Milagros
"Actúa de tal suerte que seas digno de
ser feliz."
Emmanuel Kant
No quiero acostumbrarme a los
sepelios. No quiero acostumbrarme a despedirme, para siempre, de mis familiares
y amigos, de las personas que admiro y amo. No quiero acostumbrarme al triunfo
final de la muerte y dejar de sentir el dolor que provoca la marcha silenciosa
de un ser apreciado. No quiero acostumbrarme a la extraña sensación del cariño que
abandona mis manos, filtrándose entre mis dedos y colándose hasta el abismo.
No quiero acostumbrarme a la
ausencia de sonrisas, de cariños, de cascadas y relámpagos. No quiero
acostumbrarme a no escuchar más tu saludo de: Hola, primo; a no ver más la luz
reflejada en tus lentes, a no sentir a la alegría entretejiéndose en tus
dientes, a no degustar la dulzura de tu carácter, a no ser más nunca testigo de
la nobleza de tu acciones y, sobre todo, no quiero acostumbrarme a tus sueños
truncados.
Pero me toca hacerlo, me toca buscar
las señales, leer la nota del Arco iris, oír el coro del fuego y su revancha. Me
toca. Me toca sanar la herida. Respirar profundo. Despedirme de los lamentos. Herir
la atmósfera con un suspiro. Escuchar su reclamo. No pedirle disculpas. Suspirar
de nuevo. Levantarme. Respirar más hondo. Y caminar.
Porque eso es lo que nos
toca a los que nos quedamos. Milagros, eso es lo que nos toca. Caminar la
vereda que comenzamos a recorrer contigo. Eso es lo que nos toca. Espero estar
a la altura y dar los buenos pasos. Mantenerme en el sendero y no desviarme
hacia el pantano. Mila, tú nunca te acostumbraste al dolor humano, espero poder
imitarte en ese importante detalle.
1 comentario:
Esta muy sentido este mensaje, y muy real. Sencillamente me siento identificada con los seres del buen sentir. Del sentir profundo y humano, a veces singular, a veces colectivo. Pero cada uno tiene la responsabilidad de seguir caminando en este mundo buscando su propósito, sin perder el sendero de la rectitud, con esperanza y Fe, pero sobre todo con Amor. hacia el prójimo y hacia uno mismo, como Dios y Jesús nos enseñan. Y el Espiritu Santo nos fortalece para ello.
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