domingo, 30 de agosto de 2015

ISABEL, LA CIENCIA Y LA POESÍA

“La ciencia explica y la poesía interpreta, ambas tienen en común que usan el raciocinio. Y aunque la ciencia mantiene un ritual riguroso llamado método científico, tiene la necesidad de usar metáforas, símiles y demás figuras literarias para darse a entender.”
Isabel Herrera de Taylor
Es posible, muy probable, conociendo el histórico deshábito por la lectura inteligente que la población panameña a veces se ufana de poseer, que este libro, Ciencia y poesía en Panamá de Isabel Herrera de Taylor, no rompa ninguna marca ni de lectores ni de ventas. Y eso es lamentable, porque quien lea este texto entenderá, comprenderá y, hasta puede ser, asuma el hecho que ciencia y poesía no son ramas del conocimiento que se excluyen entre sí. Tienen dos coincidencias fundamentales, la primera la menciona Isabel en el párrafo que usamos de epígrafe: tanto ciencia como poesía utilizan figuras literarias como las metáforas para poder explicar conceptos abstractos. La metáfora partícula de Dios permite entender lo esencial del bosón de higgs para explicar el origen de la masa de las partículas elementales que conforman el universo.
La segunda coincidencia es que tanto científico como poeta deben observar. No observarán lo mismo, pero ambos deben ser buenos observadores, de lo contrario sus conclusiones, teorías y poemas, serán fallidos.
Habrá quien diga que los versos no nacen de las observaciones hechas por el poeta, sino que son frutos de la divina inspiración. Piensan que afirmar lo contrario no sólo es prosaico y procaz, también es un atentado contra la misma poesía. Resulta ser que se equivocan. Nuestro cerebro procesa información de forma conciente, vía corteza cerebral, e inconcientemente a través del tálamo encefálico. Cuando el sistema se satura de estímulos, ocurre un reordenamiento de las interconexiones neuronales y ello bien puede culminar con la resolución de un problema demográfico o la escritura de un soneto. Este vulgar proceso biológico es la divina inspiración.
Me disculpo si sienten que asesiné a su diosa preferida.
Isabel en sus palabras preliminares nos informa que en muchas universidades ya hay foros entre poetas y científicos. Pienso que sus resultados finales serán una ciencia más humana y una poesía también más humana. Para ser inhumano basta ser un humano poco dispuesto a dialogar.
Finalmente, me gustaría resaltar una cualidad personal de mi amiga Isabel Herrera de Taylor, una conducta que aflora con fuerza y determinación en los renglones del libro Ciencia y poesía en Panamá. Mi querida Isabel no pudo esconder su vocación docente. Este libro lo escribió una maestra. ¿Quieres usted entender de ciencia? Lea este libro. ¿Quieres usted entender de poesía? Lea este libro. ¿Quieres usted comprender la relación entre la ciencia y la poesía? Lea este libro.
Este libro es una buena noticia para Panamá. Cultiva conocimiento con sensatez. En lo personal, considero este libro como una maravilla. Me tranquiliza al explicar como un mismo individuo puede escribir poemas poseyendo estructuras mentales que responden al método científico. Me alivia porque significa que no soy un esquizofrénico con doble personalidad.

Agradezco a Isabel su esfuerzo concretado en este libro. Si ustedes desean comprender el porque ciencia y poesía son caminos complementarios, van a tener que leer este libro.

domingo, 9 de agosto de 2015

EN EL REINO DE PIRRO


“Nunca más podrá mi país darse el lujo de sufrir otro de los éxitos de Montgomery.”
Príncipe Bernardo de los Países Bajos
Pirro de Epiro fue uno de los grandes oponentes de la República Romana. Llegó incluso a derrotarla en un par de batallas y, precisamente, fueron dichas victorias las que lo condujeron a su derrota final. Una personalidad mezcla de genialidad y valentía, ambición e impaciencia, y me imagino que también de inconsistencia y arrogancia, elevaron sus costes militares, tanto, que hicieron insostenible la conquista de Roma. En realidad, ni siquiera tenía planeado reemplazar al poder romano con el suyo propio, sólo obedecía sus impulsos, espontáneos e irreflexivos, nacidos de su oportunismo. ¡A la guerra por la guerra en sí misma! Y todo en nombre de su noble coraje. Pirro murió en una confusa batalla gracias a una pesada teja que le arrojó una anciana.
A veces siento que habito el reino de Pirro. Siento que en Panamá, el país donde vivo, parece haber más de un Pirro, pareciera que hay cientos de miles y todos se creen reyes guerreros. Y ninguno es un genio estratega. Y muchos de ellos son unos meros idiotas.
Todos tienen causas justas. Y se movilizan en nombre de ellas. Pero en un punto crucial sus actos se vuelven irracionales. Y en lugar de acertar el golpe final y obtener la victoria final y rotunda, o por lo menos garantizar el poder sostener la lucha a largo plazo, se desvían del objetivo, lo diluyen y se enfrascan en la torpe demostración de algo, algo que, de lograrse, será un gran signo, un enorme y brillante símbolo del estatus quo, pues al final nada cambia. Como que muerto el tigre se le temiera al cuero seco del felino. Nada de aquello de perder una batalla para ganar la guerra, al contrario, ganar pírricamente una batalla aunque eso signifique perder la guerra. Todo por la foto épica, por los 5 minutos bajo los reflectores. Y después la excusa: Yo sí peleé. Y después lo inconfesable: No hice lo necesario para ganar, en el fondo le temo al triunfo.

domingo, 2 de agosto de 2015

LA LETAL INCOHERENCIA

“Mi propia lectura de los pasados 500 años me lleva a dudar que nuestro propio sistema mundo moderno sea una instancia de progreso moral sustancial, y a creer que es más probablemente una instancia de regresión moral.”
Inmanuel Wallerstein                                                                           
Tengo que confesar que no le veo salida decente a este atolladero que nos asfixia. El capitalismo está en decadencia, y aún así, su capacidad destructiva está en pleno apogeo. Antes arruinaría al planeta, que dejarse morir. Muchos foros buscan soluciones y todos serán inútiles mientras sus asistentes valoren los bolsos Louis Vuitton y los zapatos Ferragamo. Hablo de valor, no de precio. Quien valora algo lo desea y el corazón está en los deseos. El más anticapitalista de los discurso es pura paja si la boca que lo proclama está subyugada por un corazón consumista.
¡Y ese no es el único conflicto que tiene la intelectualidad de las peroratas progresistas!
Hay una versión histórica que afirma que la biblioteca de Alejandría fue el recipiente de mucho del saber clásico del mundo antiguo. Sin embargo, fue destruida por cristianos fanáticos y su última directora, Hipatia, fue torturada y asesinada. Y nadie las defendió. ¿Por qué? Porque el faro de la sabiduría y sus responsables estaban desligados de la vida de sus vecinos. Los obispos si le tenían el pulso medido a sus feligreses. Parece que la llamada progresía, la intelectualidad de los discursos progresistas, ha olvidado este triste capítulo de la historia.
Discursos anticapitalistas más deseos consumistas más el rechazar a hombres y mujeres de supuesto bajo bagaje cultural es igual al absurdo del que se alimenta, ¿adivinan?, el sistema capitalista. Hace unos días descubrí en Internet un par de videos que afirmaban que la tierra era plana. ¡Plana! Llegó la hora de preocuparse. Si los intelectuales del planeta no dejan de lado la incoherencia y se comprometen con la promoción del conocimiento, más temprano que tarde ocurrirá un apagón del pensamiento y todos regresaremos a la era de las cavernas. ¿Exagero?