“No estamos viviendo una época de cambios sino un cambio de épocas.”
Rafael Correa
Con el relajito y medio, con este artículo breve, ya van doscientas heurísticas escritas y publicadas. Y lo mejor de todo es que siento que, a pesar de que soy yo quien las escribe a ellas, son ellas las que me han convertido en su discípulo. Me explico.
Como la característica de estos escritos es la meditación, a lo largo de estos pocos años al reflexionar sobre temas de mi interés o aquellos que me tienen obsesionado, me he visto muchas veces orillado a replantearme lo que daba por verdad verdadera e indiscutible. Después de escribir muchos artículos, leer lo escrito, tachar lo escrito y reescribirlo todo, siento que me he convertido en un ser más pensante y mucho más tolerante. Me vi obligado a convivir conmigo de una manera especial y eso me abrió los ojos y ahora veo al prójimo de una forma especial. Ya no con ojos escrutadores, sino con ojos dispuestos a ver.
Es hablar de ojos para ver, pero mi experiencia, esta que les estoy contando, me dice que no siempre vemos la realidad; en más de una ocasión vemos lo que queremos ver y no vemos lo que no queremos ver. Y comprobar que los ojos pueden tener miradas selectivas me asusta, pero constatar que esos mismos ojos pueden aprender a ver las cosas tal cual son, simplemente me maravilla.
Otra ganancia que tuve es que aprendí a leer en intensión y no en extensión. Leer para resolver y no para acumular. No leo muy rápido, o mejor dicho, leo muy lentamente, pero aprovecho mejor la lectura. Ahora me parece convierto lo leído en parte integral de mi ser. También sé que hay cosas que mejorar. Muchas. Tengo que aprender a comunicar lo que con tanto gusto he aprendido. Quiero que otros disfruten de mis descubrimientos, pero para ello he de aprender a escribir de forma sencilla. Llegó el día que tengo que cambiar de lo ampuloso a lo sencillo. ¿Podré?
Rafael Correa
Con el relajito y medio, con este artículo breve, ya van doscientas heurísticas escritas y publicadas. Y lo mejor de todo es que siento que, a pesar de que soy yo quien las escribe a ellas, son ellas las que me han convertido en su discípulo. Me explico.
Como la característica de estos escritos es la meditación, a lo largo de estos pocos años al reflexionar sobre temas de mi interés o aquellos que me tienen obsesionado, me he visto muchas veces orillado a replantearme lo que daba por verdad verdadera e indiscutible. Después de escribir muchos artículos, leer lo escrito, tachar lo escrito y reescribirlo todo, siento que me he convertido en un ser más pensante y mucho más tolerante. Me vi obligado a convivir conmigo de una manera especial y eso me abrió los ojos y ahora veo al prójimo de una forma especial. Ya no con ojos escrutadores, sino con ojos dispuestos a ver.
Es hablar de ojos para ver, pero mi experiencia, esta que les estoy contando, me dice que no siempre vemos la realidad; en más de una ocasión vemos lo que queremos ver y no vemos lo que no queremos ver. Y comprobar que los ojos pueden tener miradas selectivas me asusta, pero constatar que esos mismos ojos pueden aprender a ver las cosas tal cual son, simplemente me maravilla.
Otra ganancia que tuve es que aprendí a leer en intensión y no en extensión. Leer para resolver y no para acumular. No leo muy rápido, o mejor dicho, leo muy lentamente, pero aprovecho mejor la lectura. Ahora me parece convierto lo leído en parte integral de mi ser. También sé que hay cosas que mejorar. Muchas. Tengo que aprender a comunicar lo que con tanto gusto he aprendido. Quiero que otros disfruten de mis descubrimientos, pero para ello he de aprender a escribir de forma sencilla. Llegó el día que tengo que cambiar de lo ampuloso a lo sencillo. ¿Podré?