“Mientras el corazón late, mientras el cuerpo
y alma siguen juntos, no puedo admitir que cualquier criatura dotada de
voluntad tiene necesidad de perder la esperanza en la vida”.
Julio Verne
En
1992 me convertí en cómplice del taller literario José Martí. Allí conocí a un
papayero, un bachiller agropecuario que llegaba corriendo desde Pacora, luego
de pasarse la mañana velando por el bienestar de un sembradío de…papayas.
Tiempo
después supe que combatió contra el invasor en aquel aciago diciembre. También que,
al igual que mi persona, es sobrino de un Mártir de la Gesta de Enero. Y si no
queda claro que el mundo es un pañuelo, también me entero que un tío suyo, fue
jefe de un tío mío. Conocí a su madre, y entendí, mejor dicho, comprendí, de quien
aquel trabajador aprendió el significado de la palabra amistad.
Y el
bachiller agropecuario hoy es doctor en pedagogía, y profundizo su compromiso
con la patria, ya no con las armas, si no con la educación, específicamente,
con la educación ambiental. Fundó su familia y siguió escribiendo poesía.
El pasado 4 de diciembre, la Universidad de Panamá le otorgó el galardón
poético Tobías Diaz Blaitry por su poemario Noticias de Comarca. Hay mil
decenas de razones y una más (el premio fue de B/ 10 000.00 más la publicación
del libro) para asegurar que en dicho concurso participó lo más ilustre de la poesía
panameña. Además, y es muy importante mencionarlo, es un concurso que hace homenaje
a un poeta de obra significativa.
Ese bachiller agropecuario convertido en poeta es el doctor Martín
Ricardo Testa Garibaldo. Martín, un ejemplo digno a seguir, su historia nuestra
juventud debe conocerla. Martín es el resumen de ese adagio que dice: un buen
escritor, es un buen hombre.