domingo, 26 de febrero de 2012

TECNOLOGÍA Y ESTUPIDEZ


Idolatria (Detalles de mural pintado por Camilo Ravey-El Salvador)

“A todo esto, hablamos de la globalización como de un tropismo en cuyo crecimiento no hubieran intervenido decisiones políticas de ninguna clase. Aceptamos como inevitable la existencia de los mercados globales al tiempo de afirmar su ingobernabilidad. En otras palabras, ni somos responsables de su aparición ni tenemos margen de maniobra alguno para corregir sus atropellos.”
Juan José Millas                                        

Estamos en los tiempos de Homero, no del autor de la Iliada, sino de Homero Simpson, el estúpido dibujo animado. ¿Pero por qué me atrevo a ser tan duro y tajante en esta afirmación? Porque pretendemos vivir sentados en el sofá, viendo televisión, tomando cerveza y comiendo papas fritas, como si las inequidades del mundo no tuviesen nada que ver con nosotros.

Cierto es que las elites del mundo redactaron documentos estratégicos para manipular y dominar a las mayorías. Un ejemplo es Armas Silenciosas Para Guerras Tranquilas que, desde los años cincuenta del siglo pasado, comprendió que la tecnología podía cambiar las estructuras de poder y que era necesario idiotizar su utilización. ¿Se han fijado que “chatear” es el uso  más ordinario del Internet? Los hackers sí reconocen el poder que tiene la ciber red. ¿Será que por eso los persiguen tanto?  Otra serie de documentos fueron los llamados Santa Fe de la era Kissinger, donde entre otras cosas, establecieron como tratar al intelectual latino americano: becarlo, premiarlo, adularlo y desmovilizarlo, sacarlo del campo de la crítica, enredarlo en problemas tan bizantinos como si estamos en la  post modernidad o en la modernidad tardía y alejarlo de la crítica a la inequidad en Latino América. Cierto, vivimos manipulados, dominados e idiotizados.

Pero, ¿hasta cuándo nos van a servir las excusas? ¿Cuándo vamos a apagar el  televisor?

domingo, 19 de febrero de 2012

PARA SER POETA SE NECESITA...


El amarillo tiene alas blancas

“Tengo que establecer que, cuando el poeta se guía por el miedo y deja de luchar por sus sueños, reniega de la realidad y al hacerlo, la humanidad se queda sola.”
Elías Letelier
            Dicen que un poeta es un alquimista que transforma el plomo del habla diaria, en el oro del arte literario. Poeta es quien se deja arrastrar por un ánima llamada inspiración. Ese fantasma parece elegir a unos cuantos mortales que han de maravillar a la humanidad.
En realidad, un poeta es un asustado sobreviviente, alguien que pudo huir del campo de concentración o mejor dicho, uniformización que al final es esta sociedad llena de estereotipos. Es que el poeticidio comienza a muy temprana edad. De ello se encargan los letreros de prohibido: prohibido soñar despierto y pintar nubes verdes y cantar como los grillos y hacer preguntas ilógicas y ser diferente... prohibido...  prohibido... prohibido...
Familia, escuela y amigos se encargan de dejar bien claro el significado de los letreros, y hasta aducen buenas razones: desde económicas y sociales, a la más temida de todas, el pánico al ridículo. ¿Cuánto pierde la humanidad  con dicha práctica? Mucho, digo yo.
Ojala y entendiéramos que cada individuo tiene sus propios motivos para sobrellevar la vida diaria. ¡Y hay que respetar dichos motivos! Ojala y comprendiéramos que en la vida, los candidatos a poetas tienen derecho a desarrollar sus habilidades. ¡Tienen derecho a ser poetas aunque nunca ganen un concurso literario! Olvidemos a los alquimistas y protejamos a los sobrevivientes. Todos somos sobrevivientes en diferentes grados. Todos tenemos derecho a tener una pizca de poeta. 

sábado, 11 de febrero de 2012

LA RUTA DEL ARROZ, DEL MAÍZ Y DE LAS BALAS


La eterna amenza de Damocles


“No es una cuestión personal, sino un deber sagrado dedicado a los más elevados fines.”
Heinrich Himmler (Jefe de las SS nazis, justificando el exterminio de las razas inferiores)

Con la literatura como excusa, visité las ciudades de David (Panamá), San José (Costa Rica), Managua, Ciudad Darío, León y Matagalpa (estas nicaragüenses). Este periplo fue un encuentro con las viejas y nuevas  amistades (a las que estoy permanentemente agradecido) y una oportunidad para aprender. En el X Simposio Dariano de la Ciudad de León de los Caballeros, escuché a una señora dictar esta sentencia: Siempre que puedo, asumo el papel del discípulo.

No es fácil hallar a un intelectual capaz de admitir su disposición de aprender algo de cualquier ser humano; ese mundillo está tan lleno de arrogantes y acomplejados. Sin embargo, la actitud de discípulo permanente encierra en sí misma, además de una obvia sabiduría, un profundo manifiesto humanista. ¡El que trabaja cargando cajas en un depósito, puede enseñarle algo al catedrático universitario! Pero ya sabemos que el desprecio que los seres humanos tenemos por otros seres humanos es inconmensurable.

Por eso no me extraña para nada que los poetas sigan escribiendo para otros poetas y que, encerrados en su burbuja de jabón, crean hacerle un favor a la humanidad. No me extraña que los que se confiesan progresistas y que claman por la famosa revolución, practiquen con obsesiva insistencia una enfermiza desconfianza hacia aquellos que dicen querer liberar.

No me extraña para nada que el presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, no entienda que, si bien es cierto el grueso de la población panameña no tiene mayor proyecto social que endeudarse colectivamente para celebrar los carnavales, la nación Gnäbe Bugle si tiene un proyecto social. Y ese proyecto no incluye ni minería ni hidroeléctricas. ¿Habrán comprendido Martinelli y sus secuaces que no tienen suficientes balas para borrar el proyecto Gnäbe Bugle?