domingo, 25 de abril de 2021

TERRAPLANISTAS DEL SIGLO 21

 


“Debemos mantener la mente abierta, pero no tan abierta que se nos caiga el cerebro.”

Carl Sagan

El terraplanismo existe. Sigue siendo un reduccionismo del conocimiento sufrido por gente, con o sin título universitario, que asume ser muy lista ya que puede explicar fenómenos que los expertos no llegan a comprender. Las redes sociales les han dado poder y lo usan.

Los nuevos terraplanistas, a la hora de interpretar lo observado, dudan de lo lógico y evidente. ¿Por qué? Porque fracasan a la hora de ordenar sus pensamientos. ¿Por qué? Porque parten de un punto falible: que son más listos que los demás.

No es gratuito que todo libro de texto incluya la humildad como una de las cualidades del científico, en este caso, ¿qué es ser humilde? Pues tener buenas relaciones con la realidad y eso implica lidiar con el hecho de que somos más ignorantes de lo que queremos admitir.

Otra característica que no puede tener el científico es la ingenuidad. La gran ingenuidad del siglo 21 es pensar que los me gusta de las redes sociales convierten en verdadero cualquier argumento. Es la malicia quien mueve al investigador a dudar y preguntar. Ahora bien, me dirán que aquellos a los que denomino terraplanistas cuestionan el establecido científico. La ciencia es un método, el orden establecido es el capitalismo. Los nuevos terraplanistas se riñen con el método científico, sin cuestionar las estructuras económicas que permiten que las riquezas del comercio tecnológico queden en pocos bolsillos. Son antivacunas, pero votan por los políticos cuya agenda oculta contiene reducir las pensiones de retiro.

Los antiguos terraplanistas vivían con miedos resueltos con otros miedos que reducían sus facultades cognitivas y emotivas. La vida del nuevo terraplanista es un rosario de mitos explicados con otros mitos. Ayer y hoy, horizonte limitado, ¿eterna dominación?  

domingo, 18 de abril de 2021

LOS VIEJOS TERRAPLANISTAS


"El problema de la historia es la historia del problema."

Karl Marx

El terraplanismo, aunque es una visión equivocada del planeta, es una prueba del afán humano por explicarse el cosmos. Sin embargo, además de ser insuficiente, me parece fue un elemento esencial para dominar y explotar a los marginados de siempre.

Para los viejos terraplanistas sus sentidos no podían engañarlos, imposible dudar de ellos. Además, el analfabetismo impedía llenar los hoyos en el conocimiento con las adecuadas lecturas, así que los viejos terraplanistas vivían saturados de mitos. Abismos y monstruos.

La idea del Sol girando alrededor de una Tierra plana los ató, digo yo, a los terrenos de cultivos de sus amos y señores. Vivieron en una sociedad llena de miedos y, digo yo, de nuevo, tales temores eran sosegados con absurdos como el terraplanismo y sus mitos conexos.

Los viejos terraplanistas no cuestionaban, tenían prohibido hacerse preguntas y contestarlas. Sólo debía escuchar y obedecer. Ya en el Cielo tendrían su recompensa que sería eterna. Sus explotadores serían castigados, por siempre, en el infierno.

En resumen, los viejos terraplanistas llevaban vidas llenas de miedos resueltos con otros miedos, todo su derredor estaba orquestado para reducir sus facultades cognitivas y emotivas, y eran tratados como el ganado de carga.

Sin embargo, digo yo, de nuevo, y ya, por último, llegó la ciencia y desaparecieron los pánicos despertados por el abismo del final del horizonte. El terraplanismo desapareció de la esférica superficie de nuestro planeta. Y desapareció para siempre. ¿Verdad?