”El culto al individualismo
encuentra en el culto al vanguardismo su extremo más fanático.”
Sub Comandante Marcos
En química, masa crítica es la
cantidad de materia necesaria para que ocurra una reacción. Gracias a Isabel
Herrera comprendí que el mismo principio se aplica a los movimientos humanos.
Sin masa crítica no se pueden dar transformaciones sociales.
Eso es muy evidente en Panamá. Los
hechos parecen indicar que pocas personas están interesadas y dispuestas a
comprometerse con remediar la cosa pública. La apatía reina entre nosotros.
¿Por qué? Pienso que parte del asunto es el torpe papel de los autodenominados
líderes de la nación, ya que, en realidad, no son líderes. Serán personajes muy
conocidos por obra y gracia de la televisión, serán personas muy preparadas
profesionalmente y capaces de elaborar el más coherente de los discursos, pero
no tienen a quien liderar. No tienen poder de convocatoria. Y simplemente no lo
tienen porque no hacen el trabajo necesario para ello. No pagan el precio.
El caciquismo es
una de las tantas plagas que azotan nuestra nación. Es el responsable de la
poca fortaleza que tienen las instituciones y organizaciones en el país. Como siempre
se trata del cacique y nunca de los seguidores. Y los autodenominados líderes
de la nación no hacen más que repetir ese maldito esquema patriarcal. Hasta se
dan el lujo de no permitir ningún otro liderazgo dentro de sus asociaciones.
Así ningún equipo puede alcanzar sus objetivos.
Hace un par de años Virgilio Periñán me decía que un
joven le preguntó sobre cómo podría contribuir a la revolución panameña; don
Periñán le contestó: Vete a una comunidad a educar a sus habitantes. No sé la
reacción del joven, pero si sé que una vez me dijeron: ¿Hasta cuándo vamos a
educar? ¡Siempre! Ese es el precio que hay que pagar. ¡Y quien no esté
dispuesto a pagarlo es cómplice activo del reino triunfante de la apatía!