jueves, 28 de julio de 2011

PENSAMIENTOS SUELTOS EN EL SEPELIO DE UNA PRIMA

Violeta sobre gris

“El artista es aquel que cuenta, a través de algo, cosas que simplemente dice para hablar de la vida. Cuando el receptor se siente movido adentro, el arte se da.”
Jairo Lauradó
Lorena nació en unos idus de marzo. En la última celebración de la Toma de la Bastilla, Lorena del Carmen partió rumbo a lo desconocido, al absoluto, al siguiente plano de la evolución. Perdonen tanta inútil pirotecnia verbal. Me cuesta decir que murió. No es por el morbo que siempre despierta la muerte. Es porque afirmar que simplemente murió no es suficiente.
Siento alivio al decir que murió, porque decirlo es decir que descansó de las arremetidas de esa fiera llamada cáncer uterino. Pero también siento la más grande de las admiraciones, porque Lorena, mi prima, fue una maestra en el arte de vivir.
Lorena dedicó su vida a crear. A crear artesanías con sus hábiles manos. A crear postres con su buen gusto. A crear caridad con su gran corazón. Pero sobre todo, Lorena se dedicó a crear felicidad y alegría en todos aquellos que tuvimos el honor y el placer de convivir con ella.
Niños y adultos tuvimos un lugar especial en su alma. El alma de una mujer valiente. Toda esa teoría que me he atrevido a esbozar en algunos torpes escritos, de lo inútil del temor a la muerte, de la obligación de ser feliz hasta el último instante, del desapego, del dar razones para vivir alegre a quienes te rodean, todos esos discursos, Lorena fue capaz de resumirlos con su ejemplo de entereza y buen ánimo. Su sonrisa fue siempre nuestro consuelo.
La última vez que la vi me retó a una carrera, ella en su silla de ruedas y yo con mis zapatillas puestas. Prometió bañarme con el polvo de la derrota, no acepté correr, efectivamente, me iba a humillar con la derrota. Así como humilló a la muerte. Se marchó sin suplicar. Nunca reconoció el señorío de la muerte.

domingo, 17 de julio de 2011

LOS EFECTOS DE LA BUENA LITERATURA

El Superhéroe (Dece Ereo-Panamá)

“Mierda es el poeta que escribe de incomprensión, pero no le interesa comprender.”
Jairo Llauradó
Uno de los desastres de la vida diaria, cuidado la mayor de sus calamidades, es que hemos perdido el horizonte. Lo cotidiano nos redujo la visión y nos comprimió el universo a un pequeño espacio de cuatro paredes: trabajo, casa, televisión, hastío. Perdimos lo rotundo de la vida y regresamos a lo primitivo.
La buena literatura nos amplía el mundo. Después de ser tocados por un cuento o un poema, nos percatamos que hay algo más allá de nuestras narices, de la programación televisiva. Como la buena literatura integra en un solo cuerpo de palabras su estructura y su función, su fondo y forma, se nos convierte en una experiencia completa y nos motiva a convertirnos en personas completas. Ella tiene las palabras que debe tener, sin que sobre o falte alguna. Si la imitamos, así será nuestra vida: nada sobrará, nada faltará.
Con más conocimientos, la capacidad de criticar y de opinar crece. Los escritos que se leen se vuelven transparentes, fáciles de interpretar. Así mismo los hechos de la vida diaria.
Al compartir la lectura se fortalece la honestidad social, la democracia. Resulta que como las interpretaciones de un texto pueden ser muchas, y todas ellas pueden ser muy interesantes, quien escucha más, aprende más.
Por supuesto, para conseguir estos resultados con la literatura es necesario verla de cierta manera muy especial. Hay que mirarla como una forma de vida, una forma de crecer de la persona y del grupo. Si la literatura no es vista así, nuestro viaje sólo llegará hasta la tonta pasarela.

domingo, 10 de julio de 2011

POESÍA: FORMA ESPECIAL DE HABLAR Y VIVIR

Amarillo en gris (Dece Ereo)

“La industria cultural es una máquina productora de nadies o de cualquieras. La tv obliga a la gente a cambiar de atención constantemente, lo que le impide formar las conexiones neuronales básicas para el aprendizaje. Eso son los nadies. A los cualquiera se le impide la elaboración de criterios propios y actúan por imitación de los otros.”
Mauro Zúñiga
Se dice que el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones. Yo digo que al cielo se llega con intenciones vestidas de voluntad y coraje. Y en estos tiempos del mercado y la superficialidad totalitarios, hace falta mucho valor para ser poeta. Por lo menos, para serlo de acuerdo a la definición que doy a continuación.
Ser poeta es lanzar al mundo un grito personal sobre lo que es la belleza o sobre lo que no debe considerarse hermoso. Se podrá hacer énfasis en la forma (la palabra por la palabra) o en el fondo (poesía comprometida). Pero no se puede renunciar a opinar sobre lo bello.
Ser poeta es una forma especial de hablar. Es hablar con fricción. ¿Fricción? Sí. Es provocar una alteración en el lenguaje comúnmente utilizado. Una alteración que provoque un cambio de ánimo en el lector. En el caso de la poesía, la fricción se encuentra en el choque de las palabras: cincuenta bueyes aran tu rostro hasta convertirlo en sonrisa. En el caso de los cuentos, está en el choque de las acciones: tuve que matarte para saber si te extrañaría.
Ser poeta es una forma particular de vivir. Es vivir en la búsqueda constante. Ver con los ojos de la cara y con los del corazón lo que ocurre alrededor, pero también es buscar y rebuscar en el propio interior. Y reflexionar sobre lo buscado y encontrado. Ser poeta es convertir dichas reflexiones en un texto escrito y, ¿por qué no? En la propia vida. Ser poeta es escribir poesía y convertirse en un poema.

domingo, 3 de julio de 2011

¿DE QUIEN ES LA RESPONSABILIDAD?

Una mancha de vida en la muerte (Dece Ereo, Panamá)

“-Muy bien dicho -contestó Cándido-, pero lo importante es cultivar nuestra huerta.”
Voltaire
     
Si las religiones no pueden ponerse de acuerdo y olvidarse de las guerras santas, ¿para qué darles el poder de decidir por la paz de la humanidad?

Si los partidos políticos y sus respectivos caciques, una y otra vez, han demostrado más interés en ver crecer sus chequeras personales, que en ver el progreso de sus votantes, ¿para qué darles el poder de decidir por el bienestar de nuestras sociedades?

¿No es lógico concluir que todo individuo bien puede vivir sin pertenecer a una religión o un partido político o a cualquier otro grupo dispuesto a sacrificarlo en nombre de una ideología? ¿O será verdad que hay individuos que no pueden vivir sin dichas instituciones? ¿Habrá quien no sea capaz de decidir por sí mismo? ¿Quien no quiera cargar con la responsabilidad de sus actos?

Los humanos evolucionamos gracias a la cultura y ella es el resultado de vivir en comunidad. Sin embargo, si la comunidad está en función de los privilegios de las minorías, si en la comunidad abundan los individuos que prefieren la comodidad del manipulado, la cultura no será un patrimonio de todos, sino de los expertos. ¡Y los expertos son parte de las minorías privilegiadas! Cambiar ese orden sólo es posible con la creación de un poder social que anule a esa cultura de la discriminación. Esa fuerza crecerá en la medida que disminuya el número de individuos que prefieran la comodidad del manipulado.

Somos lo que somos y estamos atrapados en nuestras imperfecciones. Pero, ¿no somos más imperfectos cuando buscamos excusas para nuestra imperfección? Permitir que sean los supuestos expertos quienes decidan por nosotros, sabiendo que van a decidir a favor de sus intereses, ¿no es una excusa para seguir siendo torpes sin cargo de culpa.