domingo, 2 de diciembre de 2012

LA ILUMINACIÓN EN EL CAMINO



Picante iluminación
 
“Espiritualidad es ser tu mismo.”
Anthony de  Mello
Me topé con el maestro y estuvimos varias horas caminando uno al lado del otro, sin decirnos nada, sin yo preguntar y sin él contestar. Cuando lo creímos pertinente, hicimos un alto en el camino y nos dispusimos a descansar. Sus labios sonreían y mi espíritu lo hacía también. Él y yo estábamos listos, así que él habló y yo escuché.
Y me dijo: sé como el aire que siempre tiene oxígeno, sé como el aire que se deja respirar, sé como el aire que le es indiferente si lo respiran o no lo respiran, sé como el aire que en cualquier momento se convierte en brisa y se marcha.
El maestro regresó al silencio y a los pocos minutos retomamos la ruta. Caminamos casi un kilómetro y en una encrucijada nos separamos. Mi mente recordó las palabras del maestro y mi corazón recordó algunos eventos de mi vida.
Mi corazón recordó las veces que me esforcé en dominar un arte hasta convertirme en un digno oficiante del mismo, recordó las muchas veces que ofrecí mis servicios, hubo quienes los aceptaron de buen agrado, otros lo hicieron con no buen talante y algunos me rechazaron de plano. Y me sentí pésimo, pues mis intenciones eran buenas y mis acciones desprendidas.
Mi mente comprendió que siempre tengo alguna virtud que me adorna, comprendió que esa virtud bien puede ser compartida y comprendió, y lo comprendió muy bien, que nadie está obligado ni a reconocer esa virtud ni mucho menos a dejarse aliviar por ella. 
Después que mi corazón recordó y que mi mente comprendió, me hice la siguiente pregunta: si el aire pudiese ser feliz, ¿cuál sería su razón para serlo? Y ahora, usando las palabras del maestro, yo comprendo que el aire sería feliz sólo por ser aire. Todo lo demás es lo demás.

3 comentarios:

VICTOR dijo...

Sobre iluminados y oscuros. Excelente artículo, hermano, y añadiendo un poco más. Por fin he podido entender que la única forma que tiene Dios de ser estúpido, es a través de los humanos. La iluminación parte del descubrimiento de nuestro ser divino, al cual asfixiamos constantemente bajo nuestro ego. Dicho sea de paso, si esa parte nuestra no fuera eterna, ya hubiéramos muerto, al primer intento de ser, de nuestro ser. Los cinco sentidos existen para atarnos a una fantasía equivocada, una abstracción dolorosa del Creador tratando de ser a través de nosotros, como el río que corre entre las piedras. Las piedras somos todos, el río es él. ¿Cuál está más vivo, el río o las piedras?... De cualquier forma, cuando el río nos golpea, nos pone en movimiento, y sólo por esa vez sentimos que podemos llegar a ser algo más que piedras, porque nos movemos.

Unknown dijo...

Vivir es una extraña experiencia en la que empezamos sin nada saber y terminamos sabiendo menos de lo que pretendimos llegar a saber.
Hay de todo en éste mundo, pero sin nosotros algo falta para que sea nuestro mundo.
Hermano cuando se tiene luz propia uno mismo ilumina su camino y si miras hacia atrás verás cómo siguen tus pasos los que no saben brillar.

Me gustó tu artículo. Saludos

Yolanda Ríos de Moreno dijo...

Este articulo me gusto mucho. El mensaje sencillo y cierto, sincero. el maestro habló y el alumno supo escuchar y aprender, yo aprendi con el que la luz viene y esta en nuestro interior, y que debemos ofrecer nuestra luz al prógimo sin importar lo demas. habra quienes lo aprovechen y quienes no. Lo importante es como nos sentimos nosotros al ofrecer la luz que Dios nos da.