“Es un observar constante, sobre lo que pasa en el
mundo, y devolver en forma de arte aparejos de sobrevivencia para este valle de
lágrimas.”
He decidido celebrar el día del Escritor Panameño escribiendo sobre
un escritor panameño. Hoy opté por escribir un comentario sobre el poemario CÓMICAS
DE BERLÍN del poeta istmeño A. Morales Cruz. Comencemos.
El autor juega con los títulos de los poemas o textos poemáticos tal
como él los llama. Juega con mayúsculas y minúsculas (por ejemplo, no es Nadadores
es NADAdores), juega a que encontremos varios posibles significados, juega a
que asumamos nuestra responsabilidad, porque el hallar o no significados en un
poema tiene un único responsable. La significación de los versos está totalmente
en manos del leyente que acepte el reto de enfrentarlos, comprenderlos,
vencerlos. Y así es en todo el poemario de Morales Cruz.
“En el camino
La felicidad trazada como un disparo”
Así que como la responsabilidad del significado es mía, voy a
apostar y compartir un par de acepciones. A todo lo largo del poemario Cómicas
de Berlín, A. Morales Cruz confiesa su tristeza existencial. Tiene una visión
trágica de la vida, donde la felicidad es apenas un instante.
“El amor es más sencillo: no lúcido
Serio
compacto sino
Saturno
cíclico desdibujado
Es la lluvia corriendo en la ventana
Un deportista corriendo en la hierba gratis
Y esperanzado”
Sin embargo, frente al amor no son estos versos una confesión de la
derrota. Es una cosa muy interesante: para el autor la felicidad es efímera,
pero el amor es gratuito y confiado.
“Blanco el día. Escribo en él, ríos de palabras
Unas rosadas, otras de agua lluvia, otras escapan como
zorras.”
La poesía de Morales Cruz impele a olvidarse de la esclavizante
lógica cotidiana y nos sumerge en el blanco más blanco de las palabras. Rota la
caja, el sonido impone su sensatez, la musicalidad se convierte en el
significado. Y es que el diccionario es superado por la imagen creada con el
roce de las palabras entre sí, con esa chispa que es el color de los vocablos.
“No, este poema se habrá lanzado desde azoteas.
Lanzado del piso 30, con el pecho del cielo
Habrá hecho trizas este pavimento”
Dice el poeta Héctor Collado que la poesía es algo que ocurre,
Morales Cruz coincide y va más allá: el poema o vuela o muere en el intento. Cómicas
de Berlín puede ser un texto enigmático, pero un esfuerzo extra en la lectura,
sea la segunda o la tercera, una lectura con alas bien puede ser la oportunidad
para permitirse que algo ocurra en la imaginación. Ahora, la pregunta obligada:
¿el escritor debe o no pensar en el lector que se pierde en la niebla?
“Los años nos dejan un sabor a arrugas
En la boca
En el fondo del vaso de agua
No se ve más que un letrero
De desastres”
La vejez tiene mal sabor, el poeta no lo olvida, es más, con
estoicismo la ve venir con su carreta cargada de ruinas. Para Morales Cruz, la
poesía no es un enjuague bucal que disfraza los sinsabores, sino todo lo
contrario, es un adobo que estimula las papilas.
“Como en los viejos tiempos
Pasa la edad sus cien pies”
¿Alguna duda sobre que piensa el poeta sobre la edad y su carga de
años?
“Me pareció que
todo el mundo es un mundo”
Eso sí, Morales Cruz aprovecha cada verso posible para dejar clara
su cosmovisión: la individualidad prima sobre el colectivismo.
“Un hombre es una orilla de tinta en el horizonte”
Esa es la misión del poeta, escribir y provocar al lector con lo
escrito. Lanzar una provocación tras otra, hasta que el entendimiento común y
silvestre se rinda, hasta que gane la intuición. No hay sentencias, sólo
imágenes. En Morales Cruz el pintor y el poeta quedan conjugados en un artista
visual, que no escribe palabras, las dibuja.
“El argumento: un abanico chino que se deshace
La obra provoca disturbios
Los niños en el computador”
A. Morales Cruz en Cómicas de Berlín anuncia un cambio de épocas, ya
los medallistas no están en la pista y
el campo, ahora digitan un teclado. ¿Acaso el Homo sapiens evolucionará al Homo
digitus? El abanico ininteligible desaparece, lo que viene es un tumulto de
¿rendiciones?
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