domingo, 14 de abril de 2013

PARA QUE LAS UTOPÍAS DEJEN DE SER UTÓPICAS



“¡El motivo básico de la Resistencia fue la indignación! Nosotros, los veteranos de los movimientos de resistencia y de las fuerzas de combate de la Francia Libre, llamamos a la generación joven a vivir, transmitir, el legado de la Resistencia y sus ideales. Les decimos: Tomen nuestro lugar, ¡Indígnense!”
Stephanne Hessel
Lo que comenzó con la Toma de La Bastilla, terminó convirtiéndose en el imperio de Napoleón Bonaparte. Los países socialistas que sobrevivieron a la caída del Bloque Socialista, si ya no son capitalistas, van rumbo ha serlo. Hay nuevas propuestas de socialismo fundamentadas en el petróleo y el mercado del petróleo es la piedra angular del capitalismo.
Entonces, ¿es o no es posible evolucionar a mejores condiciones sociales? Por lo menos, muchos no están contentos con la actual situación. En este mismo instante, miles de mujeres y hombres indignados resisten y protestan firmemente. Pero ¿en qué dirección lo hacen? ¿Todas y todos los indignados se indignan por las mismas razones?
Pienso que históricamente las sociedades no realizan saltos gigantescos, más bien, me parece, dan pequeños pasos en la construcción de nuevos paradigmas. No hay que confundir el desarrollo tecnológico con el progreso social. Un teléfono inteligente agiliza la comunicación, pero no elimina los tabúes que tradicionalmente impiden el franco diálogo.
Indignarse por la injusticia y repetir la consigna: un nuevo mundo es posible, sólo es el arranque. Hay que señalar a los culpables y dejar de ser sus cómplices. Llegó la hora de crear nuevas formas de relacionarnos y sobre todo, llegó la hora de entender que la verdadera riqueza es el trabajo de la mujer y del hombre y que ese trabajo no es para destruir al planeta. Hoy es el día que debemos abandonar para siempre la razón histórica de la injusticia: la cultura patriarcal.