“Nuestra esencia, aquello que nos
definirá, es lo que construiremos nosotros mismos mediante nuestros actos.”
Jean Paul Sartre
Por alguna
extraña razón hay quienes insisten en pensar que el siglo 21 es la nueva
centuria de las luces. Pues serán los destellos luminosos de las ráfagas de
metralla y de las bombas, porque eso es lo que ha abundado en estos últimos 3
lustros. Años en los cuales el mundo occidental está cosechando lo que sembró,
en general, a lo largo de su historia, y en particular, en el pasado siglo 20.
Un par de
ejemplos. El nueve de septiembre de 2001 ocurrió el más grande acto terrorista
consumado en territorio estadounidense y tal acción fue la excusa para las
subsiguientes guerras en oriente medio. Alkaeda, grupo extremista responsable
del derrumbe de las Torres Gemelas, fue armado y entrenado por los Estados
Unidos para enfrentar a las tropas soviéticas invasoras en Afganistán. Cosa
parecida ocurrió con Sadam Hussein quien fue utilizado para hacerle la guerra a
los ayatolas iraníes. Los grupos terroristas y los dictadores sangrientos son
creados y depuestos de acuerdo a los intereses del capital. Las guerras no van
a acabar porque son un gran negocio.
La actual
bomba migratoria de africanos a tierra europea, es producto de la pobreza
generada por las constantes guerras intestinas, guerras que al final benefician
a los grandes consorcios que terminan por apropiarse de los múltiples y ricos
recursos de África. La migración no va a acabar porque la desesperación
africana crece y crece.
Hay otros ejemplos que en lo personal me dan malas
señales con respecto a lo que esta por venir en este siglo. ¿Estaré equivocado
al afirmar que esta es la centuria donde seguiremos cosechando las desgracias
sembradas por el capitalismo?
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