Esferas-Osvaldo Toscano (Panamá)
Jairo Llauradó
La verdad es que, a veces, conversar sobre el Barza y el Real Madrid, o de Obama y Hugo Chávez, o de los poetas Juan Gelman y Jaime Sabines puede convertirse en una soberana pérdida de tiempo. Incluso, hay escenarios donde una simple conversa puede llegar a ser algo muy desagradable.
Es que en esos lugares, el arte de conversar ha dejado de ser un arte para iluminar y compartir, y se ha transformado en un arma usada para humillar al prójimo y dejar claro quien es el más sabiondo. ¿Qué cómo lo descubrí? ¡Fácil! Me atrapé practicando ese deporte. Fui humillado en una de esas confrontaciones, le comenté a una amiga mi frustración y ella me dijo: “De qué te quejas, si tú eres igualito”. Esa declaración a quema ropa no me agradó nada. Pero me sirvió de algo.
Me sirvió para recordar algo que le escuché a Peggy, mi hermana menor: “Para ganar la guerra, no hay que ganar todas las batallas”. Y comprendí que todo el tiempo que gasté en discutir pavadas, fue un tiempo perdido, irrecuperable y, por lo tanto, fue un tiempo que no me enriqueció.
Porque al final el tiempo es la riqueza. ¿Para qué es la salud? Para aprovechar el tiempo. ¿Para qué es el dinero? Para aprovechar el tiempo. ¿Para qué son los contactos y las buenas relaciones? ¿Para qué más? ¡Para sacarle provecho al tiempo!
Conversar, compartir una buena conversación, necesita de la más exquisita de las habilidades: saber escuchar. Si pues, más que hacer demostraciones de agilidad verbal, charlar se trata de escuchar. Así es como nos podemos enriquecer. Entonces, ¿nos enriquecemos escuchando o nos empecinamos en empobrecernos al forzarnos a decir la última palabra? ¿O es que estamos dispuestos a perder la guerra por ganar una batalla insignificante?
5 comentarios:
Considero que más importante que hablar para demostrar quién es el más erudito o sabihondo, es aceptar con madura y sabia humildad nuestro fraccionado conocimiento o total desconocimiento sobre un determinado tema.
A partir de ello, se facilita enormemente el diálogo, ya que con nuestras preguntas y las síntesis que hagamos de las respuestas recibidas por parte de nuestro interlocutor, es muy probable que se disipen algunas de nuestras dudas y, a la par, surjan en nosotros otras nuevas, que es casi seguro fortalecerán y enriquecerán los puntos de vista de quien nos escucha y, --¿por qué no?--, le permitirán analizar, desde disímiles perspectivas y enfoques, los asuntos tratados, lo que le dará más luces al respecto o, por el contrario, hará surgir en él nuevas dudas...
En lo personal, todo ello se constituye en un espléndido y real placer, si sabemos realmente practicar el arte de conversar..
CECILIA.
Con frecuencia " el arte de conversar se convierte en un arma" Coincido!
Un arma para humillar , para atacar , para desprestigiar ,para enjuiciar, para discriminar.
Hace poco en una reunión pedagógica alguien habló de mi nacionalidad española( de la que estoy orgullosa...¡Obvio!!!) .
Entonces un docente , sin medir sus palabras me llamó : GENOCIDA( aludiendo a la conquista de América)
Creo que es una constante emitir juicios apresurados sin detenernos a pensar antes de hablar.
No es fácil entablar diálogos enriquecedores y uno de los mayores males es el que tú señalas : pocos ponen en práctica el hábito de escuchar al otro.
Vislumbro un desmedido egocentrismo , una singular soberbia y una saña individualista por ganar preponderancia avasallando al interlocutor.
Me parece que pasa por la coordenada de la " involución"-
Si a lo largo de la vida no aprendemos a escuchar a los demás ( todos tenemos algo para decir y para enseñar),no respetamos las diferencias de opiniones , nacionalidades , ideologías ....estamos poniendo en evidencia una peligrosa ignorancia.
"La palabra es el arma más eficaz ... entre los que no ignoran el poder de su influencia."-Xantés -
Interesante artículo.
Da para un debate.
Escuchar; conocimiento Vs. sabiduría; hacer las preguntas correctas (y no creer que se tienen las respuestas); tiempo.
Estos conceptos me revolotean en la cabeza y en el alma después de leer a David y a sus comentaristas.
Me voy a quedar con uno: tiempo. David dice: "Porque al final el tiempo es la riqueza. ¿Para qué es la salud? Para aprovechar el tiempo. ¿Para qué es el dinero? Para aprovechar el tiempo. ¿Para qué son los contactos y las buenas relaciones? ¿Para qué más? ¡Para sacarle provecho al tiempo!".
Pienso: ¿existe el tiempo? ¿No es acaso una ilusión? ¿No es un invento humano para medir y medirse, para dividir la vida en tramos porque entera nos indigesta? ¿Hay pasado? ¿Hay futuro? ¿No es todo un constante presente, que bien podemos hacer brillar o destruir?
David, como siempre, me pone a pensar. René, un amigo que también se dedica a eso, a pensar, me dice: vive hoy, pero vive correctamente; todo lo demás sobra.
El comentario de Eduardo sobre el tema : " tiempo" me llevó a recordar una frase :
"El tiempo no pasa.
Somos nosotros los que pasamos."
-JOSÉ MAURO DE VASCONCELOS -
Creo que ... el tiempo no existe ... es todo un constante presente.
Existe nuestro paso por el tiempo y tal vez , lo importante , es no pasar en vano.
Construir ...con una visión hacia el afuera que implique mejorar el tránsito en conjunto , desterrando el individualismo y apuntando a la búsqueda del "bien común".
Aunque sea una utopía.
MMM... David, perder el tiempo también es una forma válida de "hacer algo" y de hecho es casi la más común. Ahora, ganar una discusión, a veces resulta como tragarse un hielo en lo que se toma un vaso de agua (una sensación no tan agradable) Te digo la verdad???, a veces es preferible callar, hay tantas personas en el mundo queriendo ser escuchadas, y otras más queriendo insultarles que... eventualmente es más divertido verlos sacarse la ñeks entre ellos. Total, la verdad absoluta no existe, y de existir sería propiedad de nadie.
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