sábado, 24 de marzo de 2012

TAXONOMÍA ETOLÓGICA DE UN CUENTENSE

Esa especial luz

“El escritor no tiene más responsabilidad que la estética; no tiene que esforzarse en rescatar la memoria, sino en crearla.”
Miguel Ángel Gálvez                                           
Todos los seres humanos están dentro del orden Intimidae,  ya que todo hombre y mujer posee un mundo interior. Pero no todos prestan atención a dicho universo, sea porque es diminuto y difícil de encontrar o tan extenso que asusta. Y entre aquellos que perciben su interioridad, sólo unos pocos escriben lo que hallan en él. Estos últimos se clasifican dentro de la familia Artísticus. Estos individuos evolucionan desde el silencio hasta el grito. Tienen genes dados por la educación, la familia o un personaje de las artes.
Entre los Artísticus nos interesa el Homo cuentense. Su etología incluye describir y narrar, significar y valorar. Su nicho ecológico depende del tratamiento dado a un conflicto, así el cuento es verosímil o no.
Entre los cuentenses tenemos algunos que habitan un ecosistema densamente literario. Esos que van compaginando su vida con la literatura. Ellos arrastran a sus novias a eventos “culturosos” (Aunque las pobres prefiriesen estar en otra parte con gente menos estiradas), buscan amigos vinculados a las letras (Es la única forma de chismear sobre otros escritores), tienen profesiones que les permiten escribir y cuando leen un cuento lo hacen preguntándose: ¿Cómo habría yo escrito esta historia?
En fin, el Homo cuentense habitante del nicho ecoliterario, es un hombre o una mujer que más que realizar la actividad de escribir, vive la actitud de escribir.

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