domingo, 12 de diciembre de 2010

DIÁLOGOS CON ÁNGEL

Willo Cucufate-Salvadoreño y también panameño

“El dinero y el crédito, herramientas fabulosas para el intercambio indirecto, han sido confundidos con riqueza por los políticos y sus aliados. Por eso multiplican el dinero y el crédito sin respaldo.”

Lo escucho tan atento como en mi antigüedad lo estuve en mis clases de fisiología. La economía y la ecología no son tan distantes como parece. Los dos conceptos llevan el prefijo eco, que tanto en griego como en latín, significa morada, lugar donde se vive. Presiento que me va a decir algo importante, algo muy importante.

El sufijo nomía significa control o dominio, por ejemplo astronomía sería control o dominio de los astros, autonomía es entonces dominio o control de uno mismo. Economía significaría en este caso, control o dominio del lugar donde se vive, de la casa, del hogar.

Y claro que me está diciendo algo importante, algo que tiene que ver con el dolor nuestro de cada día.

Para los griegos, la riqueza eran los bienes que tenían en su hogar o su propiedad, por extensión entonces economía significa dominio, control o administración de esos bienes. En el mismo sentido, el sufijo logía significa estudio o conocimiento, así geología es el estudio o conocimiento de la tierra, tu biología significa entonces el conocimiento o estudio de la vida, por lo tanto ecología, sería el conocimiento o estudio del lugar donde se vive, del medio ambiente, del hábitat.

Mi buen y sabio amigo Ángel, desde su recóndita Atalaya, me está diciendo algo muy, pero muy importante. Eso de nuestro dolor de cada día no es gratuito. Hemos dejado de producir felicidad y nos hemos dedicado a generar tempestades. La irresponsabilidad crece entre nosotros. Y todo esto ¿por qué? Porque hemos perdido el norte, la dirección correcta. Hemos dejado de cosechar los frutos del árbol, para tirarlo abajo y roer sus restos. ¿Hay algo más absurdo?


“En la vida igual que en la economía no es posible conseguir algo a cambio de nada.”

Olmedo Miró

Ángel me habla, aunque desde lejos, muy didácticamente; parece un maestro de primaria. Acomoda las palabras de tal manera que el mensaje queda claro. Se preocupa por comunicar. Como lo conozco muy bien, sé que ese es su afán.


¿Pero, para qué deseamos estudiar o conocer algo?... pues para controlarlo o administrarlo.

Vivimos en los tiempos del diálogo, por lo menos eso es lo que se dice. Todo el mundo está siempre dispuesto a dialogar. Pero resulta ser que en realidad sólo quieren hablar, aunque no tengan nada bueno que decir. No les interesa iluminar, sólo cotorrear y cotorrear.

De tal manera, subsumiendo ambos conceptos, tendríamos que la Economía no es otra cosa que la administración del medio ambiente, que es el lugar donde vivimos, nuestro hogar, nuestro planeta para controlarlo y conservarlo como nuestra mayor riqueza, así la ecología sería la economía del medio ambiente.

Los cotorros se la han pasado diciéndonos que el desarrollo implica sacrificar a la naturaleza. Que el petróleo manchando las playas es un mal necesario, que ese es el precio a pagar para conducir autos. Para quedar atrapados en los eternos tranques de nuestras ciudades. Que el humo que se levanta en la llanura arrasada, llanura que no hace mucho era una selva, es la bandera del desarrollo. Y se les olvida mencionar que es el desarrollo de la escasez del agua.

Ahora, estarás de acuerdo conmigo, que el sistema capitalista, destructor de nuestro hogar, es en esencia antiecológico, por eso es insalvable, y peor, nos puede destruir a todos.

Es importante callar y escuchar a la naturaleza. Si ella entra en crisis no habrá suficientes dólares o euros para salvarnos. Creo que ya llegó el tiempo de escribir economía con eco de ecología.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tal y como mencionas, ellos han escrito ambas palabras con el eco, pero el eco del vacío, de las palabras que no se escuchan y se repiten porque sí, porque chocan contra un objeto duro que no las admite. Además, han sido escritas con tinta roja, de la sangre de los desplazados y de los muertos. Es una cultura suicida, de quien escupe hacia arriba. El problema es que sin atmósfera y sin capa de ozono, con problemas de contaminación, el escupitajo regresa ácido y no sólo escupe a quien lo arrojó, sino que también le quema el rostro.

Nadia de Nadie dijo...

la ecología es la economía del medio ambiente, fabuloso