“La verdad histórica no es lo que sucedió, es lo que juzgamos que sucedió.”
Jorge Luis Borges
Setenta y seis años duró el reino del planeta Plutón. Se acabó. ¿Qué harán ahora los astrólogos? El caso del destronamiento, del que otrora fuera el noveno planeta de nuestro Sistema Solar, deja en evidencia que muchas de las ideas que consideramos absolutamente verídicas, no necesariamente lo son. Es más, muchas verdades no son más que consensos entre entendidos y en el peor de los casos, meras arbitrariedades.
Así le ocurrió a Plutón. Se encontraron otros cuerpos parecidos al “planeta” en cuestión, y surgió el dilema: darles o no el título de planeta a esos otros cuerpos. La decisión salomónica: quitarle el título a Plutón.
Claro que hay argumentos válidos para la expulsión del club planetario: Órbita elíptica y no circular como todos los demás planetas, se formó en un proceso muy distinto y está compuesto fundamentalmente de hielo. Y por supuesto, su tamaño inferior al promedio de los otros ocho planetas.
Tres mil astrónomos reunidos en Praga, por medio del voto universal, acordaron que Plutón ya no podía ser un planeta de nuestro Sistema Solar. ¿Habrá consecuencias? Claro que sí. Hay que re-editar miles de textos escolares, enciclopedias y otros textos. Pero la más importantes de todas, reconstruir todo el andamiaje mental de miles de millones de seres humanos que fueron educados en la certeza de nueve planetas, siendo Plutón el último de ellos.
Las verdades son nuestras verdades, puede ser. Sin embargo, es importante reflexionar el caso de Plutón. ¿Cuánto de lo que yo considero verdad no tiene cimientos más fuertes que los que sostenían a Plutón como planeta? ¿Cuántas de mis verdades no son más que mis creencias? O lo execrable, ¿Cuántas de mis verdades no son más que creencias de otros? No olvidemos el fin del reino de Plutón. ¿Y qué harán de ahora en adelante los astrólogos?
Jorge Luis Borges
Setenta y seis años duró el reino del planeta Plutón. Se acabó. ¿Qué harán ahora los astrólogos? El caso del destronamiento, del que otrora fuera el noveno planeta de nuestro Sistema Solar, deja en evidencia que muchas de las ideas que consideramos absolutamente verídicas, no necesariamente lo son. Es más, muchas verdades no son más que consensos entre entendidos y en el peor de los casos, meras arbitrariedades.
Así le ocurrió a Plutón. Se encontraron otros cuerpos parecidos al “planeta” en cuestión, y surgió el dilema: darles o no el título de planeta a esos otros cuerpos. La decisión salomónica: quitarle el título a Plutón.
Claro que hay argumentos válidos para la expulsión del club planetario: Órbita elíptica y no circular como todos los demás planetas, se formó en un proceso muy distinto y está compuesto fundamentalmente de hielo. Y por supuesto, su tamaño inferior al promedio de los otros ocho planetas.
Tres mil astrónomos reunidos en Praga, por medio del voto universal, acordaron que Plutón ya no podía ser un planeta de nuestro Sistema Solar. ¿Habrá consecuencias? Claro que sí. Hay que re-editar miles de textos escolares, enciclopedias y otros textos. Pero la más importantes de todas, reconstruir todo el andamiaje mental de miles de millones de seres humanos que fueron educados en la certeza de nueve planetas, siendo Plutón el último de ellos.
Las verdades son nuestras verdades, puede ser. Sin embargo, es importante reflexionar el caso de Plutón. ¿Cuánto de lo que yo considero verdad no tiene cimientos más fuertes que los que sostenían a Plutón como planeta? ¿Cuántas de mis verdades no son más que mis creencias? O lo execrable, ¿Cuántas de mis verdades no son más que creencias de otros? No olvidemos el fin del reino de Plutón. ¿Y qué harán de ahora en adelante los astrólogos?
3 comentarios:
Me gusta el artículo, y es un tema de mucho interés para mi. Los paradigmas con que regimos nuestras vidas tienen que ser puestos a prueba, y tenemos que dudar de las verdades que nos rodean, por que la realidad no es unidimensional, es dual y solo así la entenderemos como se debe.
Well written article.
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