miércoles, 14 de agosto de 2013

DE LAS VENTAJAS DE PERTENECER A LA MANADA

“Cuando el sujeto encuentra el sentido de su vida a través de su vinculación al orden social establecido y lo que éste le ofrece como metas y objetivos vitales, deja en un segundo plano su condición social o, mejor dicho, aunque sea consciente de que está sufriendo una injusticia, la justificará y aceptará como una variante más del sentido que le es propio como ser existencial."
Pedro Antonio Honrubia Hurtado
Pertenecer a una manada tiene sus ventajas, sus grandes ventajas. Dentro de ella el individuo gana poder, poder que ejerce en la consecución de una causa, y no de cualquier causa, sino de la causa mayor. La causa de todas las causas. Hay otros beneficios.
La manada le impone su disciplina al individuo y termina por ordenarle la vida. Y esto no es gratuito, es para favorecer el trabajo en equipo. ¿Ya mencione la causa mayor?
Con dicha labor se gana prestigio, se deja de ser el tipo gris y anodino. Mientras más se trabaje por la manada, más prestigio y, por ende, más autoridad para denunciar y reprimir a los miembros que no cumplan las reglas de la manada. El mejor disidente es el disidente anulado.
Todo buen miembro de la manada no deja pasar oportunidad para demostrar lealtad a la manada, a sus miembros y, sobre todo, a su líder. No hay mayor lealtad al líder que reclutar nuevos miembros y comprometerse a convertirlos en fieles seguidores del líder, por supuesto.
El líder siempre da indicaciones que nadie nunca acaba de entender y que todos los de la manada, a pesar de la confusión, siguen con mucho entusiasmo. El ser fieles a las indicaciones del líder da un lugar dentro de la manada y, por tanto, dentro de la sociedad. No importa que la sociedad no entienda las indicaciones, no importa que la manada tampoco las entienda, sólo importa tener plena confianza en saber que el líder sí las entiende y comprende.
El individuo no tiene un puesto en la sociedad. La manada es quien tiene un lugar en la sociedad. Y lo tiene porque el líder se lo ha  dado. Así nace el síndrome del pretoriano, los mayores afanes de los miembros más prominentes de la manada se dirigen a proteger y satisfacer las necesidades del líder. El líder no se viste, se inviste. Y eso no hay que olvidarlo.
La manada se convierte en el centro de las vidas de sus miembros. Compiten por demostrarse quien está más comprometido con la manada y con el líder. Están orgullosos de pertenecer a la manada y de seguir al pie de la letra las indicaciones del líder. Como nadie entiende las famosas indicaciones se termina ponderando lo mágico y despreciando a la razón.
La lógica es reemplazada por una caricatura que sólo sirve para justificar las determinaciones del líder. Se olvidan los motivos originales que provocaron el nacimiento de la manada. Ahora sólo importa mantener vigente, pese a todo, a la manada. Y eso se logra al presionar a cada miembro a auto convencerse que su imagen en la manada es en realidad su propia identidad en la vida. El miembro de una manada se convierte en una imagen y deja de ser él. La consigna de su vida: Todo en la manada, nada fuera de ella.
Al final, el miembro  de la manada acumula poder esclavizante, él se vuelve esclavo y esclavizador, se adhiere a la divinidad de los preceptos manadiles y se lanza con todo su ser a la consecución de la gran causa: la manada debe conquistar el mundo y debe hacerlo de forma totalitaria. Cero disidentes. Menos que cero críticas a la manada.
Pertenecer a una manada tiene sus ventajas, sus grandes ventajas. Te olvidas de hacerte responsable de tu vida, no importa que seas manipulado; no tienes que preocuparte por construir tu poder personal, sólo lo entregas a la manada y punto. Pertenecer a una manada tiene sus ventajas, sus grandes ventajas. Claro que las tiene, únicamente tienes que renunciar a ser tu mismo. ¿No te parece muy bajo el precio?

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