domingo, 16 de julio de 2017

ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA INVITACIÓN DE LA POLLA


“No queremos go-rre-ros. ¡Belleza!
La polla Assilem
En estos días, las cotidianas noticias de escándalos sobre la corrupción en Panamá compitieron por la atención del público contra un video de invitación a un cumpleaños. Assilem, la polla hija de Melissa, fue la responsable. Ella es una muchacha de 21 años, con un hijo y que vive en la 24 de Diciembre, un barrio de las afueras de la ciudad de Panamá. Un barrio muy popular de esta ciudad de extremos.
He leído toda clase de comentarios, desde sandeces hasta sesudos análisis sobre el porque el mencionado video se convirtió en tendencia en las redes sociales. Para nada me asombraron los discriminadores panegíricos de los autonombrados voceros de la clase media. Una minoría entre las minorías con complejo de Torquemada. Esos mismos fueron los que despotricaron contra los diablos rojos (antiguo sistema de transporte colectivo de la Ciudad de Panamá), que se alegraron con su desaparición y que ahora desvían la mirada ante el mal servicio que presta el Metro Bus (actual sistema de transporte publico) y también lo hacen cuando se topan con un diablo verde (la nueva versión de los diablos rojos). Sus ínfulas de gran urbe quedaron, cosa rara, en fracaso. Pareciera que los diablos buses y Assilem les recuerdan que no son aristócratas blancos sino libertos blanqueados. ¡Qué suerte que la mayoría de los pequeños burgueses de este país tienen mentes brillantes y corazones nobles!
Dije que no me extrañaron las declaraciones de este grupito, pues dichos personajes tienen rato allanándole el camino al posible futuro régimen fascista panameño. Soy pequeño burgués, y muy cínico, por cierto, pero me cuido mucho de no coquetearle al nazismo. Porque esta patria mía cada vez huele más a estado totalitario.
No faltó el descerebrado que propuso asistir a la fiesta para realizar un experimento antropológico (¿Mengele?); sólo alguien con las neuronas desconectadas no se percata que su mal chiste alienta a quienes consideran que las personas como Assilem son chusma y que chusma significa desecho humano. ¿Y qué se hace con los desechos? 
¿Exagero? Recojamos todos las glosas de odio y desprecio que circulan en este país, articulémoslas en un discurso y tendremos algo parecido al ideario de Hitler. ¿Qué tan lejos está el día en el cual los fanáticos decidan pasar del insulto aislado a la agresión organizada? ¿Cuántas marchas pro fobias y anti derechos humanos van?
Pero las declaraciones que más me conmovieron, fueron las de los promotores culturales. Mis queridos pares. Palabras más, palabras menos reclamaban con la siguiente pregunta: ¿Por qué la polla recibe abundante apoyo para su cumpleaños y mi proyecto no tiene ninguno?
Me parece que quien así piensa no comprende, totalmente, que nos mueve a los seres humanos, no entiende que en realidad somos bastante simples. Simples. Los individuos que pertenecemos a esta especie llamada Homo sapiens sapiens, somos seres con motivos poco complejos, pero muy fuertes. El prototipo de nuestros móviles es el sexo.
En su video Assilem dice: “Vengan activa’os, porque las pollas van a estar activa’as también”. ¡Ey! Dejemos las ingenuidades, esa declaración está cargada de estrógenos y dirigida a encenderles las arterias a los adictos a la testosterona. Si la polla tuviese cara y cuerpo de hojalda asoleada y atropellada por un camión, ¿el revuelo hubiese sido igual?
Nosotros los humanos somos seres en relación. Si no me equivoco, el jaleo comenzó  cuando un reguesero declaró que asistiría a la fiesta y que haría una presentación. Eso arrastró a otros colegas del género urbano ha imitarlo; siguieron los admiradores de dichos cantantes. Se podría decir que esos artistas son vulgares y de letras primitivas, pero es una necedad negar su inmensa y justificada influencia en los barrios populares.
¿Quiénes cantan letras con los códigos que significan algo para los arrabales? ¿Y acaso esas letras no desempeñan una labor de identidad y unidad cultural en dichos lugares? ¿Y, precisamente, no fue esa relación quién catapultó a la polla Assilem a su actual popularidad?
Los humanos vivimos en situaciones. Hasta lo que yo sé, ni los poetas ni los regueseros tienen subsidios gubernamentales en Panamá, pero mi patria sufre una grave crisis educativa desde hace varias décadas. ¿Y qué pasa con la poesía en un país en ese contexto? Pues se reduce a…regueé. ¿Siguen siendo los poetas los portavoces del pueblo o sólo dialogan entre ellos?
En el circuito electoral al cual pertenece el barrio de la polla, hay un diputado que está llevando adelante la formación de un nuevo partido político; una diputada oficialista le ofreció a Assilem las boquitas para la celebración y se tomaron la respectiva foto. Cada vez que esa diputada comete una imbecilidad se escuda diciendo que es una joven inexperta; sin embargo, ya fue vicepresidente de la Asamblea Nacional. ¿Será que la novata le metió un gol al veterano al acercarse primero a una figura que pudiera atraer votos en las próximas elecciones y que de paso llevó sus reflectores hasta la cumpleañera?
Los humanos buscamos la comodidad, nos gusta lo fácil. ¿Qué es más difícil: convertir en noticia el video de la polla o los recitales que el pintor Roy Arcia realiza todos los jueves en la Galería de arte Manuel Amador de la Universidad de Panamá?
Somos simples y elementales. Tan básicos como el miedo que sentimos. Al final, la misma cumpleañera suspendió la fiesta. El tumulto se le escapó de las manos. Temió algo terrible. No quiso cargar con tan horrible responsabilidad.
En un país ideal, los fiesteros a la mañana siguiente estarían cortando la trasnochada con un buen sancocho de gallina de patio. Assilem, su familia y algunas de sus amigas recogerían las latas de cerveza tiradas al suelo por los borrachos; bueno, en un país ideal la basura hubiese sido puesta en su lugar, por los mismos festeros y durante la misma fiesta.
En ese país, la policía hubiese brindado la seguridad necesaria para que no ocurriese lo que muchos miserables desearon con fervor y la polla evitó al suspender la fiesta: una balacera. Ese país ideal es un buen motivo para seguir bregando en diversos proyectos culturales. En este punto, los pequeños burgueses tenemos mucho que aportar. Siempre y cuando resolvamos algo.
El éxito promocional del cumpleaños de la polla no es el fracaso de ningún proyecto cultural, aunque éste esté olvidado por las autoridades y la empresa privada. En esto del quehacer humano, que al fin y al cabo eso es la cultura, muchos son los caminantes y muchos los circuitos por donde ellos, los caminantes, pueden deambular. Por tal razón, no hay que tomar el revuelo de la fiesta que no se dio de excusa ni para rendirse, ni para hacer acusaciones nacidas del peor de los sentimientos: la envidia.
Hay quien dice que todo fue un teatro. En lo personal, pienso que dilucidar si la polla es una persona o un personaje es menos importante que sacarle algún aprendizaje a todo esto, algo que sirva para no extenuarse con tanto barullo.
 El cansancio confunde y el confundido sufre. ¡Y comienza a envidiar! Se padece mucho menos, y por ende, la envidia se aleja, cuando se tienen claros ciertos puntos fundamentales. Por ejemplo, es necesario responder estas preguntas: ¿qué se quiere con el proyecto que se lleva adelante? ¿Ganar fama? ¿Dinero? ¿Incidir positivamente en la sociedad? ¿Las tres? ¡Claro que se puede aspirar a tenerlo todo! Pero todo tiene su precio. Hasta para regalar el arte, el que regala tiene que pagar un importe. ¡Paradójico! ¿Verdad?
Cada país tiene su lista de costos. Y hay que conocerla y aceptarla. Rezongar contra ella es un consumo, inútil y agotador, de energía. Mejor dedicar esa energía a inventarse que hacer por los proyectos culturales en un país que parece desconocer su existencia. ¿O no es así?

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