“Aprender a pensar es aprender a ejercitar un cierto control acerca de qué
y cómo pensar. Implica estar consciente del modo que elegimos sobre qué poner
nuestra atención y revisar el modo en que llegamos a las conclusiones a las que
llegamos. Y si no logramos esto en nuestra vida adulta, estaremos por completo perdidos.”
David
Foster Wallace
Por no prestar atención, permitimos que nuestra mente interprete la
realidad de forma dicotómica. Blanco o negro. Bueno o malo. Todo o nada.
Optimista o pesimista. Pues resulta que el mundo no es así, los grises y el
resto de los términos medios existen,
Etiquetamos todo, pero, lamentablemente, con sólo dos etiquetas. Quien hable
sobre el cambio climático, por ejemplo, y utilice cifras que anuncian terribles
consecuencias de una vez lo catalogamos de amargado y si, por el contrario,
afirma que la humanidad tiene la capacidad de remediar el problema lo tildamos
de ingenuo. Y si a alguien se le ocurriese hablar de catástrofe y esperanza, a
la vez y de forma coherente, ni lo escuchamos, eso es simplemente absurdo.
En estos días, en las
redes sociales, un querido amigo mío comentaba que era preocupante que en el cine se enfrentasen dos super
héroes, lo veía como síntoma de agotamiento creativo de parte de la industria
cinematográfica. Pudiera ser. Pero un caballero le comentó que por qué no era
posible que dos super héroes combatiesen entre sí, si dos personas que juraron
amarse hasta el final de sus días, se agreden dentro del matrimonio. ¿Por qué
se puede admitir los ataques entre cónyuges y no entre super héroes? Porque un
super héroe sólo puede combatir a un villano y nunca a otro super héroe. Esa es
la forma de pensar de una mente poco entrenada en observar la realidad tal cual
es. ¿Y cuál es la realidad? La realidad es que el vaso no está ni medio lleno
ni medio vacío, el vaso tiene dos porciones iguales, una de agua y sobre ésta, otra
de aire.
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