domingo, 1 de octubre de 2017

LOS HECHOS, LO IMAGINADO Y EL PODER

“Pronto comencé a llenarme de sueños, a darle vuelo a las ilusiones. Y de este modo se me fue formando un mundo alrededor de la esperanza que era aquel señor llamado Pedro Páramo, el marido de mi madre. Por eso vine a Comala.”
Juan Rulfo
Más allá de los hechos se encuentra el reino de la imaginación. Las ilusiones pueden colonizar la mente y hasta reemplazar a la realidad. Así un individuo, sin mayores virtudes personales, puede ejercer poder sobre miles o millones de seres humanos. El poder de los poderosos se halla en la mente de quienes los sostienen en el poder. ¿O no?
En la novela Pedro Páramo, escrita por el mejicano Juan Rulfo, las relaciones de poder entre sus personajes me parece que demuestran el dilema entre la imaginación y el poder. Por ejemplo, el capataz Fulgor Sedano y el licenciado Gerardo Trujillo hicieron todas las villanías que le dieron poder y riqueza a Pedro Páramo porque estaban fascinados con su perversidad.
Bien podía Trujillo birlarle la fortuna a don Pedro, o Sedano alejarse y abandonarlo a su suerte, pero no lo  hicieron; prefirieron ser voceros de sus mentiras y ejecutores de sus crímenes. El poderío de Pedro Páramo fue construido por Fulgor Sedano y Gerardo Trujillo, y todo por unas cuantas migajas. ¿Por qué hicieron tal cosa?
En la mente del campesino llamado Fulgor, a lo más que él podía aspirar era a ser quien le hiciera el trabajo sucio al señorito Pedro. Y la mente del abogado Trujillo estaba llena de las expectativas de grandes recompensas. Hasta allí llegaba la imaginación de ambos.
Cosa parecida ocurría en la mente de Damiana, que por ostentar el título de caporala de todas las criadas, sin ningún miramiento, le ordenaba a las muchachas servir en la cama a don Páramo. ¿Será que eso es lo que ocurre en la mente de los oprimidos del mundo entero?

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