La cosecha
¿Por qué estar de
porfiado?
Giovanni Guerrero
Hay una situación X. La situación X
no es de mi incumbencia. Alguien me echa un cuento sobre la situación X. Repito
el cuento que me echaron. Me reclaman por repetir el cuento que me echaron.
Resulta que el cuento sólo era eso, un cuento, mucha ficción y poca realidad.
¿Cuál es el punto? Que la situación X no es de mi incumbencia y por lo tanto no
cabe ninguna participación de mi parte en ella, aunque hubiese repetido algo
que no fuese un cuento, algo que fuese realidad. Al fin entendí y comprendí un
refrán que escuché de joven: vive y deja vivir. Gracias al cuento, mejor dicho,
al chisme ni viví, ni dejé vivir.
El otro es un misterio para mí,
también lo soy para él; quizás podría tener una
aproximación, poco o bastante acertada, de sus pensamientos,
sentimientos y motivos, pero esa aproximación nunca será exacta, siempre debo
entenderla con un porcentaje de incertidumbre; el otro se encuentra en igual
situación conmigo.
Y es la incertidumbre quien me
obliga a concluir que vivir y dejar vivir es la actitud de vida que alienta a
esperar los acontecimientos. Ver que hace el otro, observar como reacciono.
Vivir y dejar vivir es la actitud no es indiferencia o falta de solidaridad,
vivir y dejar vivir es darle espacio a la vida. Que fluya la vida y que no sea
detenida por un juicio a priori.
Recuerdo los muñecos
conocidos como porfiados. Uno les da un golpe y ellos caen y regresan por más.
Eso no es fluir. Eso, más bien, es morir y dejar morir. Pretender adivinar al
otro sin evidencia contundente, arrastrado por los prejuicios y chismes es imitar a los porfiados. Y así, es verdad,
lo único que se ganan son golpes y nada más.
2 comentarios:
Me ha gustado este artículo. Pero siempre tiene sus trampas. Si hacemos eso, exactamente: vivir y dejar vivir, es como si no nos importara transformar la vida.
Cuando apostamos a la transformación, la vida de unos, se puede incomodar, la vida de otros, puede enriquecerse. Entonces, el "vivir y dejar vivir", deja un poco de tener de sentido.
Gloria
El porfiao no tendría razón de ser sin los golpes...tampoco la sociedad en que vivimos.
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