Pat Alvarado
¿Qué? ¿No es una irresponsabilidad no contestar el teléfono? ¿Qué de provechoso puede haber en salir a pasear con una mascota? ¡No hay disculpa para no cumplir con el deber! Pero, ¿de qué obligación estamos hablando?
A veces tengo la impresión de que en nombre de los compromisos, olvidamos el primer compromiso: tener tiempo para uno mismo. Es más, sacar tiempo para uno mismo es hasta visto como pecaminoso egoísmo. Pero ¿la cosa no es amar al otro como a uno mismo?
Definitivo, somos extremistas. O nos olvidamos de los otros, o nos olvidamos de nosotros. ¿Será posible el equilibrio? ¿Cómo lograrlo? La verdad, no tengo idea. Mejor dicho, no estoy del todo seguro del como me resolví el asunto: cuando necesito estar solo, me aíslo; cuando necesito compañía, la busco. Pero, siempre hay un pero, eso significa que cuando el otro necesite estar solo y corra a aislarse, no tengo derecho ni de enojarme ni de recriminarle; que cuando me necesite, debo recibirlo y cuando prefiera simplemente la compañía de otros y no la mía, debo respetarlo. No me es fácil aceptar que los otros también pueden aplicar una estrategia semejante a la mía.
Si uno aprende a no ser extremista, a ser ecuánime, es más sencillo comprender que cada uno debe tener su espacio, sin que ello signifique ser defensor del egoísmo o de la anulación personal. La compañía humana es bella, pero también es hermoso tener tiempo para gozar de la propia compañía. ¡Del ser amigo de uno mismo!
No somos islas, tampoco eslabones de una cadena de hierro. Somos seres humanos. En lo personal pienso que el tiempo es una apreciada riqueza y que él, el tiempo, es más valioso si se cuenta con la mejor amistad, sea la de los compañeros o la de uno mismo, en el momento más conveniente.