martes, 23 de octubre de 2007

ISABEL, JAVIER Y LOS ELECTRONES


Somos un vaivén entre Dios y el átomo
Isabel Herrera de Taylor

Arte y ciencia están relacionadas. Es así, porque la creatividad artística y la científica residen en un mismo órgano del cuerpo humano, el cerebro. Luego, la imaginación permitirá el uso de esa creatividad para representar la vida por medio de las distintas expresiones del arte o buscar explicaciones por medio de la ciencia.
Me resulta interesante el uso de palabras científicas para darle connotación a lo que se dice en un poema. En la literatura hispanoamericana el vocabulario científico ha sido utilizado por Antonio Machado en su poema El gran cero; Jorge Luís Borges en El Alquimista y por Carlos F. Chang Marín con su poesía Elegía en la muerte de Laika (perrita que viajó a la Luna), entre otros. Hace poco, leyendo el libro Meditación en un laberinto y otros extravíos de Javier Romero Hernández, encontré Palabras de un clon, composición poética en cuyos versos el poeta utiliza las palabras “bioquímica, electrones, átomo y genoma,” entre otras, de manera acertada, lo que confirma que ciencia y poesía no se anteponen. El escritor incorpora al concepto científico el matiz lírico. Los versos poseen ritmo, característica importante en un poema.
Con los riesgos propios del tratar de escribir bien, deseo expresar algunas ideas sobre este poema, a pesar de que mis palabras salgan con la ingenuidad propia del lego, pero nunca serán palabras necias. Siento un aguijón que me obliga “aunque no tengamos de poeta la gracia que no quiso darnos el cielo” según ha dicho el muy admirado profesor Rodolfo de Gracia, en su ensayo Sumergiéndonos de Mar a Mar, de su libro Poesía, narrativa y reflexión.
Javier Romero Hernández entra al oficio de escritor con buen pie, pues ya obtuvo el premio único Demetrio Herrera Sevillano de Poesía 2002 y primera mención de honor en el concurso de poesía Gustavo Batista Cedeño 2004, con la obra Poemas para encontrar a un ser humano, que posee varios poemas entre los cuales podemos mencionar: Hombre, Palabras de un clon, Prehistórico, Neosapiens y Átomo y todos ellos conceptualizan términos científicos.
Palabras de un clon, es un poema en cuatro partes y de verso libre. Además del uso del argot bioquímico, me atrajo su música interna. Quizás sea ese ritmo que tienen las frases lo que hace que ciertos escritos nos gusten más que otros.
El poema inicia con el hablante lírico contando el origen de la creación del hombre y mezcla la participación divina con las teorías científicas:

“Como toda buena Teogonía / primero fue la oscuridad, / la Bioquímica danzaba / en los caminos del origen; / (…) / Las claves de la lengua / —veloces electrones— / surcaban el primer silencio / que ningún oído humano escuchará.”

Un clon es un individuo genéticamente idéntico a otro, según la biología. Poéticamente este clon representa a toda la especie humana y narra su historia. Inicia diciendo “Como toda buena Teogonía”, ¿será que el poeta toma partido por lo divino? Luego agrega “la Bioquímica danzaba en los caminos del origen”, ¿podríamos considerar que se desplaza a una posición científica? Según los científicos hubo un momento en el devenir del tiempo en que las condiciones fueron propicias (la presencia del agua y cierta energía) para que los átomos formaran moléculas y a partir de éstas se originara la vida. En oposición, la Teología asegura que Dios creó a Adán y a Eva. Sin embargo el ser humano común y corriente que está preocupado por la diaria existencia hace un sincretismo de ambas propuestas y sigue su rutina en un vaivén entre Dios y el átomo. El versista expone esta fluctuación porque la poesía, además de palabras hermosas, es reflexión.
A los científicos y a los poetas les preocupa el origen de la vida y cada uno escribe obras ya científicas, ya literarias para explicarlo. La mayoría de los seres humanos viven indiferentes a esos escritos o no los comprenden. Esa oscuridad que ningún oído escuchará de la que nos habla el poeta es la ausencia del conocimiento. Se desea llevar luz sobre ese tiempo primigenio y por qué no: al actual. Arte y Ciencia, que surgen casi al azar en el inicio, se convierten con el pasar del tiempo en instrumentos de búsqueda de la verdad.
El hablante lírico usa las palabras científicas para explicar lo que el autor aprendió de la Biología. Ante el ¿quienes somos? y ¿cuál es nuestro origen?, responde con ¡magnífica armonía entre conceptos científicos y poesía!:

“Los ácidos nucleares (nucleícos dice la bioquímica)/ eran dioses diminutos /que esparcían pensamientos, gestos /rescataban antiguos planos de ensamblajes; entonces fue el crepúsculo/ el soplo de la espuma / la creación de lo divino/ en los laberintos del genoma.”

“Los ácidos nucleicos eran dioses diminutos” dice el poema refiriéndose a la función de éstos como parte de la doble hélice del ADN, que constituye el gen, la unidad de información hereditaria. El genoma no sólo es laberíntico, también guarda el secreto de las características de los seres vivos, ya sean los cabellos del color de la noche, los labios sensuales, las alas de la mariposa o que una rosa sea una rosa.
Los científicos afirman que todo hombre y mujer de esta hermosa Tierra nuestra tuvo su origen geográfico en África y que no existen mayores diferencias genéticas entre las llamadas razas humanas. Entonces ¿a qué responden los racismos y guerras entre las naciones? Responden a las diferencias culturales. Respuesta que no es simplista, porque compleja es la palabra cultura. Quiero deducir que en el siguiente discurso, el poeta hace un llamado al acercamiento entre los habitantes de este planeta solitario, ubicado entre el sol y lo incógnito.

¿Aún no lo comprendes?/ Yo / vivía en ti como tú en mí / desde antes de las invasiones del esperma, / la historia y el fusil entre las manos, / la pupila y la imagen de la sombra / antes que el sexo tomara su ración de sentimiento.

El poema también nos habla del tiempo. El tiempo es movimiento.

“El tiempo no es materia/ pero emerge en cada movimiento de tu cuerpo / en cada insinuación de nacimiento / como un beso / que parece ser también una palabra.”

El tiempo se data al producirse una nueva vida; y cada vida nueva significa cambio. Tiempo, cambio y vida se unen para formar eso que llamamos Historia. Cada vida lleva su propia cuenta aunque estemos inmersos en el mismo espacio, el tiempo nunca es el mismo para cada individuo. El tiempo es un infinito donde las acciones se dan una y otra vez hasta que cada quien duerme para siempre y se convierte en polvo.
En la parte tres de Palabras de un Clon, el poeta le hace al lector una serie de preguntas, que quizás (sugiero yo) se hizo a sí mismo cuando decidió retirarse de la carrera de Medicina para estudiar Humanidades y entregarse por entero a escribir. Javier Romero decidió ser escritor y en el más íntimo y el más antiguo de los géneros literarios: la poesía, para la cual pareciera que sus genes ya estaban codificados. Género literario que es un Dorian Gray, que lucha por mantenerse joven en este mundo del consumo y la televisión, gracias al alma de los versificadores.
¿Por qué de pronto el hombre se sitúa en una esquina de la vida? pregunta el poeta y yo respondo: Tú estabas en un puerto llamado Ciencia y tal vez te consumía el deseo de navegar por todos los meandros de ese largo río que es la vida y por conocer tantas bahías, golfos, islas… el mundo. En una esquina de la vida viven muchas personas. Temen conocer a otros seres humanos, otras formas de pensar o de ser culturalmente. Temen al cambio.
Palabras de un clon nos dice en su última parte que el hombre desea ser eterno y el hablante dice con estética lo que ya ha confirmado el quehacer científico: “…porque vida y muerte / son el equilibrio / entre dos arreglos de energía / que sostienen la unidad de la materia/ en el seno de lo inmenso.”
La vida es desequilibrio, la búsqueda de algo, el cambio, el hacer. Cuando la vida cesa, se llega a la quietud, al equilibrio, y la energía se convierte en otra para ser utilizada o revertir al universo.
Y por eso ante el deseo del hombre de ser eterno podríamos decirle: Sí, eres eterno cuando te conviertes en polvo y vuelves a tus orígenes, al átomo. El poema se despide con palabras muy sencillas:

¿Quieres ser eterno?: / La eternidad / ha sido siempre/ el hálito del polvo.


Larga vida a la actividad creadora de este joven, quien ha buscado su camino y lo ha encontrado.

Isabel Herrera de Taylor 4 de octubre, 2007

sábado, 20 de octubre de 2007

MIGUEL, FRITONGO Y HEURÍSTICAS


EL FRITONGO Y LAS HEURÍSTICAS
Por miguel ángel chinchilla
(escritor salvadoreño)

Recientemente Ediciones 400 Elefantes de Nicaragua, acaba de publicar dos libros de dos escritores centroamericanos amigos míos y miembros de ADECA (Asociación de Escritoras y Escritores de Centro América).
Se trata de la novela “Fritongo Morongo” del nicaragüense Henry Petrie; y de la compilación de cien artículos periodísticos titulada “Heurísticas” del panameño David Robinson.
Fritongo Morongo es un breve relato novelístico de 136 páginas, cuya locación la encontramos en el famoso Mercado Oriental de Managua, con fama de ser el más grande de Centro América,
Fritongo Morongo es un negro panzón y nalgón que un día aparece muerto y luego su cadáver desaparece misteriosamente, crimen supuesto por el cual es condenado injustamente el yerbero Nayo Cleonte, locatario del susodicho mercado.
De acuerdo con lo popular del título y el ambiente de la historia, los nombres de los personajes se convierten más bien en apodos: Camiona, Parranda, Palíndroma, Candela, Raíces, etc.
Al final, el mentado Fritongo resulta que no estaba muerto sino que andaba de parranda, luego de que el autor nos presenta una serie de intríngulis y nudos que va atando y desatando con bastante solvencia.
Debo confesar que antes de leer este libro de Petrie, sólo por el título me había forjado algunas expectativas que no se cumplieron a cabalidad. Primeramente el nivel de la paralectura se me cayó con la portada del libro, que no refleja estéticamente toda la carga popular contenida en la historia; y luego algo más serio en el nivel gramatical como es la sintaxis, que satura de baches la narración con formas inadecuadas que le restan fluidez al discurso, verbigracia: “por eso los repartió con pan Jesús a la multitud” en lugar de escribir “Por eso Jesús, los repartió con pan a la multitud” (pag.28); “que hizo apareciera” en lugar de decir “que hizo aparecer” (pag.54); “como si a su puerta llegaba” en lugar de “ como si a su puerta llegara” (pag.56); “y tantas cosas pudo dejando muertas” (pag.63); “Palíndroma pidiéndole auxilio pero no estaba para eso” en lugar de decir “Palíndroma pidiéndole auxilio aunque no estaba para eso” (pag.64).
Heurísticas por su lado es una compilación de cien artículos o notas periodísticas escritas con la brevedad de una columna, en las cuales David Robinson va señalando con buena ironía los vicios y aberraciones de la sociedad panameña, con comentarios críticos sobre asuntos filosóficos de interés (digamos) universal. Temas como el machismo, la ecología, la discriminación, las religiones, la felicidad, la identidad, los imperios, la poesía, el autoritarismo, el fútbol, el beisbol, la educación, la lectura, la familia, la política y la utopía; desfilan frente al lector con un tratamiento ligero que hoy se conoce como Light. Aunque de repente, David Robinson, este panameño con alma de niño y casi dos metros de estatura, nos sorprende escribiendo sobre la muerte de su madre a quien llama con amor de hijo la Leona de las Orquídeas.
Son cien cibertículos, así como el mismo los llama, cada uno precedido por un epígrafe. En el centésimo texto, el autor nos habla de cómo nacieron estas notas, con un comentario sobre la película “el sastre de Panamá” que “para mí –dice David- fue un verdadero desastre”. Curiosamente dicha nota no viene incluida en este libro de 202 páginas.
Sobre el título “Heurísticas”, demasiado poético o demasiado epistemológico (según se vea) para la ligereza de los textos, el autor responsabiliza a Eduardo Soto “a quien se le ocurrió crear la columna en este diario” (¿cuál diario?) “El nombre se le debe a Ricardo Quiel”, acota David.
Qué bueno entonces que Ediciones 400 Elefantes, aparte de su tradicional revista, esté publicando hoy día a diversos autores del istmo en diferentes géneros; personalmente pienso que el género periodístico elevado a la categoría de literatura se hace pertinente promoverlo, sobre todo el periodismo cultural que tanta falta nos hace en la consolidación de criterios, gustos y regustos.
Otros títulos publicados por 400 Elefantes, son: ¿para qué tanto cuento? de Juan sobalvarro; los días heridos de Leticia Luna; Cruce de poesía Nicaragua-El Salvador; Poesía de fin de siglo Nicaragua-Costa Rica; Novísima poesía nicaragüense del tercer milenio, y; la escritura vigilante de Ezequiel D’León Masis. ¡Abur!

domingo, 14 de octubre de 2007

DE LA LECTURA Y LA COMUNICACIÓN


"Si me preguntaran qué hay que hacer en la educación..., diría: desde primer año de básica hasta la universidad, una clase de lectura.”
Jorge Eduardo Rivera
Me he percatado que los adolescentes tienen un interés muy grande en escribir. Sólo así me puedo explicar el constante afán de rayar las paredes. Sin embargo, ¿por qué sólo unos cuantos crecen hasta convertirse en poetas y muchos no pasan de ser vándalos del graffiti? Me imagino que todos quieren decir algo, pero que no todos pagan el precio exigido por perfeccionar su arte literaria.
Creo que el primer pago consiste en cubrir la cuota de la imaginación. Dejar brotar de la mente, sin temor a las burlas, los mundos maravillosos de la fantasía. Pero a la presión de grupo muy pocos mundos imaginarios sobreviven. A saber cuantos posibles grandes escritores no sobrevivieron al mote de “el loco de la clase”. Y en nuestro Panamá, el que dirán rige dictatorialmente la vida de muchos ciudadanos.
El segundo pago es el de la observación. Sí, poseer la capacidad de observar es necesaria para el literato. Sería fácil concluir que si sólo fuese necesaria esta condición, Panamá sería cuna privilegiada de muchos escritores. ¡Con la afición que tenemos por la vida ajena! Pero no es así. Es increíble, como a pesar de nuestra curiosidad, llegamos a suposiciones que poco tienen que ver con la realidad y mucho con nuestros prejuicios. Tenemos un terrible problema de tergiversación de los hechos y, por lo tanto, también de construcción coherente de las ideas.
Quizá el último pago tenga que ver con la cultura, específicamente, con el número horas de lecturas que se practican a la semana. Sin leer, no es posible ser escritor. Aunque, pensándolo bien, sin el hábito de lectura no es posible crecer integralmente como persona. La lectura es para la mente como las pesas para el cuerpo. Es más, creo que el hábito de la lectura inteligente bien pudiera ayudarnos a romper las cadenas del que dirán y de los prejuicios.