jueves, 19 de abril de 2007

¿PARA QUÉ SIRVE LA LITERATURA EN CENTROAMÉRICA?


RESUMEN DE ALGUNAS REFLEXIONES EXPUESTAS EN EL IV ENCUENTRO DE ESCRITORES CENTROAMERICANOS (SAN JOSÉ, COSTA RICA)


Por: José Córdova y David Robinson

“Cualquiera diría que miento:
que la sangre ya no se usa
para amasar monumentos.”


Jorge DeBravo

Para plantearse el tema “Literatura y Centro América” es obligatorio establecer ¿qué es Centroamérica y qué es Literatura?. Y más aún, ¿para qué sirve la literatura en Centroamérica?
Centroamérica es una región ístmica con extensión territorial aproximada de 530.848 kilómetros cuadrados; se extiende desde El istmo de Tehuantepec en México hasta la frontera noroeste de Colombia. Está formada por 7 países. Panamá ingresa al PARLACEN en 1992.
Tradicionalmente se habla de Centroamérica y Panamá. Me pregunto sí en realidad no deberíamos referirnos a la zona como Centroamérica, Panamá y Belice. La pregunta no es gratuita. A pesar de poseer costas en el mar Caribe, la Centroamérica continental parece distanciarse y hasta enemistarse con la cultura caribeña. Y lo panameño es lo caribeño en las costas del Pacífico.
Hay otros factores que incidieron en la no inclusión de Panamá como país centroamericano. La estructura colonial administrativa del virreinato de Nueva Granada nos vinculó a Sur América. Luego, nos unimos a Colombia desde 1821 hasta 1903. Otro hecho notorio es la ausencia de una moneda nacional que nos identifique, se dice que es el Balboa y retamos a cualquiera a enseñarnos uno. Gracias al ferrocarril y al canal, el dólar circula desde 1840. Y por último, los yankees, al herirnos con la brecha del canal, crearon una quinta frontera geográfica y cultural. Al norte con el caribe, al sur con el Pacífico, al este con Colombia, al oeste con Costa Rica y al centro con la cerca de la Canal Zone y las bayonetas del Marine Korps.
Quizá nuestra historia pre-republicana y el hecho de que es el río Chagres y no el San Juan quien alimenta la vía interoceánica, dio pie al nacimiento de la tradicional frase de Centroamérica y Panamá. Tal vez la intervención de Tedy Roosevelt en nuestra separación de Colombia tuve efecto parecido con las repúblicas suramericanas. Puede ser que se cumplió un pernicioso axioma: a mayor confusión, mayor debilidad en la identidad geográfica.
Habiendo hecho estas salvedades o salvajidades, retomemos el tema; todas las repúblicas de Centroamérica tienen un común denominador: la violencia. En forma de exilio, cárcel, desempleo, viviendas inadecuadas, injusticia generalizada o desigualdades socioeconómicas. De aquí que el autor testimonial o de ficción tiene el llamado de escribir, en el género que le sea mas fácil, sobre esa violencia. Así lo han hecho la mayor parte de nuestros íconos literarios.
La violencia tiene raíces profundas en la estructura social de nuestros países. Entonces, no sólo hay que transformar la economía, hay que democratizar el privilegio de la belleza. Producir cultura y no sólo consumirla. Así se transformará el panorama violento de nuestra Centroamérica.
Ahora, veamos que es Literatura: Es el arte de la palabra escrita, y si el que escribe es un escritor centroamericano, debería valorar su obra de acuerdo a la función anti-violencia que tenga para la región.
Tenemos algunos ejemplos. Del Panamá del siglo XX, podemos decir que giró en torno al canal y a la discriminación racial ejercida a través de los infames "Gold Roll" y Silver Roll". El primero fue un modo de trato para los gringos blancos y el otro para blancos, mestizos y negros no estadounidenses. En ese entorno nacen obras como "Gamboa Road Gang", “Curundú Line” y “Luna Verde”, la magnifica trilogía de Joaquín beleño. Enmarcada por los aciagos días del diciembre negro de 1989, otro ejemplo del papel de la literatura frente a la violencia es el poemario de Héctor Collado “En casa de la madre”, ganador en 1990 del Premio Nacional de Literatura Ricardo Miró. Dice uno de sus versos: “Todo el odio del mundo cabe en una bala” y resume muy bien la barbarie de la guerra en general y de la invasión a Panamá en particular.
Pero la valoración anti-violencia a la que nos referimos, no sólo se reduce a la obra escrita. También a las actitudes de vida. Los escritores Juan Antonio Gómez y Enrique Jaramillo Levy dirigieron a un grupo de jóvenes en el taller Umbral. Y es importante mencionar que Gómez y Jaramillo Levy, frente al tema de la invasión, sostuvieron opiniones diametralmente opuestas entre sí; Juan vio en la Operación Causa Justa un acto de guerra deleznable contra un pueblo indefenso y Enrique, la gesta que nos liberó del dictador. La literatura panameña, en un momento histórico fundamental para la nación panameña, estuvo por encima de las diferencias ideológicas y, aunque ellas no tenían nada de gratuito, los escritores panameños se avocaron al desarrollo de proyectos de común interés e hicieron vida las palabras respeto y tolerancia.
Me parece que la literatura ha dado frutos a la sociedad panameña. Algunos, pues. Una vez le escuché al poeta Collado la palabra Patriamenta, según recuerdo fue un vocablo que se inventó su hija. A mí, tal expresión, me suena a aliento refrescado por la menta de la patria, a ritual de versos y cuentos reconstruyendo el hálito herido de Panamá. Y es que soy testigo: vi como pasamos de una ciudad saqueada, a una ciudad con poetas y escritores. Y eso, creo, tiene algún valor.¿Qué para qué sirve escribir en Centroamérica? Para anteponer la creación a la violencia. Al final del siglo XX, no todo fue reestructuración y modernización neo liberal del estado, también fue la cultura y la literatura. ¡Qué así sea en este siglo XXI!

NIÑA APUÑALADA POR SU PADRE
La violencia, la agresividad, el miedo, la curiosidad, incluso la morbosidad forman parte de una condición humana que ni se crea ni se destruye, sino que sólo se transforma y se adapta a los nuevos tiempos. Vivimos en una sociedad violenta, cuyas manifestaciones adoptan múltiples formas en la vida cotidiana.
Dra. Montserrat Quesada


La violencia se ha instalado en la sociedad, anclada en el relativismo y materialismo imperantes, y, cada día, lanza su fétida garra sangrienta arrancándole una parte deliciosa de sus entrañas. No es fácil entender, cómo un padre, convertido en alimaña, puede blandir un cuchillo y acribillar en repetidos lances el dulce cuerpecito de su hija.Una niña de diez años resultó hoy herida grave tras recibir quince puñaladas en la localidad segoviana de Collado Hermoso, al parecer por parte de su padre, quien posteriormente fue detenido tras ser víctima de un accidente de tráfico, según informa Fax Press. Las primeras pesquisas apuntan a que la niña pudo hacer algún gesto de desaprobación ante la idea de irse con su padre, por lo que éste, asiduo de taberna, se armó con un cuchillo jamonero y la hirió.Siempre el mordisco ensangrentado atrapa a los niños, siempre los niños, siempre son los débiles, los más indefensos. Siempre la garra del mal y del desastre tiene servido su miserable bocado; siempre encuentra su tributo macabro tras la puerta de los pobres, de los más pequeños y desvalidos.La lucha contra la violencia es ardua tarea. La falta de documentación adecuada y de investigación sobre violencia doméstica contra mujeres y niñas, acoso sexual, maltrato y agresión de rencor y celos impide las labores y estrategias de prevención y erradicación. Son precisas medidas eficaces y efectivas; la policía ha de contar con medios y documentación funcional de denuncias, actuaciones y datos personales e información acerca de detenciones, procesamientos y condenas e incorporar registros sobre la extensión, las causas y las consecuencias del problema.Parece que se diera un plano imitativo en la práctica violenta. Ciertamente, es un escollo social antiguo e inveterado. Pero, sin duda, en una sociedad vacía y ayuna de valores tradicionales y morales, desechados, como antiguallas inservibles, proliferan los bajos instintos, los malos hábitos incontrolados, los impulsos pasionales indomeñados y la nociva educación de la permisividad y la ignorancia. Todo ello ocasiona agresividad y violencia. Las actitudes violentas se generan en la carencia educativa de la infancia y adolescencia. Son los padres los que han de formar a sus hijos; y la lección básica es la del ejemplo; las palabras vuelan y los ejemplos arrastran. El niño es una esponja y recoge todo lo que ve y oye; su personalidad futura depende del aprendizaje del cumplimiento del deber y corrección en su primera etapa infantil; las primeras papillas lo condicionan para siempre. Allí, se desvía, se impide, obstaculiza y se pierde. El niño que respira un aire justo, responsable, de respeto y tolerancia, de servicio y sacrificio, de amor y alegría, de renuncia a diversiones y egoísmos, será un hombre entero y maduro psicoafectiva y socialmente. La entereza vendrá de la formación de una recia voluntad, que elimine veleidades y alcance la reciedumbre. Es imprescindible encauzar las tendencias e imponer la autoridad; inhibirse y conceder todos los caprichos es deseducar. El mismo hijo busca y pide el principio de autoridad, sin el que se siente desorientado, desprovisto y entristecido.Estos clientes de la botella y la droga, que maltratan y asesinan, ¿recibieron una correcta educación?

Camilo Valverde Mudarra


PREFIERO LA NIÑA APUÑALADA
“Somos seres del bajo mundo y no podemos darnos el lujo de amar”
Harold Ziedler


Podrá sonar cruel e inhumano, pero prefiero leer en un diario sobre el abuso infantil que vivir en una sociedad donde el problema no exista, y no porque no se den dichos casos, sino porque en nombre de supuestos preceptos defensores de la integridad familiar, se obvien y echen al canasto de los olvidos.
Nos asusta sobremanera enterarnos de la realidad que sufren miles de infantes agredidos por sus propios padres. Pero no nos engañemos. No es un mal reciente. Al contrario, fue un comportamiento largo tiempo ocultado. Los interiores familiares, específicamente, las intimidades que conllevaban violencia y abuso, a lo sumo eran un tema apenas susurrado y en la mayoría de los casos simplemente obviado en nombre del bienestar familiar. ¡Preferible un niño maltratado a un divorcio!
La humanidad tiene varios miles de años fracasando rotundamente en su anhelo de crear una sociedad sin violencia. Se propone a la educación como solución a dicho dilema y olvidamos un trágico detalle. Aquella definición antropológica en que prácticamente se fundamenta el devenir sociológico de occidente, la aseveración de Rousseau de que el hombre nace bueno y que es la sociedad quien lo corrompe, ya debe ser revisada. ¿Acaso Robespierre el Incorruptible no fue un hombre muy bien educado y lleno de buenas intenciones? ¿Acaso no fue responsable del terror sembrado por la guillotina? Para ambas preguntas la respuesta es un rotundo sí. El hombre es capaz de las más sublimes acciones de nobleza y de los más abyectos y gratuitos crímenes. El hombre es capaz hasta de matar a un pequeño ser salido de sus entrañas. Puede ser por querer emular a algún ídolo de la muerte, por alguna tara biológica o déficit emocional, incluso, puede ser por el mero placer o la curiosidad. Lo que sí es cierto, es que todo individuo tiene una fase oscura que puede eclipsar la totalidad de su vida en el peor de los momentos.
Por más que lo neguemos, lidiar con lo humano implica también lidiar con lo inhumano. Esa tensión fue el motor que nos hizo evolucionar, bajar de los árboles y abandonar las cavernas. Pero la caverna siempre está allí, y no debemos olvidarlo.


David C. Róbinson O.