domingo, 27 de septiembre de 2009

LA BUENA GENTE


“Todo se puede esperar y temer del tiempo y de los hombres.”
Luc de Clapiers


La fecha: miércoles 23 de septiembre. El lugar: inmediaciones del Colegio Elena Ch. de Pinate en el corregimiento de Juan Díaz, Ciudad de Panamá. La hora: cerca de las seis de la tarde. El hecho: un par de jóvenes disparan contra estudiantes de dicho plantel educativo. Resultados: una niña con un ataque de histeria y con la camisa manchada con sangre, un muchacho herido y el cuerpo de Marilupe Pacheco que yace en el suelo con el cráneo perforado por un proyectil. Es trasladada por una vecina a la Policlínica J. J. Vallarino, a las 8:00 p.m se le declara muerte cerebral, las 5:00 a.m. del día siguiente es la hora oficial de su fallecimiento. Marilupe tenía 13 años de edad.
¿Razones? Todas son absurdas. Pero hay una que no me lo parece tanto: los adultos le hemos fallado a los jóvenes. ¿Alguna duda? Permítanme explicarme. ¿Quiénes son los héroes de la actual juventud? ¿Serán los pandilleros? Si es así, es porque en gran medida el resto de los adultos de este país, cuando no estamos amargándoles la vida a los muchachos y a las muchachas, estamos viendo televisión. Todo el mundo clama por mano dura para los delincuentes juveniles, pero, después de todo ¿y a dónde van a parar los billetes fruto del tráfico de armas y drogas? Dificulto que una red de menores de edad tenga la logística necesaria para lavar dinero internacionalmente.
Otro hecho: el viernes 25 de septiembre estudiantes, padres de familia, administrativos y docentes del Pinate realizan una marcha solicitando justicia, seguridad y un alto a la violencia. Culminó en el parque de Juan Díaz, los marchantes se ubicaron a la orilla de la calle y corearon consignas. Las dos cadenas televisivas más grandes apuntaron sus cámaras hacia la calle. Nadie de la marcha estaba cerrando la calle. ¿Se habrán quedado con las ganas de ver estudiantes rompiendo parabrisas y creando el caos? No hicieron ninguna toma del acto cívico realizado por la comunidad educativa pinatista. ¿No les interesan los estudiantes que se comportán cívicamente? ¿Será qué para convertir en noticia a la gente buena, se necesita ser buena gente? El sepelio de Marilupe fue el sábado 26 de septiembre.

domingo, 20 de septiembre de 2009

LA HISTORIA, LA HERIDA

Botines con lazo-VINCENT VAN GOH

“El poema no se lee, chispea en la sombra:


escamas de peces, filosos dientes, hienas paridas en agua fresca. Una


casa feliz asoma su garganta de ballena


y caben los verbos”.
A. Morales Cruz
Ya hay muchos intentos de definir en que consiste el oficio de la poesía. Pero, pienso, que cada poeta es una definición poética. Un buen ejemplo es el bardo panameño A. Morales Cruz. En su poemario: “El circulo, la grieta” nos lo deja claro. Allí nos sorprende con fulgurantes versos que iluminan nuestro horizonte literario. Desde el título invoca e inventa una seducción: El circulo, la grieta; la narración, la poesía; la historia, la herida; la continuidad, su ruptura. ¿Continuación? ¿Cuál?
Pensamos que la vida es una línea sin interrupciones, y que en eso consiste la sabia tradición. Pero, ¿Y si la continuidad no es más que una ilusión? ¿Acaso la muerte no es capaz de seducirnos?
No somos bloques perfectos. No, no lo somos. Las rupturas y los finales abundan. Y son eventos dolorosos. Pero, ¿Y si encontramos la grieta por donde el agua se escurre y nos purifica?
Tal vez una herida, a pesar de lo tétrico, le da más valor a una sonrisa. El poemario de Morales Cruz es una visión de la vida que nos recuerda la realidad de la muerte, del cadáver futuro que seremos y, por contraste, del ser vivo que somos ahora.
La grieta, la herida, la rendija, ¿la poesía? Sí. Allí donde el circulo es una infinita y cadavérica humedad, si, allí mismo, hay una grieta donde queda encajada el ancla que impide que el poeta se pierda en tanta vuelta.
Cadáver, hiena, moscas, ¿la vida? Sí. La orquídea y la fiera carroñera nacen de la misma fuente. Cuando parece inminente el triunfo de la oscuridad, un breve destello, un pequeño brillo escrito en verso nos regresa a la senda. La grieta es aquel regreso.
A. Morales Cruz nos habla de vida y poesía. Extrañamente lo hace a través de ahogados, mares y viejas tuberías con húmedos escapes. Una horrible sensación de musgos creciendo en la piel, obliga a preguntarse: ¿Será cierto que todo esta muy bien?

domingo, 13 de septiembre de 2009

ALLÁ NOS VEMOS...


“Allí, cada pequeña cosa proporciona felicidad. Cada roce es valioso. ¡Sentimos una enorme alegría por el simple hecho de tocarnos, de estar juntos! Allí nadie sueña con llegar a ser, ¡porque cada uno ya es!”
Moussa Ag Assarid


Confieso que soy un cascarrabias. Me es muy fácil discutir sobre cualquier tema. Desde sobre geopolítica, hasta sobre los mosquitos fósiles de la Atlántida. Soy capaz de ladrarle a las luces y a las sombras. Bueno, a casi todas las sombras.
Desde hace muchos años estoy preparado para morir. He aceptado totalmente mi mortalidad y digo que estoy preparado para morir, porque para morir lo único necesario es estar vivo. Y este pensamiento no es fruto ni de enfermedad ni del sentirme viejo. Al contrario, es de valorar todos los bienes que tengo y gozar de la compañía de los seres queridos. Y es allí donde la cosa se pone color de hormiga y la puerca tuerce el rabo.
Estoy dizque preparado para morir, pero de ninguna forma lo estoy para sufrir la partida definitiva de mis seres queridos. ¿Será qué soy un egoísta que resiente toda pérdida? ¿Será que me ataca la culpa por todas las omisiones cometidas?
Puede ser, pero he descubierto algo casi inverosímil. Con cada dolor soy más humano y quiero más a los que aún no han partido. Y creo que sé el por qué: aprendí a valorar las cosas simples. La vida extraordinaria, la que sale en las películas, sólo está en las películas. La vida de los ciudadanos que viajan en buses atascados en los tranques no tiene mucho de heroica. O quizá sí la tenga.
De repente, enfrentar a la asfixiante rutina todos los días y cada hora de esos días es el más grande de los actos heroicos. Y lo es porque se hace por la felicidad de los seres queridos, convencidos de que tal bienestar es el nuestro. Sólo apreciando los pequeños detalles, se puede ser feliz así. Ya no podré discutir con Tania Tamara, pero ahora soy mejor persona, quiero más a la gente, soy más feliz.