Violetta Castañeda
El 21 de diciembre del 2012 finaliza el muy preciso calendario maya, ¿qué va a ocurrir en esa fecha? ¿Se acaba el mundo? ¿Vienen tiempos mejores? No lo sé y no me interesa confirmar científicamente ninguna de las alternativas. Me interesa tomar el tema como excusa para pensar.
Repetir una y otra vez el mismo comportamiento y esperar resultados diferentes es la definición de locura que más me impacta. Y en una locura se ha convertido nuestra vida. Por ejemplo, una y otra vez insistimos en descuidar la salud, vivir como si fuéramos inmunes a la enfermedad, y eso ha traído como consecuencia una epidemia de hipertensión y diabetes.
Insistimos en descuidar la economía doméstica, vivir como que el crédito es infinito y eso ha traído como consecuencia que los padres y las madres tengan que pasar más tiempo trabajando y que los hijos sean criados por la televisión.
Insistimos en descuidar la vida en comunidad, vivimos sin saber a ciencia cierta quien habita la casa de al lado y eso ha traído como consecuencia que los barrios sólo sean dormitorios cuyas calles y parques son abandonados en las manos de la delincuencia.
Insistimos en descuidar a la nación, dejamos en manos de la clase política su bienestar y a los políticos les importa su propio bienestar y eso ha traído como consecuencia que las leyes no sean para ordenar al estado sino para ordenar las cuentas bancarias de cuatro bellacos.
Insistimos en descuidar el futuro y olvidamos que la nueva sociedad panameña nacerá el día que una generación entera de niñas y niños sea vacunada contra la locura. ¿Utópico? No sé, a mí me suena más irreal no hacerlo y esperar que las cosas cambien.