“Buscar lo que es verdad no es buscar lo que se desea.”
Albert Camus
La realidad
existe independiente de mi persona, pero lo que puedo entender de ella es una
interpretación realizada por mi subjetividad. En otras palabras, la realidad
que puedo comprender es la relación simbiótica entre el mundo exterior y mi
mundo interior.
Tal
relación se me parece a la relación que hay entre la cuerda de la guitarra y su
caja de resonancia, donde el sonido de la cuerda, el mundo externo, es
potenciado por la caja de resonancia, mi mundo interior. Juntas, cuerda y caja,
son la guitarra. Juntos, mundo exterior y mi mundo interior, son lo que puedo percibir
de la realidad.
Sin
embargo, esa relación que he mencionado no siempre es totalmente fluida, por lo
menos así es en mi caso personal. No siempre tengo las herramientas ni para
observar la realidad tal como es, ni para interpretarla de manera inteligente.
Muchas veces mi inconsciencia y arrogancia me impiden poder hacerlo de la mejor
manera. La falta de herramientas la resuelvo leyendo e investigando. La inconsciencia
y la arrogancia ya necesitan un trabajo más intenso.
Ser
inconciente es ser ignorante de lo que ocurre, tanto en el mundo exterior como en
el interior. Ser arrogante es renegar de la propia condición de ignorante. Pienso
que con la actitud conveniente ambas condiciones tienen solución. Por lo menos,
eso estoy intentando.
Estoy haciendo
los siguientes ejercicios: busco en mis prójimos mi propia humanidad y en mí la
humanidad de los otros. Pero el asunto no me ha sido fácil, he descubierto que he
sido educado para no tener buenas relaciones diplomáticas con la realidad, que he
sido instruido para dejarme arrastrar por los espejismos. Esto me ha obligado ha
deseducarme. Me tuve que matricular en una anti escuela. Gracias a mi
desinstrucción, soy mejor amigo de la realidad.