“Existen dos estéticas: la estética pasiva de los espejos y la estética activa de los prismas.” Jorge Luis Borges
Tuve un maravilloso amigo. Ricardo Segura. En una de las tantas conversas que sostuvimos, me dijo: la lectura de un libro siempre tiene que resolverte un problema. Tengo que confesar que me tomo algo de tiempo comprender a que se refería. ¿Cómo una novela, cuyo contenido desconocía, me iba a resolver un problema que también me era desconocido? Pero comprendí a Ricardo y las alas de mi entendimiento abrieron y no se han vuelto a cerrar.
Otro amigo, Carlos Wynter, me habló de la diferencia entre lectura extensiva (cuantos libros leo en un período de tiempo) y lectura intensiva (cuanto conocimiento construyo con las lecturas que realizo). Gracias a mis dos amigos, hoy aprovecho mejor mis lecturas.
Hay niveles de lecturas. El más básico es el literal, luego sigue el interpretativo y por último, el valorativo. El recorrer estos niveles permite el reconocimiento de la identidad, la historia y de la persona. Leer con pausas, para asimilar lo leído. Reflexionando. Dialogando.
Pero no sólo se pueden leer textos. También las imágenes se pueden leer. Igual se va de lo literal a lo valorativo. Dicho ejercicio permite evolucionar del pensamiento concreto al abstracto. Igual ocurre con la lectura de los sucesos. Con la práctica, se llega a ser capaz de extrapolar e interpolar hechos. Esta habilidad es mejor conocida como pensamiento crítico. Leer, leer con intensión (que la lectura nos plantee un problema y lo resolvamos con la misma lectura), es leer intensamente, es crecer como persona humana. Sí se lee extensivamente, lo más probable que ocurra es un atragantamiento.
1 comentario:
Estimado amigo: Gracias por este texto tan interesante. Un abrazote, Chente.
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