“Ámate y respétate
a ti mismo y nunca te comprometas con nada. Y entonces te sorprenderás lo mucho
que comienzas a crecer, como si las rocas han sido apartadas y el río comienza
a fluir.”
Osho
-Maestra Arorúa,
¿qué vamos a hacer con ese tipejo autodenominado maestro z?
-Nada.
-¿Cómo que nada?
-Nada de nada.
-Pero Maestra…
-Nada.
-Maestra…
-Tú eres la
prueba viva de cómo se puede oír sin escuchar. ¿Ya se te olvidó lo que te dije?
-¿Sobre qué?
-Que la realidad
es cambiante y que, por lo tanto, la verdad también lo es. Que para aferrarse a
una verdad hay que hacer uso de la violencia y del autoengaño. Gritos y golpes,
espejismos y mentiras.
-El Maestro Z
predica su verdad, ¿la aceptas?
-De ninguna
manera.
-¿Y eso te
autoriza a atacarla y destruirla?
-Este, este…
-¿Te imaginas
que él se estuviese haciendo la misma pregunta: Y qué hacemos con la Maestra
Arorúa?
-Eso sería
terrible.
-Igual de
terrible es que tú lo hayas preguntado. La violencia es la forma más rápida de
renegar de la verdad. Tienes que inventarte una justificación y convertirla en
tu verdad absoluta. Y esa supuesta verdad no es más que un autoengaño.
-¿Y qué puedo
hacer para dejar de vivir en el fraude fruto de la violencia?
-Pues, hijo mío,
procurando regir tus días por la Ley de no dañar.
-Explíquemela,
por favor.
-¿Podrías subir
y bajar una escalera sin estar atento a sus escalones? Podrías hacerlo, pero
eso sería peligroso. Pues dependiendo de la situación en la que te encuentres,
tendrías que hacer énfasis en este o el otro comportamiento. A veces tienes que
velar por no hacerte daño tú mismo, por no permitir que otro te dañe y por no
dañar a tus prójimos en el proceso. En otras ocasiones tienes que estar
pendiente de cuidarte, de permitir que otros te cuiden y de cuidar a otros. A
veces, llega la oportunidad de cultivar tu personalidad, de dejar que otros te
ayuden a cultivarte y de ayudar a que otros se cultiven a sí mismos.
-Demasiada
atención.
-Y,
precisamente, esa atención y concentración es la que te aleja de la violencia y
te acerca a la verdad. Recuerda. Ese acercarse a la verdad es permanente, como
caminar hacia el horizonte. Recuerda. La violencia y el autoengaño coartan ese
eterno acercarse a la verdad.
- Maestra
Arorúa, ahora mismo voy a buscar al Maestro Z para pedirle disculpas por haber
pensado que deberíamos lincharlo y quemar su cadáver.