miércoles, 9 de enero de 2008


Las palabras tienen el poder de revelarnos lo oculto, lo que de tanto mirarlo terminamos por no verlo. La vida, como dijo Víctor Paz, es un intento, y ese intento debe ser el mejor de los intentos posibles. ¿Qué hace la diferencia entre un intento mediocre y el mejor de los intentos? ¡El entusiasmo y la intensidad! ¿Y qué intentar? ¡La lúcida y alegre indiferencia! Lúcida por estar despiertos, atentos y concentrados. Alegre por lo verdadero de nuestra existencia, por lo bueno de que en nuestra existencia podemos decidir y por lo bello de poder decidir ser amigos. Indiferencia por practicar el generoso desapego. Todo esto es el sentido de la vida: existir en un día, una hora o segundo, pero existir.

1 comentario:

Eyra Harbar dijo...

Juandilandio,
Gracias por tus palabras hoy, uno de esos días en que el vacío alrededor se hace obsceno...es decir, mucho más evidente que de costumbre.
Ante tal exposición, al leerte, la palabra vida, alegría o intensidad, cobran otro sentido, más profundo que de costumbre...