"El
mundo te exige resultados. No le cuentes a otros tus dolores de parto...
muéstrales al niño."
Indira Gandhi
El año pasado, la selección panameña de
fútbol perdió en 93 segundos, en los últimos 93 segundos de un juego
fundamental, la oportunidad de participar en el Mundial de Fútbol 2014. Este
año, en 10 minutos, en los últimos 10 minutos de un juego fundamental, perdió
la oportunidad de disputar la Copa Centroamericana.
Algunos comentaristas deportivos llegaron a
afirmar, en su momento, que ya era hora que dicho comportamiento fuese abordado
y resuelto por profesionales de la salud. Hablando claro y directo, que los
jugadores de la sele debían ser atendidos por sicólogos y siquiatras.
Llevo varios meses reflexionando el tema. Y
puede que estoy pecando de radical, pero he concluido que lo ocurrido a la Selección
Nacional de Fútbol no es más que un reflejo de lo que ocurre en la sociedad
panameña. Nosotros los panameños, en muchas ocasiones, tenemos el desastroso hábito
de desbaratar con los pies, lo que hemos construido con las manos.
Pienso que tenemos dos falencias letales: el triunfalismo y el
desaliento. Hace muchos años asistí a una competencia de atletismo, se trataba
de una contienda donde sus ganadores representarían internacional al país. El ganador
de la carrera de 100 metros se fue de juerga hasta pocos días antes del viaje. Él
me lo confesó cuando lo volví a ver luego de perder la competición. Llegó después
del penúltimo. Sólo le faltaron las lágrimas al narrar el como fue superado por
los otros corredores, que le parecieron caballos pura sangre. Desde entonces he
visto casos parecidos en diversas esferas de la vida nacional. ¡Muchos! Más de
los que quisiera recordar. No creo que exista sistema de salud capaz de atender
a tanto triunfalista derrotado. Entonces, ¿qué hacemos?
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