El hombre de retazos de papel-Dece Ereo
“En la misma medida en que no comprendo el poder, comprendo a quien se opone al poder, a quien lo censura, sobre todo a quien se rebela contra el poder impuesto por la brutalidad. La desobediencia hacia los prepotentes la he considerado siempre como el único modo valido de usar el milagro de haber nacido.”
Oriana Fallaci
La política en general se visibiliza a través de sus discursos y se concretiza en sus acciones. Lo políticamente correcto aspira que sus discursos no sean ofensivos ni discriminadores. La política real, en nombre de la objetividad científica, se empeña en la efectividad y eficiencia de sus acciones.
En el mejor de los escenarios, lo políticamente correcto promueve y mantiene una atmósfera de inclusión y respeto; la política real, la administración realista del estado.
En el peor de los escenarios, lo políticamente correcto no pasa del uso de un lenguaje que en nada disminuye la discriminación, y la política real se convierte en la práctica desastrosa de alcanzar el poder y mantenerse en él, sin importar para nada la consecución real del bienestar común.
¿Por qué tendré la sensación de que estamos en el peor de los escenarios? Me imagino que será por tantos años de sufrir un naufragio tras otro naufragio, de padecer frustración tras frustración. Me ha tocado ir varias veces al funeral de la esperanza; que suerte que ella resucite cada cierto tiempo.
Pienso que somos muchos los ciudadanos que nos sentimos obligados a resistir la opresión de una u otra forma. ¡Cada quien en su trinchera! Pero algo no ha funcionado. Los ciclos frustrantes constantemente se repiten. ¿Por qué?
Tristemente, creo que, de alguna manera, porque somos cómplices de la sociedad que criticamos. Tal vez hemos caído en la protesta eterna que nada transforma. O insistimos en discursear con la terminología correcta, que al final resulta tan especializada que imposibilita la viabilidad de los cambios. Quizá nos hemos olvidado de lo más importante. ¿Y qué será eso?
Creo que las dos cosas que importan son: la gente y que está prohibido rendirse. ¿O no es así?
2 comentarios:
El abismo entre nuestra realidad y nuestro eufemismo existencial es proporcional a la brecha entre nuestras quejas y nuestras soluciones.
Ergo, volvemos a la REALIDAD.
Sin querer ofender a nadie, con el debido respeto que todos NOS merecemos, te digo que aquí en Panamá no hay políticos sino carroñeros. Carroñeros porque, dada su incapacidad creativa en la cosa pública, sólo viven alimentándose de las esperanzas muertas de sus votantes zombies, o de la muerte (o casi muerte) de algún partido político previo. Pero esto se debe a que tenemos un público votante poco exigente, y en consecuencia…
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