“El absurdo surge de la
confrontación entre la búsqueda del ser humano y el silencio irracional del
mundo.”
Albert Camus
Hace unos días
publiqué en redes sociales una foto donde aparezco con una soga al cuello. Casualmente,
es la que ilustra este artículo. Obviamente, su narrativa sobre el suicidio
despertó múltiples y diversos comentarios. He querido agruparlos y reflexionar
sobre ellos.
El primer
grupo que mencionaré es el de los comentarios mágicos, aquellos que parecen
creer que el suicidio es un espíritu que se convoca mencionando tres veces su
nombre. Pues no, el suicidio no es un ente maligno que camina por las calles
buscando almas incautas; no, el suicidio es una decisión que lo único que
necesita para concretarse es la convicción del suicida de habitar una celda sin
ventanas que le lleven un rayo de luz a su ánimo oscurecido, y donde sólo le queda
una puerta que puede abrir: la de quitarse la vida. Puede tardarse unos años para
llegar a ese encierro, pero también puede sucederle en un instante. Me parece
que callar el tema no evita tal encerrona, por el contrario, tiene el efecto de
favorecerla.
El segundo
grupo de comentarios fue el realizado por los ofendidos; aquellos a quienes no les
cuadraron el desparpajo de la foto. Palabras más o palabras menos me acusaron
de faltar a mi deber de servir de ejemplo. Lo primero que vino a mi mente,
luego de leer estos comentarios, fue esta pregunta: ¿reaccionarían igual frente
a un diabético que constantemente rompe la dieta que lo mantiene con vida? Y con
respecto a ser ejemplo, yo David Classen Róbinson Orobio, el único ejemplo que
puedo dar es como ser David Classen Róbinson Orobio, y eso incluye ser un libre
pensador dispuesto a compartir el fruto de sus reflexiones. Y reflexiono sobre
cualquier tema que me llame la atención. ¡Cualquiera!
El tercer
grupo de comentarios es el que hizo la buena gente que aprovecha cualquier
oportunidad para ser buena gente. Sus palabras de aprecio son tesoros valiosos
que guardo muy bien en mi corazón. Se los agradezco.
El cuarto y
último grupo fue el de aquellos que se fueron por la ruta del buen humor. Hasta
me ofrecieron ayuda para ahorcarme. Tomaron el asunto a chiste, ¿y por qué no
hacerlo? La risa exorciza a cualquier demonio, le quema la cola y lo hace huir.
Termino así: me parece que fue positivo que la foto
provocara reacciones, cualesquiera que fueran; significa que no somos indiferentes
al tema. Una última pregunta, si el suicidio de un individuo nos conmueve, ¿por
qué parece que el suicidio de nuestra sociedad no nos perturba?
1 comentario:
Gracias por publicar tus pensamientos y textos!
Un gusto leerte
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