"El socialismo mata el individualismo, pero despierta las individualidades".
Anibal Ponce
En este año que empieza, no espero ninguna bendición para mí de los que se han adueñado del mundo, de los que están destruyendo el mundo, de los saduceos del mundo; para ellos soy poco menos que un simio recién bajado de los árboles. Sin embargo, ¿qué puedo esperar de los revolucionarios, de los progresistas, de los defensores del discurso de lo políticamente correcto? ¿De los que están subsidiados por los gobiernos del tercer mundo, gobiernos que defienden a capa y espada los intereses de los saduceos del mundo? ¿Por los países del primer mundo, países que saquean los recursos de los países del tercer mundo? ¿Por el petróleo, que es el puntal de la economía de los saduceos? ¿Pueden los progresistas del mundo tener autonomía política sin autonomía económica?
En este año que empieza, no espero ninguna bendición para mí del gobierno panameño, para él sólo soy un voto ejercido cada cinco años. Sin embargo, ¿qué puedo esperar de los ciudadanos? ¿De los ciudadanos que miran para otro lado cuando están cerca de una fechoría? ¿De los ciudadanos que se hacen cómplices de las fechorías? ¿De los ciudadanos que hacen fechorías? ¿Pueden los ciudadanos de Panamá acabar con las fechorías siendo delincuentes por omisión o por acción?
En este año que empieza, no espero ninguna bendición para mí de las autoridades educativas de mi país, para ellas sólo soy un egreso quincenal al cual hay que mantener aterrado. Sin embargo, ¿qué puedo esperar de colegas que insisten en tropezar con la misma piedra cada año escolar? ¿De administrativos ladrones y encubridores de pedófilos y de otros ladrones? ¿De padres de familia que creen que la escuela es una guardería? ¿Pueden personas así sacarnos del aprieto en que estamos?
En este año que empieza, no espero ninguna bendición, más bien espero maldiciones. Porque me imagino que la crisis se va a agudizar. En este año, sólo espero seguir sabiendo que es lo importante. ¿Qué que es lo importante? Lo importante es la gente, ¿qué más puede importar?
4 comentarios:
EL que espera, se desespera y el que se ilusiona, se desilusiona.
Hay poco más que decir.
Por costumbre hay una masturbación colectiva de mentes a finales de año. En este frenesí se inyectan miedos disfrazados de esperanza.
Como siempre David, tus escritos llaman a tomarse un tiempo para reflexionar sobre uno mismo y el plano que nos rodea.
Salud
Jairo, has dado en el clavo, con eso de "miedos disfrazados de esperanzas"
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