"La única manera de poseer un
amigo es serlo."
Ralph
Waldo Emerson
Tengo casi década y media de estar viajando por
Centroamérica. En los primeros viajes tomé muchas, pero muchas fotos. Todas las
iglesias, edificios, pirámides mayas, calles, ríos, montañas, playas y lagos
que visité quedaron atrapados por mi cámara fotográfica. También probé las comidas
y tragos tradicionales de cada ciudad. Incluso llegué a comprar mucha música folclórica.
Así lo hice hasta que descubrí que la gracia del asunto era otra.
Sigo tomando fotos, comiendo y bebiendo lo que no
encuentro en Panamá, pero siempre con los amigos y amigas. Viajar para mí es
sinónimo de amistad. ¡Y algo más! ¿Qué es ese algo más? Pues sentirme útil
junto a las amistades.
Al realizar pequeños proyectos culturales y educativos
durante mis vacaciones, descanso una barbaridad. ¿Cómo? ¿Un educador, que eso
soy, descansa educando? ¡Sí! La razón del solaz estriba en la utilidad de la
acción. No soy del tipo adicto al trabajo, pero compartir aquello en lo que soy
bueno y que ello devenga en provecho de los amigos es una sensación increíble. Ese
granito de arena para mi vale tanto como un gran bloque de mármol.
¿Acaso eso significa que dar clases en el año regular
me da regocijo? ¡Sí! Tengo la fortuna de trabajar en algo que me encanta y me
encanta por lo mismo: me siento útil, muy útil. Claro que me molestan los
absurdos que planifican concienzudamente las autoridades educativas y las
frecuentes manifestaciones de baja autoestima de los colegas, pero estoy
aprendiendo a vivir con esos dos terribles detalles. Menos atención a ello es más
energía para lo que me apasiona.
Regresando al tema inicial les digo que mis viajes tratan
de ocuparme con los proyectos que apasionan a mis amistades que han terminado
por apasionarme. La pasión lo es todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario