“El mejoramiento de la calidad de los servicios educativos debe convertirse en objetivo prioritario y preocupación constante del Estado, no sólo en virtud de su importancia para el verdadero desarrollo del país y vía fundamental para alcanzar la justicia social, sino que está en juego la nacionalidad panameña.”
Manuel Castro Rodríguez
Cuando era niño en la pantalla chica abundaban las series del oeste norteamericano. No faltaban los vaqueros, los revólveres, las vacas y caballos, las diligencias, los alguaciles, y por supuesto, los indios. En muchos de esos programas éstos últimos se comunicaban por señas. Una vez pregunté a uno de mis tutores del por qué de ese comportamiento y me contestó así: “La guerra fue tan abrupta y violenta que los indígenas olvidaron su idioma”. Me imaginé que sólo era cosa posible en la televisión.
Crecí y la historia me indicó que en la realidad había casos equivalentes a los televisivos. Aquí mismo en Panamá. Grupos indígenas enteros perdieron la práctica de su idioma y sus tradiciones. Y todo producto de la mal intencionada integración al estado panameño. ¿No lo cree? ¿Victoriano Lorenzo era indio o cholo? ¿Qué es un cholo con idioma propio? La respuesta es muy triste, ¿O no?
La crisis de la educación panameña sigue sin ver luz al final del túnel. Se habla de la educación básica y la media. Pero ¿Y sí el epicentro está en la educación superior? ¿De dónde son egresados los profesores de secundaria? Una catedrática universitaria hablaba de la baja calidad del estudiantado que tienen que recibir, hizo especial énfasis en que no tenían el hábito de la lectura. ¿Tienen que recibir estudiantes que no dan la talla? Creo que no. Además, si durante la formación superior el estudiante no hace lo necesario para perfilarse como un profesional de calidad, ¿Quién dijo que hay que graduarlo? ¿No será que el problema estriba en cuidar las horas de clases de los catedráticos universitarios? ¿Acaso no pueden cuidarlas haciendo investigaciones y sugerencias sobre como salir de la crisis?
Manuel Castro Rodríguez
Cuando era niño en la pantalla chica abundaban las series del oeste norteamericano. No faltaban los vaqueros, los revólveres, las vacas y caballos, las diligencias, los alguaciles, y por supuesto, los indios. En muchos de esos programas éstos últimos se comunicaban por señas. Una vez pregunté a uno de mis tutores del por qué de ese comportamiento y me contestó así: “La guerra fue tan abrupta y violenta que los indígenas olvidaron su idioma”. Me imaginé que sólo era cosa posible en la televisión.
Crecí y la historia me indicó que en la realidad había casos equivalentes a los televisivos. Aquí mismo en Panamá. Grupos indígenas enteros perdieron la práctica de su idioma y sus tradiciones. Y todo producto de la mal intencionada integración al estado panameño. ¿No lo cree? ¿Victoriano Lorenzo era indio o cholo? ¿Qué es un cholo con idioma propio? La respuesta es muy triste, ¿O no?
La crisis de la educación panameña sigue sin ver luz al final del túnel. Se habla de la educación básica y la media. Pero ¿Y sí el epicentro está en la educación superior? ¿De dónde son egresados los profesores de secundaria? Una catedrática universitaria hablaba de la baja calidad del estudiantado que tienen que recibir, hizo especial énfasis en que no tenían el hábito de la lectura. ¿Tienen que recibir estudiantes que no dan la talla? Creo que no. Además, si durante la formación superior el estudiante no hace lo necesario para perfilarse como un profesional de calidad, ¿Quién dijo que hay que graduarlo? ¿No será que el problema estriba en cuidar las horas de clases de los catedráticos universitarios? ¿Acaso no pueden cuidarlas haciendo investigaciones y sugerencias sobre como salir de la crisis?
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