domingo, 6 de mayo de 2018

¿QUIÉN ES LA VERDADERA ESTRELLA?

“Los pintores necesitan maestría para pintar, el público no la necesita para apreciar su obra.”
Aldo Hinojosa
¿Qué pasaría si en este momento todos los poetas, cuentistas, novelistas, dramaturgos, ensayistas y demás escritores dejasen de escribir? Ni una sola publicación nueva en libros, revistas, periódicos, desplegados; ni siquiera en el ciberespacio. ¿Qué pasaría?
La verdad es que la literatura no desaparecería. Hay suficientes textos impresos en papel o guardados digitalmente para que el hábito de la lectura logre sobrevivir por muchas décadas. Probablemente las librerías comiencen a vender libros usados y volvería a ser popular el trueque de libros. Tal vez, tal vez regrese el protagonismo de las bibliotecas. No me parece que el uso del Internet se vea afectado.
Ahora, en caso contrario, ¿qué pasaría si a partir de este instante todo aquel que no sea escritor deje de leer? Ninguna lectura, ni siquiera en el ciberespacio. ¿Qué pasaría? ¿Aún habría literatura? Temo que no. Toda publicación sería una inversión inútil, ya que no tendría al clásico destinatario: el lector. Pero, un momento, ¿eso ya no está ocurriendo?
Cuando los escritores escriben para complacer a otros escritores, sin comprometerse con ser testigos de su tiempo, con tocar la vida de sus lectores, ¿no terminan usando un dialecto que excluye a quien no pertenezca a su secta? Y esa exclusión, al fin y al cabo, ¿no elimina de la ecuación a los lectores al convertir a la literatura en un fenómeno endogámico?
Los escritores, cuando sólo se comprometen con su ombligo y nunca con decir algo significativo a sus lectores, viven llorando el abandono al que los somete el estado. Sin embargo, cuando los escritores son referentes de los acontecimientos de sus respectivas sociedades, es imposible que los lectores puedan marginarlo, menos en estos tiempos cibernéticos. 

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