. ¿Sus razones? No las sé. Lo que sí me imagino es que vivir así debe ser una vida muy estresante. Otros son académicos puros, escriben para minorías, y buscan la aprobación de las élites para validarse. Otros son trota festivales. No fallan un congreso y de tantos encuentros, están sumamente encontrados. Los hay quienes viven intensamente y traducen a obras literarias el producto de sus derrames de adrenalina. Estos por lo menos contribuyen con la economía nacional, por lo menos con su industria licorera.


A pesar de que sospecho de algunos plagios, no conozco a ningún poeta o escritor que celebre el haber plagiado alguna obra ajena. Es más, estoy seguro que al plagiador comprobado sólo le esperará el desprecio y la burla de los iguales literatos. Conozco una gran variedad de poetas, sí, con gustos y estilos muy diferentes, pero a todas ellos el plagio les despierta una ira visceral. Plagiar es traicionar. Es besar la obra del colega y entregarla a los legionarios de la falsedad.


Sin embargo, sé de quienes sí aceptan haber tomado una idea y formatearla con su propio estilo. Es más, grandes escritores de la historia lo han hecho. ¿Eso es plagiar?

“El educador mediocre habla; el buen educador explica; el educador superior demuestra; el gran educador inspira”.


William Arthur Ward


¿Cómo anda la educación en Panamá? ¡Adivinen! Voy a dar un rodeo para contestar algo que me imagino ya adivinaron. Me gradué de secundaría en 1978, hace 32 años, y cuando ingresé a la Universidad de Panamá, el profesor de matemáticas nos dijo: Para estar sentados en esta aula deben conocer y dominar el cálculo diferencial y la geometría plana. ¡Jamás en mi vida había escuchado tales palabras! ¡Ah! Por cierto, el acto de mi graduación fue en enero de 1979, ya que fue pospuesta por una huelga de docentes que hubo. Al año siguiente, fue la gran huelga magisterial que culminó con la derogación de la reforma educativa acusada de comunista. Desde entonces hay un vacío en la filosofía, la currícula, y los objetivos de la educación panameña… ¡Y eso es una realidad hasta la fecha!


Así es, la educación panameña anda mal. Ministros y ministras van, ministros y ministras vienen, todos con sus respectivos antagónicos dirigentes magisteriales, y el pantano allí. En lo personal, no creo que un problema que tiene más tres décadas de existencia se pueda resolver en menos de cuatro décadas. Se podría pensar que soy un total pesimista, pero no es así, al contrario. Tengo mis esperanzas cifradas en que poco a poco unos cuantos docentes van a hacer la diferencia. ¿Qué? ¿El problema de 800 mil estudiantes lo pueden resolver menos del centenar de docentes?


Soy un convencido de que si la humanidad ha progresado es debido al tesón de una élite generosa que la ha inspirado a progresar. A ellos, un poeta alemán los llamó: imprescindibles. Los que luchan toda la vida por sus ideales. La educación panameña está sedienta de imprescindibles. Educadores que vinculen la escuela con la vida real y no con un remero de papeles ajados y amarillentos. Aquel que no acepte ser un imprescindible, que les abra paso y los deje trabajar. ¿Verdad?


“No camines delante de mí, puede que no te siga. No camines detrás de mí, puede que no te guíe. Camina junto a mí y sé mi amigo”.


Albert Camus


Hace unos años, en su lecho de muerte, el profesor Ricardo Segura me obsequió estas palabras: “Ve y demuéstrales”. A pocas horas de partir, aún tuvo ánimos para alentarme. Hace un año, me pidieron hablar en el sepelio de un amigo, no pude, las lágrimas no me lo permitieron; a uno de los presentes no le agradó mi reacción al dolor. Como ya conozco al fulano, sé que aunque yo hubiese hablado perfecto, él de todas formas se hubiese enojado.


¿Por qué la diferencia? Simple, Ricardo era mi amigo, el enojado no lo es. Saber la diferencia entre quien es nuestro amigo y quien no lo es, es esencial para la sana convivencia y para la felicidad. La amistad tiene sus condiciones, son las mismas desde hace mucho tiempo.


Estamos en tiempos donde es muy fácil intercambiar información, pero no necesariamente la comunicación ha mejorado. Sigue igual de complicada que hace siglos. ¡Y para ser amigo se necesita de la franca y abierta comunicación! No es el Internet quien complica a la comunicación, es el insistir en tratar al otro como inferior, como ídolo o como cosa. Preferir el cumplimiento de principios ideológicos, por encima del compartir entre iguales.


La comunicación entre amigos implica estar más dispuesto a escuchar que a hablar. Por eso se dice que el amigo nos acepta tal cual somos, pues es capaz de escucharnos sin condenarnos. Esa condición hace que sea posible ser transparente ante los amigos, es decir, honesto. Pero, ser honesto con el amigo hace obligatorio ser honesto con uno mismo. Allí es cuando la puerca tuerce el rabo.


Por último, la comunicación entre amigos conlleva dos cosas: la preocupación por el amigo y la alegría de estar cerca de él. ¿Ya ves por qué el enojado nunca podrá ser mi amigo?